Las rondas de la tuna de Comercio

Fue la primera tuna de Almería. Se fundó en 1956

La tuna en un programa de Radio Juventud.
La tuna en un programa de Radio Juventud.
Eduardo D. Vicente
12:24 • 17 feb. 2016

No teníamos universidad ni pensamientos de tenerla. Nuestros estudiantes, los que aspiraban a ir más allá de Magisterio cuando terminaban el Bachillerato, tenían que irse a Granada que era el sitio más cercano y los más pudientes, los que podían costearse una aventura de mayores dimensiones, a Madrid o a Sevilla. A mediados de los años cincuenta el ambiente universitario de Almería era el que traían nuestros estudiantes que estaban fuera cuando regresaban para las vacaciones de verano. En aquel tiempo, hacer una carrera les daba un prestigio social desde el momento en que ponían en marcha los papeles de la matrícula.





Unos meses después, cuando volvían en Navidad después de vivir su primera experiencia fuera, aquellos muchachos ya venían rodeados por esa aureola de glamour que les concedía el privilegio de ser estudiantes de carrera.
No teníamos universidad, ni más ambiente estudiantil que el que se creaba en el patio del instituto a la hora del recreo, pero podíamos presumir de que Almería ya se parecía a Granada en algo: tenía su propia tuna.
Fue en diciembre de 1956 cuando hizo su primera aparición pública, con el nombre de tuna de la Escuela Profesional de Comercio. Su primer acto, como mandaban los cánones morales de la época, fue visitar el templo de la Virgen del Mar para que la Patrona bendijera su inmaculada bandera. Estaban arropados por la Escuela de Comercio y se decía que su promotora fundamental había sido la señora Salvadora Romero Balmes, que estaba casada con el director de Comercio, don Gregorio Núñez Noguerol.





La tuna nació con suerte, ya que contaba con la bendición de la Virgen, con el respaldo de su centro educativo y con el beneplácito del mismísimo Gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento, don Ramón Castilla, vinculado desde el primer día a nuestra estudiantina por haber sido su hija, la señorita María Teresa Castilla Pertiñez, la elegida para convertirse en la primera madrina oficial. En la primera entrevista que se publicó a un miembro de la tuna, su comodoro, Bernabé Ávila Ortiz, confirmó que el principal motivo de la su fundación había sido “crear un ambiente universitario en la ciudad”, aunque sólo fuera a través de las canciones y de las rondas callejeras. Desde entonces, la tuna se convirtió en una invitada imprescindible en casi todos los acontecimientos sociales que se celebraban en la ciudad. Si la asociación contra el cáncer organizaba un acto, allí estaban la tuna con sus Clavelitos y su Noche de Ronda. Si el Círculo Mercantil festejaba algún acontecimiento en sus salones, allí estaba la tuna llevando sus sones alegres y juveniles. Si el ayuntamiento ponía en marcha la campaña de invierno para llevar comida y ropa a los hogares más necesitados, allí iba nuestra tuna para darle realce a aquel instante de máxima generosidad y poner el toque de alegría en medio de la miseria.





Pero donde más destacaban los tunos de la Escuela de Comercio, en los momentos en los que derrochaban todas sus habilidades y sus impulsos de juventud, era en las noches de serenata. La costumbre en aquella época era salir a rondar los sábados por la noche y no hacerlo por sorpresa para no impresionar demasiado a los padres de la escogida. Por ello, lo normal eran enviarla una semana antes a la muchacha un escrito en los siguientes términos: “La tuna del SEU de Comercio saluda a la señorita ‘Fulanita de Tal’, notificándole que en la noche del siete de enero pasaremos por su domicilio para ofrecerle los alegres acordes de una serenata”. Cuando el cine Liszt trajo la película ‘Pasa la tuna’, que había causado furor en Madrid, los dueños del negocio invitaron la tuna de Comercio para que organizara un pasacalles de promoción. En 1962, aprovechando la presencia en Almería del actor Anthony Queen, que estaba rodando Lawrence de Arabia, la tuna lo nombró padrino de honor en una fiesta que se celebró en el Casino, y en agradecimiento, el  actor les regaló 25.000 pesetas. La tuna estaba presente en la vida de la ciudad. Cantaban en los concursos en directo que organizaba Radio Juventud y en la romería.





Por aquel grupo de jóvenes músicos y cantantes de la tuna de Comercio pasaron, entre otros: Bernabé Ávila, Rafael Sierra, Paco Sierra, los hermanos Rubio, Rafael Calvache, Emilio Lucas, Paco Gázquez, Antonio Marquez, Rafael Martínez Durbán, José Antonio Villegas, Luciano Verdejo, Jesús Alcaide, Baldomero Guisado, Andrés Aparicio, José Ángel Sánchez, Joaquín Tapia, Luis García, Paco Carreño, Antonio Sánchez, Ricardo Pérez, Pepe Rubio y Eduardo García.







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