Tu padre, Juan Leal, fundó en 1947 “El quinto toro”. ¿Cuál es secreto de esta longevidad?
Mi padre puso las bases, que son el saber, la honradez, la profesionalidad y el trato con el cliente. Es un negocio muy personal y las tapas son recetas de nuestra abuela María, que fue cocinera en los “dominicos”.
Por aquí ha desfilado lo más granado del cine, la cultura, el periodismo...
Recuerdo que venían Briggite Bardot, Sean Connery, Lola Flores, Antonio Ordóñez, Rafael de Paula... Ahora vienen también figuras del flamenco como José Mercé y Chano Lobato, y periodistas como Carlos Santos y Carlos Herrera, que de vez en cuando habla de nosotros en la radio.
Mi abuelo no perdonaba un aperitivo. Todos los días del año así lloviera o tronara iba con los amigos a tomar una cerveza antes de comer. ¿Se ha perdido esta costumbre?
Antes se formaban camarillas, reuniones de cinco o seis amigos, que se tomaban dos o tres vinos y se iban a casa. Ya no pasa lo mismo. Los tiempos están cambiando.
Creo que reivindicas mucho los productos de Almería.
Sí, porque tenemos cosas muy buenas, no solo en alimentación sino también en bebida. Nuestros vinos están alcanzando un nivel muy alto y tenemos que ayudar a que se conozcan. Si cada bar de Almería tuviera una sola referencia de vinos de aquí a las bodegas les iría mucho mejor. Debemos potenciarlos.
¿Qué te parecen programas de televisión como el de Alberto Chicote?
Es cierto que este cocinero consigue darles un giro a los negocios que visita, pero esos bares hacen daño al sector. Porque la inmensa mayoría de los establecimientos españoles son limpios y cuidan la alimentación y al cliente.
Tu padre debió ser una persona muy especial.
Sí lo era. Él empezó trabajando de camarero en el Montepío, pero tenía mucha afición a los toros y se fue a Jerez para estar unos días en la finca de don Álvaro Domecq. Al final se quedó tres meses y a la vuelta ya no tenía el trabajo, como es lógico. Así que decidió montar un bar como los que había en Jerez.
Los toros están muy dentro de vuestra familia, los lleváis en la sangre...
Mi padre fue subalterno, después de haber sido novillero y lidiar vacas inmensas, y su tío Manuel Leal fue matador de toros. De esta rama vienen los toreros franceses: Frederick, Marcos y Juan Leal, que confirma la alternativa en Madrid este mes de abril. A veces le digo que venga a Almería, que aquí tiene una casa e incluso una calle, que no es suya, pero la puede compartir (ríe).
¿Tú también tienes pasión por los toros?
Sí, pero no puedo dejar de atender el trabajo y voy poco, desgraciadamente. Me gustan los toreros de arte como Paula, Curro Romero, Emilio Muñoz, Manzanares y Morante de la Puebla.
Además de la hostelería, ¿cuáles son tus grandes pasiones?
Tú lo has dicho, el bar es mi pasión. Pero tengo otras, como la bici de montaña o ir con el todo terreno por el campo.
¿Hay banquillo para el negocio?
Sí. Nuestros hijos están echándonos una mano, así que espero que sí (ríe).
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