Medio centenar de agentes procedentes de Almería, Málaga y Madrid participaron el pasado 7 de julio en el arresto de Pompeyo Miranda en una vivienda de la calle Gran Capitán de El Quemadero.
La Policía Nacional seguía los pasos del “peligroso” criminal almeriense, responsable de dos asesinatos en Bolivia, y organizó un gran dispositivo para garantizar una captura sin heridos. Los agentes acusan a Miranda de participar en un atraco y un tiroteo en una joyería de la capital el pasado 30 de diciembre y, ante la posibilidad de resistencia armada, diseñaron una intervención muy medida para minimizar riesgos.
Según fuentes de la investigación consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA, los agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) de la Policía Nacional encontraron a dos varones en el balcón de la planta superior de la vivienda de Pompeyo Mirada y al sospechoso en la parte interior.
Los dos amigos eran un ciudadano latinoamericano y un varón buscado por autoridades checas (una orden de averiguación de paradero). Este segundo sujeto tiene además una requisitoria vigente dictada por un juzgado de Málaga por presuntos delitos de resistencia y contra la salud pública.
Durante el registro de la Policía Judicial se halló en la casa un arma de fuego presuntamente propiedad de Pompeyo Miranda. La pistola fue requisada y se analizará por expertos en balística para cotejar sus características con el arma utilizada en el atraco a la joyería de El Zapillo. En el suceso, acaecido el 30 de diciembre, el detenido disparó presuntamente a un empleado para evitar que reconociera su vehículo de huida y su ruta.
Miranda permanece custodiado en el centro penitenciario de El Acebuche acusado de robo con violencia y tentativa de homicidio. Es la primera vez que pisa la cárcel después de abandonar el penal de Puerto III (Cádiz) en 2013 gracias a la anulación de la llamada Doctrina Parot.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró ilegal esta cláusula que permitía mantener entre rejas a los reclusos juzgados por el Código Penal del 73 y castigados con penas superiores a los 30 años de cárcel.
Pompeyo Miranda cumplía 45 años de prisión en Bolivia, pero consiguió su extradición a España en 1999. Cuando solicitó su puesta en libertad, la Justicia le aplicó la Doctrina Parot por su peligrosidad y le mantuvo entre rejas. Sin embargo, a finales de 2013, después de pasar por varias prisiones españolas, la resolución del Tribunal Europeo supuso su excarcelación.
Pompeyo Miranda volvió a la calle lejos de los focos, copados por la liberación de decenas de terroristas etarras. Se estableció en la casa de su familia en El Quemadero, donde fue detenido.
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