Cavan un túnel para un enganche ilegal y dejan sin agua al barrio

Una chapuza de ingeniería clandestina provocó ayer el corte del suministro de agua  en una sección del barrio almeriense de Villablanca. Los daños ocasionados a una tubería de la red pública durante el intento de un enganche ilegal obligaron a paralizar el abastecimiento a una zona residencial de casas adosadas, conocida por  los conflictos derivados de la okupación masiva de inmuebles desde hace casi una década.

Los problemas con el suministro comenzaron a primera hora de la mañana del jueves y se prolongaron hasta mediodía cuando operarios de Aqualia consiguieron reparar los desperfectos detectados en las conexiones ilegales fallidas y taponar la galería abierta bajo la acera.

Los daños se produjeron durante las obras iniciadas irregularmente por los okupas de una vivienda, perpetradas en la madrugada. Estos ‘obreros’ cavaron un túnel de unos cinco metros de largo y un metro de profundidad para conectar el patio frontal del dúplex con una tubería en la calle.

Vaciaron el agujero para poder moverse con mayor facilidad en el interior y manipularon las canalizaciones para tratar de instalar una segunda conducción con desembocadura directa en la propiedad. Dos grandes agujeros a ambos lados del túnel hacían perfectamente visible ayer la trayectoria del corredor desde la casa, por debajo del pavimento. 

Sin embargo, la manipulación de los conductos no era sencilla y el resultado fue desastroso. Un tubo se rompió y la vía de agua inundó el túnel y comenzó a anegar el patio de la propia vivienda. Según testigos, el líquido alcanzó conexiones eléctricas y el riesgo desbordó las capacidades de los propios okupas que acudieron directamente a Aqualia para pedir auxilio.

Taponar la galería
Los operarios se presentaron en Villablanca para arreglar este desaguisado. No sólo se encargaron de recuperar el fluido en la zona sino que además taparon con cemento el enorme hueco abierto bajo el acerado. No es la primera vez que los enganches ilegales obligan a una intervención de los operarios en el entorno. Las empresas de electricidad y agua han actuado sellando arquetas, farolas y transformadores para evitar la defraudación, convertida en un mal endémico.

En estos residenciales hay una treintena de inmuebles okupados. Se trata de promociones de dúplex que quedaron atrapadas en la crisis del ladrillo. Mientras una parte de las viviendas se vendieron a precios cercanos a los 300.000 euros (las familias pagan sus hipotecas con cuotas previas al estallido de la burbuja inmobiliaria), el resto no halló comprador y quedó vacío.

Las casas quedaron a merced de los okupas que forzaron puertas y ventanas, cambiaron cerraduras y se instalaron en los inmuebles con total impunidad. En muchos casos, incluso, se apropiaron de las viviendas y luego la alquilaron para obtener beneficios. Un negocio redondo.

Las empresas de abastecimiento de agua y luz tomaron medidas para frenar este agujero negro. En varias campañas desarrolladas en el barrio, siempre con apoyo de la Policía Local de Almería, cortaron los enganches ilegales y tomaron medidas para evitar nuevos enlaces. No era una cuestión únicamente económica, la manipulación provoca situaciones de enorme riesgo para los vecinos (cortocircuitos, incendios).  Sin embargo, los okupas han buscado alternativas para salvar las trabas, como el túnel detectado ayer.

Otras entidades afectadas también han abordado soluciones. La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), conocida como Banco Malo, ha bloqueado las puertas de una veintena de inmuebles de su propiedad para impedir nuevas okupaciones (una especie de placa impide la manipulación de las cerraduras).
Además, existen procesos en todos los Juzgados de Instrucción de Almería para el desalojo de los dúplex allanados, si bien esta línea de trabajo es mucho más lenta.