¿Qué me comentas?
Pos ná, aquí, sufriendo...
Estrenáis este fin de semana Paco Calavera, Kikín Fernández, Alvarito y tú “Aquí, sufriendo”, ¿Por qué sufrís?
Es el estado de ánimo de un país. Se trata de mostrar nuestra reacción a lo que ocurre, y esta reacción consiste en reírte, porque si te haces mala sangre es peor.
Rafael Azcona decía que se inspiraba escuchando en la barra de los bares a la gente.
Azcona es el más grande. También te inspiras en la calle. Escuchas cosas muy graciosas.
¿Qué es lo más grandioso que has visto en Almería?
Ver a personas muy buenas en una faceta y que no salen de la tierra, como uno al que llamaron para impartir clases de guitarra en Berkeley y dijo que no porque tenía que ayudar en el negocio familiar y también dijo que “Berkeley está muy bien, pero allí no hay “Lengüetas”.
¿Qué me dices de las colas que se forman en verano para conseguir los abanicos de la feria?
Eso es algo sociológico que deberían estudiar en las universidades. Hay una moda de coleccionar cosas como éstas y cuando dentro de unos años los periódicos saquen el coleccionable de los abanicos de la feria entonces algunos se darán cuenta de que se habrán chupado seis días de su vida haciendo cola.
¿Cuál es la expresión almeriense que más te gusta?
Me encanta ”mira que te diga”, igual que me gusta “cucha”, que es mira, pero viene de “escucha”. Aquí es todo al revés.
¿Qué humoristas son tus referencias?
Los hermanos Marx, Monty Python, Woody Allen, Berlanga o Paco Calavera, y la gente a la que le gusta reírse y hace humor en su vida cotidiana.
¿Morir de risa es una bendición?
Morir me parece poca bendición, pero si te tienes que morir se me ocurren dos maneras. De risa sería la segunda.
¿Con los años se pierde la capacidad de asombro?
No, y no debe perderse nunca. Es lo que nos hace humanos. Cuando dejas de asombrarte eres un “enteraíllo”. Lo bueno de la infancia es que lo vas descubriendo todo y cuando eres mayor y alguna vez crees que lo sabes todo es que te queda todo por descubrir.
¿Qué te emociona?
Ver gente que comparte algo y también las historias de relaciones entre padres e hijos, tipo Big fish. Yo soy como el padre, en la película: vivo una realidad aumentada.
¿Y qué te saca de tus casillas?
La injusticia. Que una persona sea capaz de hacerle firmar a un señor de noventa años un documento para que no pueda sacar su dinero hasta que tenga ciento cincuenta años me pone atacado.
¿Cómo definirías al almeriense?
Es una persona a la que le gusta vivir y tiene una inteligencia suprema porque conoce el secreto de la vida. Es un milagro que un espermatozoide, entre miles de millones con los que compite, consiga llegar al óvulo, después de muchas dificultades, y finalmente se crea una vida. Es un regalo que vivamos y el almeriense lo sabe y disfruta de ello.
¿Cuesta hacer humor, se está limitando?
Se está estrechando el círculo, pero el humor siempre sale a flote. Es como la energía, ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. Recomiendo a todo el mundo que lea “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, en donde se habla de Aristóteles y su defensa de la risa.
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