La historia de Pilar Morcillo es una de esas que podríamos calificar como de ‘madre coraje’. No ha sido, ni sigue siendo, fácil hacer frente a diario con las necesidades de sus tres hijos de 15, 11 y 7 años diagnosticados con Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad (TDH). El camino ha sido difícil hasta conseguir ponerle nombre a los síntomas que manifestaban los menores. “Desde muy pequeños han dado muestras de baja autoestima, de miedo a todo, de niños frustrados, con un déficit de atención”, relata a LA VOZ Pilar y no fue hasta el año 2015 cuando le pusieron nombre a este síndrome. “Fue con mi hijo mediano. El departamento de Neurología del Hospital Torrecárdenas le hizo el diagnóstico, TDH, lo que nos permitió evaluar a mis otros dos hijos quienes presentaban síntomas similares”, relata esta madre. Pero llegar a ese momento ha sido duro.
Incomprensión
Pilar denuncia “la falta de sensibilidad que en todo este tiempo han padecido sus hijos en el centro escolar, principalmente el mayor: “Ante las dificultades que presentaba solicité en varias ocasiones, por registro, al colegio que le realizarán un informe psicopedagógico que pudiera arrojar luz sobre sus necesidades . En todo momento recibí un no por respuesta por parte de la orientadora quien aducía no detectar señales suficientes que alertarán de algún posible trastorno”.
Las consecuencias de este desinterés desembocaron en que: “Mi hijo se sintiera excluido, se quedaba en blanco en los exámenes, sufría sincopes vagales, disgrafía. Una situación que incluso, con el diagnóstico médico en mano y presentado en el centro escolar no mejoró puesto que, una vez más, el equipo de orientación se negaba a evaluarlo asegurando que no existía fracaso escolar sino falta de mano dura, de disciplina en casa”.
La situación tuvo un punto de inflexión cuando “hicieron copiar a mi hijo 450 veces las palabras que había escrito mal en un examen”, recuerda con pesar Pilar. “Ahí me di cuenta del desinterés en tratar la situación de mis hijos, es indignante que los dejaran de lado, un claro ejemplo es que pese a que conseguí que el especialista en neurología, Javier Aguirre acudiera al centro a dar una charla a los docente, tan solo 4, de un equipo de 40, se interesaron por ella”. El resultado de este periplo ha sido que:”Mi hijo mayor ha salido del colegio sintiéndose marginado, con mi hijo mediano han tardado un año para realizarle la evaluación psicopedagógica y a mi hija menor he decidido sacarla del centro después de que las propias madres de sus compañeras me aseguraran que la niña pasa sola todos los recreos sin que nadie haga nada”, concluye Pilar.
En la actualidad, el mayor de sus hijos cursa sus estudios en el IES Azcona al que espera incorporar al mediano. Allí las cosas son diferentes con gestos como colocarlos en primera fila, apuntarles en la agenda los deberes, ampliarles el tiempo de los examenes o incluso el que puedan hacerlos oral. “Lo que quiero es que mi caso, lo sufrido sirva de ejemplo para que no les ocurra a otros. No se puede permitir esa falta de sensibilidad hacía unos menores que solo reclaman una atención específica”, concluye.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/109977/es-indignante-que-a-mis-hijos-los-hayan-dejado-de-lado-en-su-colegio