Los centros educativos deben implementar acciones para hacer frente a los discursos de odio con el fin de prevenir la violencia. Se trata de un problema que requiere una responsabilidad compartida y en el que la educación juega un papel esencial para su erradicación. Así lo señala la UNESCO en su informe titulado Combatir los discursos de odio a través de la educación.
El documento ha sido elaborado tras las aportaciones realizadas durante un Foro Mundial Multilateral en el que han participado educadores, jóvenes, organizaciones, expertos en derechos humanos, responsables de empresas de comunicación y representantes de diferentes gobiernos, para debatir cómo la educación puede intervenir para frenar la violencia presente en los discursos de odio y para ofrecer recomendaciones en esta dirección.
El problema del odio manifestado en los discursos sociales, que se observan a través de las redes y de los medios de comunicación, es un fenómeno que se ha agravado en los últimos años a nivel mundial y que conlleva el riesgo de aumentar la violencia social, minar el sentido de comunidad y de cohesión social y tener un serio impacto en la salud física, psicológica y emocional de las comunidades. “La historia nos ha demostrado que el genocidio y otros crímenes atroces comienzan con las palabras: existe la responsabilidad colectiva de hacer frente a la incitación al odio en el presente para evitar más violencia en el futuro”, alerta el informe.
Los discursos de odio están incrementando los problemas de la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, el odio antimusulmán y otras formas de intolerancia y discriminación, por lo que, de acuerdo con los participantes en el Foro Mundial, es necesario adoptar medidas preventivas de manera urgente.
A este respecto, los participantes y expertos en el Foro Mundial señalaron una serie de recomendaciones prácticas dirigidas a combatir específicamente los discursos de odio en los centros educativos, subrayando la importancia de establecer programas eficaces basados en los derechos humanos.
Junto a estos mensajes clave, los participantes indicaron algunas de las soluciones que se necesitan poner en marcha, tales como:
- La educación para la ciudadanía juega un papel esencial en la prevención del odio, a través del desarrollo de valores sociales como la tolerancia o el respeto a la diversidad. Asimismo, “los sistemas educativos deberían supervisar, proporcionar y evaluar el desarrollo de habilidades, competencias y comportamientos sociales y emocionales, en lugar de centrarse exclusivamente en los resultados del aprendizaje cognitivo”.
La prevención y actuación contra los discursos de odio debe abordarse en todos los niveles educativos y en todas las disciplinas de manera transversal. En definitiva, el informe de la UNESCO advierte sobre la importancia de que los centros educativos puedan hacer frente a este nuevo desafío que suponen los discursos de odio, que se han visto notablemente exacerbados por la pandemia sanitaria.
La pandemia del COVID-19 se ha visto acompañada, por primera vez, de una “infodemia” de grandes dimensiones, en la que la información falsa, los mitos erróneos y las teorías de la conspiración están suponiendo una seria amenaza para la paz y la convivencia social, indica el documento, que insiste en el papel fundamental de la educación para contrarrestar este fenómeno.
Tal y como indica Nada Al-Nashif, Alto Comisionado Adjunto de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “la educación en derechos humanos es la forma más eficaz de prevenir el odio, la discriminación y la violencia en todas sus formas, incluida la incitación al odio, ya que fomenta una cultura universal de los derechos humanos, en la que todas las personas son igualmente merecedoras de dignidad, respeto y justicia, y en la que se aceptan y valoran las diversidades”.
Se puede acceder al documento en el siguiente enlace: Combatir los discursos de odio a través de la educación
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