Sabe que tiene tirón mediático y lo pone al servicio de la causa por la que ha apostado, la de Podemos. Como nuevo cabeza de lista al Congreso por Almería ya ha aprendido una lección de su antecesor: conocer mejor la provincia y sus necesidades. Y a ello se aplica con disciplina militar y con la ilusión renovada que dice sentir por la política.
Ha regresado la última semana ya las aguas calmadas después de que su designación para encabezar la lista de la confluencia Unidos Podemos sentara mal a la dirección de IU en Almería. Ahora preparan mítines juntos.
Ha reconocido que no conocía Almería. Ahora conoce El Algarrobico, El Mesón Gitano, habla del AVE, las matronas... ¿cómo lleva su curso intensivo de almeriensismo?
Por mis características, soy militar e hijo de militar, he vivido en muchos sitios y estoy acostumbrado a ser una esponja. Estoy recogiendo las características de esta provincia, que son sus desigualdades para llevar esto a la administración central y que Almería sea mejor tratada. Mi labor como efecto multiplicador creo que ayuda.
¿Cuáles van a ser sus siguientes pasos en esa aproximación a la realidad almeriense?
Mi labor es actuar de cartero, recoger todas las necesidades de la gente y llevarlas al Parlamento y que el Gobierno las resuelva.
¿Se instalará en Almería en campaña?
Voy a hacer campaña aquí pero también a niel central en el sentido de que voy a hablar de Almería donde se considere importante.
Dice que su compromiso es con el proyecto más que con el escaño. ¿Pero hasta dónde llega su compromiso por la tierra por la que se presenta?
Bueno, estamos en unas elecciones generales, mi compromiso es con un proyecto de cambio. Como diputado de Almería llevaré todo lo que la gente de Almería quiere, unas mejores comunicaciones ferroviarias, defender la agricultura intensiva, respetar la riqueza natural, que es un potencial también de crecimiento.
Sabemos que ya ha limado asperezas con Rosalía Marín y se ha tomado un café con ella, ¿se ha tomado más cafés con más gente de IU?
Sí, porque estamos implicados en un proyecto común, porque era una demanda de la sociedad. Tuvieron una cierta resonancia esas declaraciones, pero ya están aclaradas. Estamos en el mismo barco y llevamos el mismo rumbo.
¿Harán mítines juntos?
Sí. Los comités de campaña están avanzando. Defenderemos lo mismo, en mítines conjuntos.
¿Conoce a los cabeza de lista de otros partidos?
Sí. Pero lo importante no es personalizar, es conocer los proyectos. Soy consciente de que todos queremos lo mejor para España.
De su antecesor como candidato, David Bravo, ¿ha aprendido lo que no hay que hacer como cunero?
He aprendido de él muchas cosas positivas. Claro que aprendemos de los errores. Esta es la actividad del político. Actuar y corregir. Nosotros estamos procurando el debate y la discusión. Y yo accedí a la política por dignificarla, que la gente no diga “son todos iguales”, sino que es un servicio público tan importante como la policía o las fuerzas armadas. La gente tiene que ver que hay tolerancia. Perdone, suena un poco mitin.
Como militar usted formaba parte del sistema, ¿qué vio que no le gustó?
Yo soy un profesional de las fuerzas armadas como puede ser un bombero o un médico. Y estaba sometido lógicamente al poder civil. Hay que separar la profesionalidad de la opción política.
Pero cuando da el paso para intentar cambiar las cosas, es porque habrá visto que las cosas no le gustan.
Siempre he tenido una opción progresista. ¿Qué he visto ahora nuevo? He visto una vuelta de la ilusión. Yo, por mi edad viví la transición, fue una etapa muy ilusionante y luego he visto una época de anestesia, de desconexión de la ciudadanía con los partidos. Para mi Podemos ha sido una opción que ha despertado esa ilusión por la política. Alguien me pidió que podía contribuir, me lo pensé, dudé, y mi decisión fue pasar de la posición de simple votante a contribuir.
Si Podemos no le hubiera llamado a filas, ¿podría haber sido otro partido?
No. Desde que dejé mi puesto en el 2011 he estado dedicado a mi familia. Fue la única oferta que recibí, y que coincidía con mis opciones.
¿Le costó mucho?
Una semana. He sido tan crítico con esto, y ahora que me piden hacer algo, no me voy a echar para atrás, y tomé la decisión, consensuada con la familia.
Y se ha metido hasta las trancas.
Sí, estas decisiones son para pensarlas bien, pero una vez que se toma la decisión, ya me daba igual. Me dio igual cuando no saqué el escaño, porque mi implicación fue con el proyecto. Y si mañana tengo que pegar carteles, voy a pegar carteles.
¿Y cómo se lleva pasar de dar órdenes al máximo nivel a recibirlas?
Al alto nivel he llegado en los últimos cuatro años, pero llevo más de 50 asumiendo órdenes con disciplina y con lealtad. Para mi ser leal significa debatir, discutir, pero luego hay una jerarquía y unas decisiones que se toman. Y lo tengo muy claro.
¿Es Podemos un partido de izquierdas o transversal?
Es un partido que quiere lo mejor para España. Entonces, es un partido pragmático, que sabe leer bien la realidad, y aplica lo que considera que son las medidas mejores.
Ha dado la vuelta. ¿De izquierdas o transversal?
Yo no estoy por la izquierda o por la derecha. Yo soy transversal, en el sentido de que estamos con toda la gente. Defender a la gente desigual, dar más protección, defender las pensiones, de los mayores pero también las de mis hijos y de mis nietos. Eso es ser transversal.
¿Un partido pragmático no habría hecho más por facilitar la investidura?
Con pragmáticos a lo que me refiero es que queremos cambiar las políticas. Aquí había dos opciones, o un gobierno de cambio o un gobierno que continuara con las mismas medidas. La opción que nos presentaba no era la opción de cambio.
Podemos es un partido con jerarquía, ¿eso no es vieja política?
A nosotros se nos puso el reto de pasar de la indignación a la implicación. Y evidentemente hay que tener una jerarquía para poder canalizarlo. La vieja política, como usted dice, es hacer una política diferente. La vieja política, más que nada el aparato, estaba desconectada de la sociedad.
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