Hacer dos mil o tres mil kilómetros como en el Tour, ¿no es empachacharse de bici?
Sí, un poco (ríe). Pero uno está preparado. Ahora se hacen bastantes menos que antes. Hubo una etapa de trescientos treinta kilómetros. Ahora son más cortas pero más intensas.
¿Es el deporte más duro que existe?
Si no es el más duro es de los que más. El triatlón también me lo parece. O los maratones. En la bici tienes el problema de la temperatura. En una misma etapa puedes pasar de los cero grados a los treinta y cinco o sufrir la lluvia durante doscientos kilómetros.
Tu especialidad era la contrarreloj y fuiste campeón de España de persecución. Con lo tranquilo que pareces...
Bueno... (ríe). También tuve mala suerte porque hice once segundos puestos en la crono. Siempre se me cruzaban en el camino Induráin y Melchor Mauri. Solía ser en prólogos, lo que, además, me hubiera hecho ser líder de la prueba al día siguiente.
Viviste la época gloriosa de Perico Delgado. Cuando demarraba en aquellas etapas del Tour, ¿era como si España entera se diera un atracón de orgullo?
Creo que sí, todo el mundo lo recuerda. Luego llegó Induráin, que hizo la proeza de ganar cinco Tour seguidos, algo dificilísimo. Pero el público es verdad que vibraba más con Perico.
Tenéis una buena amistad, ¿verdad?
Sí. Él se preocupa casi más de mí que yo de él. Es el padrino de mi hijo. Cuando vas a un restaurante todo el mundo quiere una foto con él.
Has hablado de Induráin. Pobres Chiapucci y Bugno...
Les pasaba como a mí con las cronos. Hubieran sido muy reconocidos, pero era imposible ganarle a Miguel, que por cierto es una persona excelente. Estuvo aquí en mi marcha cicloturista. En un momento le estaban pidiendo muchos autógrafos y le fui a “rescatar”. Me dijo: “Estate tranquilo, he venido a esto”.
Estuviste en las Olimpiadas de Atlanta. ¿Fue una buena experiencia?
Quedé quinto tanto en individual como por equipos, aunque yo llevaba siendo todo el año tercero. Pero no descansé bien en la Villa Olímpica. El aire acondicionado hacía muchísimo ruido y el comedor estaba a una hora de donde nos alojábamos. Terminaba comiendo mal y eso y la falta de descanso me afectó.
Llega la sombra del doping, sobre todo en los últimos años. Imagino que el ciclista debe tener un cuidado tremendo en su alimentación.
Es cierto. Puedes dar positivo con un jarabe... No es normal que un ciclista esté más controlado que un delincuente. En la Vuelta a España sé de corredores que han pasado tres controles en un día. Ahora un ciclista tiene que decir lo que va a hacer en cada momento. Lo escribe en una web. Si va al cine, si va a un restaurante. Todo.
Aparte de las cualidades físicas, ¿qué es imprescindible que tenga un ciclista?
Descanso. Lo normal es dormir diez horas. Por otro lado, hay que tener cuidado. En el Tour se da el día de descanso y algunos se relajan demasiado. Induráin lo dedicaba a hacer ciento y pico kilómetros. Algunos, como te digo, se relajaban y comían de más, pudiendo ganar un kilo, que en la bici se paga. Por eso, se retiraba más de uno en la jornada siguiente.
¿Cuántos kilómetros has hecho en la bici?
Calculo que quinientos mil. Ahora sigo saliendo con el club.
¿Almería, un inmenso coral?
Sí, y es una tierra ideal para el ciclismo. En unos años veremos a muchos equipos entrenar aquí en invierno. Por otra parte, en lo que a mí respecta estoy un poco dolido. Se me reconoció en activo con el escudo de oro de Almería y aunque parezca una tontería cuando fui Rey Mago me hizo también mucha ilusión, pero después de retirarme se han olvidado. Me hicieron una promesa de una escuela de ciclismo y nunca ha llegado. Eso es lo que me da pena.
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