Lechones aplastados en Huércal-Overa, un burro torturado hasta la muerte en Turre, caballos famélicos que fallecen por inanición, perros azotados o sacrificados... El goteo incesante de casos de maltrato animal ha sacudido la conciencia social en la provincia de Almería. Pero...¿Es un fenómeno nuevo? ¿Qué hay detrás de esta conducta humana tan salvaje? ¿Qué falla y qué puede hacerse para que la sociedad gane en humanidad?
La primera pregunta es la más sencilla de responder. Estos y otros muchos casos de extrema crueldad contra los animales no responden a un fenómeno novedoso en Almería. “No es nuevo, de hecho existe una mayor conciencia social y hay muchas más personas sensibilizadas que antes, por eso precisamente salen a la luz los casos de maltrato”, explica la veterinaria Yasmina Domínguez, vocal clínico del Colegio de Veterinarios de Almería e integrante de la comisión de Bienestar Animal del Consejo Andaluz de Colegios Veterinarios (CACV).
Los medios de comunicación, las redes sociales... en definitiva el mayor flujo de información sobre casos de maltrato animal, es el que sitúa esta enorme crueldad ante nosotros y va forjando, poco a poco, una conciencia social de rechazo. “El maltrato animal y el poco respeto por los animales es histórico, son hábitos corrientes en determinados ámbitos sociales. Es la educación la que nos humaniza, y la labor informativa siempre ayuda”, argumenta Domínguez.
La mala educación
La veterinaria, que lleva 25 años trabajando en una clínica en Roquetas de Mar, considera que tras los casos de maltrato contra los animales se esconde “la mala educación, la agresividad y la falta de conciencia”. Ingredientes todos ellos que pueden encontrarse en entornos de riesgo social. “Estamos hablando de la condición humana. Hay estudios que vinculan la agresividad contra los animales y la violencia familiar. En muchos casos son personas que viven en un entorno donde se producen esos mismos capítulos de violencia”, desvela la veterinaria.
La opinión de Domínguez coincide en este punto con la de Miguel Arranz, psicólogo clínico del Centro Médico-Psicológico Avenida de la Estación. “Desde el punto de vista psicológico se suele cumplir, casi siempre, que el perfil del maltratador de personas tenga antecedentes por maltrato animal”, explica Arranz, quien considera que los protagonistas de este tipo de casos tienen una “falta de empatía” que les lleva a no ponerse “en el lugar del otro”.
La necesidad de dominar
“Los maltratadores de animales son hombres en un 90% de los casos, personas que intentan mostrarse superiores, reafirmar su hombría, gente insegura que necesita dominar a un ser inferior para que le proporcione una falsa realidad”, retrata Arranz. El psicócolo considera que en casos como los que se han producido en Almería, puede existir un componente patológico, pero como Domínguez, estima que es probable “que lo hayan visto antes en su entorno familiar”. “El maltrato animal no se puede reducir a la patología, la educación es muy importante; tener un déficit educativo puede dar pié a este tipo de situaciones”, aclara.
Su receta ante actitudes tan deplorables pasa siempre por la educación. Lo mismo opina Domínguez, quien considera oportuno endurecer la legislación. “Hay que reforzar la educación desde los colegios”, y también son necesarias “sanciones acordes con el acto”. En Francia, por ejemplo, “cambiaron la ley para que los animales no sean tratados como cosas, han adquirido el estatus que se merece un ser vivo”, recuerda la veterinaria, que ensalza el papel que juegan los colectivos animalistas a la hora de que salgan a la luz este tipo de comportamientos. “Es muy positivo que los casos de maltrato animal se conozcan rápidamente a través de las redes sociales para que se reprenda a quienes los cometen; en este sentido se ha avanzado mucho”, comparte con ella el psicólogo.
Cátedra de bienestar animal
No se producen, por tanto, más casos de violencia contra los animales ahora que antes, sino que en la actualidad se visualizan más. El entorno social y el déficit educativo se presentan como las claves ante un problema que ha escandalizado a la sociedad almeriense durante los últimos meses. “Generalmente son familias a las que no les llega una educación coherente, una educación que dota de humanidad y construye a las personas”, describe el psicólogo.
En ello trabajó puntualmente el año pasado Yasmina Domínguez, quien a través de la Cátedra Externa de Bienestar Animal de la Universidad de Cádiz, ofreció charlas en diferentes colegios andaluces . La cátedra, que fue en su día pionera en Europa, nació del esfuerzo del Colegio de Veterinarios de Cádiz y de la Universidad gaditana, bajo la dirección del profesor José María Pérez Monguió.
En el ámbito universitario se han llevado a cabo numerosas investigaciones que profundizan en el maltrato animal como indicador de riesgo social. Los primeros estudios que correlacionan maltrato animal con potenciales conductas problemáticas datan de 1961. Mucho más reciente es la investigación de los veterinarios Juan María Josa y Marcos Makowski, que incide en que “aumentar la empatía hacia los animales disminuye la probabilidad de conductas violentas en la escuela”.
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