La papaya es el tercero de los frutos tropicales en consumo y la demanda no ha dejado de crecer en los últimos años por su catalogación como producto saludable. Se produce en América Latina, la India o Indonesia, y desde ahora también en Almería.
Es la ventaja de contar con invernaderos punteros en los que es posible reproducir el clima o la humedad tropicales. En ese afán están trabajando en la Fundación Finca Experimental Universidad de Almería-Anecoop, con unos resultados más que esperanzadores.
Conocimiento El intento por trasladar el cultivo de la papaya a la agricultura intensiva almeriense no es nuevo. Hace unos diez años el ingeniero Francisco Martínez Portero realizaba los primeros ensayos. A él se unió un agricultor, Manuel Ramón Berenguel, que plantó el fruto en 6.000 metros cuadrados con notable éxito y registró la marca ‘Papaya de Almería’.
Pero el salto definitivo se ha producido ahora en la Finca Experimental de Ual-Aneccop, en gran medida debido a las investigaciones de Francisco Camacho, director de la Cátedra Cajamar de la Ual, que ha logrado el sexado de las plantas de papaya.
Sexado La cuestión es que hasta ahora debían sembrarse tres o cuatro de estos árboles porque sólo las plantas hermafroditas presentan un buen nivel de producción. La investigación de Camacho ha logrado determinar previamente el sexo de las plantas por técnicas moleculares, un estudio pionero en el mundo, que acorta mucho el proceso hasta el punto de que los papayeros empiezan a producir a los cinco o seis meses.
Y del conocimiento a la aplicación práctica gracias al acuerdo con Vitalplant, un reconocido vivero almeriense que decidió apostar por este nuevo cultivo. Su gerente, Asensio Navarro, afirma que en los primeros compases de esta aventura la respuesta ha sido espectacular. De hecho Vitalplant produjo plantas para cubrir cuatro o cinco hectáreas “y en unas pocas semanas se agotó todo el material disponible y la demanda sigue incrementándose”.
No es por capricho, desde luego, y es que el cultivo de los papayeros tiene ventajas con respecto a otros, entre ellos mucho menor trabajo de laboreo con respecto a los cultivos hortícolas y un nivel de rentabilidad importante.
Cultivo rentable Porque el hecho es que el papayero tarda entre cinco meses y medio a seis, con la nueva técnica de sexado, en empezar a producir. Durante ese tiempo no precisa grandes cuidados más allá de controlar las condiciones climáticas.
A partir de ahí se calcula que se pueden recolectar en torno a los dos kilos por árbol, y teniendo en cuenta que la densidad ideal de plantas es de 2.000 árboles (de poco más de dos metros de altura) por hectárea invernada. A un precio que oscila entre 1,30 y 1,50 euros por kilo, el valor semanal de la producción de papaya alcanza los 5.000 euros.
Luis Belmonte, director de la Finca Experimental, afirma que el éxito es achacable a la excelente confluencia de la labor pública y privada: de una parte la Universidad y sus investigadores, de otro empresas como Anecoop o Vitalplant, han propiciado el desarrollo de un cultivo que se perfila como una buena alternativa a los cultivos hortícolas tradicionales de Almería.
Hoy están en producción 15 hectáreas de papayeros en la provincia, pero el interés se ha disparado “porque nuestros agricultores están por diversificar”, afirma Asensio.
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