El carruaje de don Juan de la Cruz

Decían que media Juaida era suya y que nadie tenía unos caballos como los de sus cuadras

Don Juan de la cruz con su coche de caballos dispuesto a dar una vuelta con sus hijas y familiares. Años 50
Don Juan de la cruz con su coche de caballos dispuesto a dar una vuelta con sus hijas y familiares. Años 50
Eduardo D. Vicente
16:20 • 04 mar. 2016

La presencia de don Juan de la Cruz era imprescindible en la Plaza de Toros para que la fiesta fuera completa. Era un espectáculo verlo aparecer por las calles con su grandioso coche de caballos cargado de familiares, con las ruedas deslumbrantes de limpias que estaban, y con sus poderosos caballos. Otras veces aparecía a lomos de su corcél, mostrando su estampa de hidalgo antiguo, vestido al detalle al estilo andaluz. Se llamaba Juan de la Cruz Navarro Gay y pertenecía a una familia de terratenientes que a comienzos del siglo pasado formaba parte de la aristocracia local.
Él, junto a sus hermanos Vicente, Salvadora e Inés, participaban activamente de niños en las suscripciones que se abrían por Navidad para que los pobres niños del Hospicio pudieran tener un regalo en el día de Reyes. Su familia tenía grandes extensiones de terreno y fincas en la zona de la Juaida, en Pechina y en Rioja, y era propietaria del terreno que existía enfrente de la estación de ferrocarril, donde se construyó la Comandancia de la Guardia Civil.





En sus años de juventud, don Juan de la Cruz destacaba junto a su hermano Vicente en las competiciones deportivas que se celebraban en la ciudad, casi siempre con motivo de la Feria de agosto. Nadaba, remaba y era de los más destacados en los partidos de fútbol que se celebraban en los descampados próximos al puerto. Los dos hermanos fueron los principales promotores, hacia 1917, de la fundación del Athletic F.C., que durante unos años fue el equipo representativo de la ciudad, al que desafiaban los marineros ingleses que llegaban al puerto en busca del mineral y de la uva. Además de ser un personaje comprometido con la sociedad almeriense de la época, hizo también sus incursiones en el mundo de la política. En los años veinte fue Alcalde de Viator, localidad a la que estuvo muy ligado, y formó parte de la corporación municipal del Ayuntamiento de Almería en los últimos años de la República, siendo alcalde don José Alemán Illán.





Tras la guerra civil, su hermano Vicente fue el primer alcalde de la ciudad durante la dictadura, mientras que don Juan llegó a presidir la Cámara Sindical Agrícola en los complicados años de las restricciones y de la autarquía. Ya en los años sesenta fue elegido diputado provincial. En aquellos tiempos, don Juan de la Cruz seguía siendo todo un personaje en la ciudad, de los que llamaban la atención por su elegancia, por sus formas y sobre todo, por tener los mejores caballos y los carruajes más espléndidos que había en Almería. Su presencia era siempre un espectáculo.









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