La fiesta de Carnaval puede ser tan esperada como odiada por muchas niñas y niños a quienes nos les resulta agradable vestir un disfraz y salir a la calle a la vista de otras personas. Como madres, padres o educadores, está el ayudarles, para que estas fiestas se conviertan en una experiencia positiva y que deje un recuerdo agradable y respetuoso en estas edades, como así recomienda en su blog Ramón Soler, Psicólogo, Psicoterapeuta y Escritor.
Que la preparación del disfraz sea un momento divertido. Fabricar los disfraces en familia, en lugar de comprarlos, puede ser una divertida actividad, que seguro que recordará con el paso del tiempo y que pasa por diseñar su propio disfraz, pensar qué materiales necesita o que puede reciclar , es abrir su mente a la creatividad.
No le obligues a disfrazarse si no quiere . En estos casos, no es sano ni respetuoso obligarles a disfrazarse. Como personas adultas debemos escucharles, comprender sus motivos y respetar sus decisiones. Pueden disfrutar la fiesta del Carnaval aunque no quieran disfrazarse, simplemente porque es su elección.
Si el disfraz le produce miedo, evítalo. Hay menores que pueden sentir miedo ante las máscaras, los maquillajes o las actitudes estrambóticas e imprevisibles de la gente disfrazada. Si deseamos que disfruten estas fiestas y no sean origen de miedos futuros, debemos escucharles y respetarles.
Déjales elegir su disfraz para que se expresen. En muchas escuelas o fiestas , son las personas adultas quienes eligen la temática de los disfraces infantiles sin ofrecer la opción de elegir. Esto va en contra de la filosofía carnavalesca de explorar aspectos ocultos de la propia personalidad, más cuando si el objetivo del Carnaval es rebelarse contra lo establecido y contra las restricciones que vendrán después, no tiene sentido limitar su libertad imponiéndoles el motivo de sus disfraces.
Disfrazarse implica cambiar su identidad, jugar a ser un personaje y explorar diferentes aspectos de su personalidad. Debemos dejarles elegir de qué se quieren disfrazar y quién quieren ser. Puede ser una actividad interesante, en clase o en familia, que explique de que es su disfraz y por qué ha elegido ese personaje.
Evitar la cosificación e hipersexualización de niñas y niños
Para las niñas y niños, el disfrazarse tiene el sentido de un juego inocente, de una diversión infantil, para disfrutar, desde su ilusión, de las fiestas. De ahí que una de nuestras labores fundamentales como madres y padres sea la de proteger y evitar exponerles a experiencias vitales para las que no tienen ni la edad ni la madurez emocional e intelectual necesarias para defenderse.
Por ello, los disfraces de nuestras hijas o hijos no deben reproducir estereotipos que les hipersexualizan y cosifican. Los carnavales son para el disfrute individual, no para ser tratados como objetos vestidos y maquillados para el disfrute de las demás personas.
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