Naufragio en Almería: El mar se traga a una persona

El Mediterráneo vuelve a devorar un nombre que nadie recordará. Otra vida que naufraga en el anonimato, tragada por las olas mientras buscaba las costas de Almería. Dieciséis personas apiñadas en una barcaza de pesadilla, con un billete comprado a las mafias que gestionan el tráfico y la desesperación. La ruta 'Argelia-Almería' no ofrece garantías: no hay asientos cómodos, no hay salvavidas, no hay llegada asegurada. Solo una escueta tripulación inexperta y un mar que no perdona. Un viraje equivocado, una ola traicionera... y la esperanza de cruzar se convierte en epitafio. Concretamente el del hombre que al parecer cayó al mar al mar tras volcar la patera en la que viaja junto al resto de migrantes el pasado 5 de noviembre.

No hay accidentes sin responsables, y tras dos días de investigaciones, la Policía Nacional de Almería ha detenido a tres individuos señalados como los patrones de dos pateras rescatadas en alta mar. A dos de los arrestados, a los cuales se les vincula con el gobierno de la misma patera, además de un delito de tráfico de personas, se les imputa un delito de homicidio imprudente, consecuencia del fallecimiento del migrante que cayó al agua y desapareció en alta mar.

El cerco se cerró rápido. Los testimonios apuntaron a un argelino de 33 años, señalado sin titubeos como el patrón de la patera rescatada. Pero el mar no da tregua. Apenas 48 horas después, otra embarcación, también procedente de Argelia, fue localizada a 37 millas de Almería. Ocho personas a bordo, dos de ellas menores, flotaban en un destino a punto de torcerse. Un mercante, por azar y velocidad, encontró la patera volcada y logró salvar a siete de ellos. Del octavo pasajero solo queda la ausencia. Su cuerpo, como tantos otros, se perdió en el abrazo fatal del Mediterráneo.

Dos argelinos, de 19 y 22 años, cayeron en manos de la Policía sin oponer resistencia. Eran los patrones de la segunda patera, los responsables de las vidas que colgaban de esa travesía imposible. Las investigaciones no tardaron en desvelar su mecánica: uno llevaba el timón, el otro el GPS y el combustible. Reparto de funciones en una logística que trafica con sueños rotos, donde cada movimiento está diseñado para sortear el mar... hasta que este decide imponer su ley.