En los últimos cinco años, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador ha viajado a distintos países como miembro de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. El último ha sido a las ciudades chinas de Pekín y Shanghai.
Acaba usted de estar en China.
Así es. He estado como miembro de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. Hemos ido dos españoles, el diputado Ricardo Tarno y yo como senador. Hemos estado en Pekín y Shanghai. Hemos tenido reuniones permanentes con instituciones chinas, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Universidad, diferentes gabinetes de estudios. Hemos estado veinte personas representantes de once países.
¿Qué temas han tratado?
La idea era darnos a conocer y ver las perspectivas de China con Rusia, con África y con Europa, con la OTAN, con Estados Unidos. Hemos analizado cuál es la situación de China y hemos podido comprobar cómo son las cosas en la calle.
¿Era su primera vez en ese país?
Sí, no había estado nunca.
Y, ¿qué impresión le ha dado?
Bueno, aparte del calor y del sudor, terrible...
¿Más que aquí?
¡Mucho más! Y, sobre todo, mucha más humedad, allí no baja del 70 por ciento. Hemos podido pasear un poco y hemos visitado la Ciudad Prohibida, la Plaza de Tiananmen, a la que no se puede acceder sin control. Estuvimos también en el segundo rascacielos más grande del mundo, 632 metros de altura....
¡Qué vértigo!
No me cuentes, ¡con el vértigo que yo tengo! Miraba así un poquito por los cristales sin querer acercarme mucho. Pero ha sido una experiencia muy interesante. Y las reuniones han sido todas muy enriquecedoras, con gente muy preparada. Interesantes en cuánto a ver, desde la óptica de allí, cómo nos ven a nosotros.
¿Y cómo nos ven?
Como potenciales clientes. No al revés. Ellos tienen previsto para el futuro un proyecto importante para su desarrollo comercial que es retomar la antigua Ruta de la Seda. Serviría para conectar Europa con China a nivel mercantil. Aunque ahora su principal interés es Gran Bretaña después del Brexit.
¿Qué más temas trataron?
Se habló del terrorismo, de su visión de la yihad, del Daesh, de la situación de Siria, del Sahel. Ellos tienen muchísimos intereses en África, están invirtiendo allí mucho dinero. Para China, África y el Ártico son dos enclaves fundamentales. De presente y también de futuro.
Ambos por sus, por ahora, inagotables recursos naturales...
Sí. Están invirtiendo mucho allí. Estuvimos en el Ministerio de Asuntos Exteriores con el viceministro y todo el tiempo se veía a gente de Ghana, de Gabón, entrando y saliendo. Hay una relación muy intensa. China está desarrollando una diplomacia agresiva con África.
Diplomacia agresiva es un oxímoron.
Exactamente, la diplomacia es todo lo contrario.
¿Y con sus vecinos más cercanos, qué relación tienen?
Tienen problemas con Pakistán, India, con Japón. Con Rusia tuvieron sus roces pero ahora con Putin tienen buena relación. Nos extrañó mucho una cosa: los chinos prefieren que gane Trump a Clinton. Es curioso.
Posiblemente porque Vladimir Putin es enemigo declarado de Hillary Clinton.
Bueno, pero China no es Rusia, aunque ahora tengan buenas relaciones.
Es muy contradictorio. Que un país comunista quiera que en Estados Unidos gobierne el más conservador de los conservadores.
Es curiosísimo, pero es así, ya se sabe que los extremos se tocan. Cuando nos lo dijeron, nos quedamos fuera de juego. Nos dejó anonadados. Ni Hillary ni leches. Ellos quieren a Trump.
¿Le ha gustado la experiencia de la política internacional?
Sí, ha sido muy buena. Llevo ya cinco años viajando con la Asamblea de Parlamentarios de la OTAN, pero siempre había estado en países miembros o de la órbita: Bélgica, Luxemburgo, Francia, Letonia, Bosnia, Serbia... Había previsto un viaje a Arabia Saudí hace unos meses, pero se canceló por cuestiones de seguridad y han ido a Estados Unidos en distintas ocasiones.
¿Pudo ir usted a esos viajes?
No, estaba como alcalde y no podía ausentarme una semana entera. Me he perdido Washington, Chicago, Nueva York...Pero, bueno, vaya una cosa por la otra.
¿Cómo se elige quién forma parte de ese comité?
Estoy en él porque soy vicepresidente de la comisión de Defensa y Justicia del Senado. Son los temas que elegí cuando fui designado senador en 2011.
¿Cuando uno viaja fuera y se codea con gente de altísimo nivel, cómo se ve la vuelta a casa, la política doméstica?
Muy complicado. En España no hay una conciencia clara de lo que significa pactar y aunar criterios. Y eso hace que estemos es una situación de interinidad que no es razonable. No podemos estar con los temas económicos en el aire. Porque no tener presupuestos invalida el techo de gasto de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos.
¿Qué le cuentan los vecinos, ahora que está más tiempo en la calle?
La gente lo que dice es que qué coño estamos haciendo. Está todo el mundo hasta el gorro y con razón.
Pero, posiblemente, unas terceras elecciones, viendo el comportamiento del electorado, beneficien al PP.
Ya, pero incluso aunque nos beneficien, sería un desgaste brutal para nuestro sistema político. Beneficien a quien beneficien, unas terceras elecciones no serían buenas. Hace un daño terrible que los ciudadanos tengan la sensación de que los políticos no valemos para nada.
¿Lo que estamos viviendo es la demostración más clara de la visión cortoplacista que tiene este país en muchas cosas?
Sí, ese es el error de nuestra democracia, que sigue siendo demasiado joven para algunas cosas. Algo así en otros países no pasaría. Se haría de tripas corazón y se pactaría.
¿Desde dentro de su partido cómo se ven las cosas?
Mira, si yo fuera del PSOE, me sentaría delante de Mariano Rajoy y le diría: “Mi abstención se la ofrezco a cambio de esto: una reforma constitucional, una reforma económica, la derogación de la LOMCE, etc. Y ahora, me voy a ir a la oposición y le voy a fundir, pero esto hay que sacarlo adelante por el bien de España”. Eso tendría sentido. Pero Pedro Sánchez no ha puesto encima de la mesa ni un papel.
En una negociación deben ceder las dos partes que se sientan a hablar.
¡Por supuesto! Y todos sabemos que el PP se tiene que dejar pelos en la gatera. No puede llevar adelante todo su programa y eso Rajoy lo tiene clarísimo. Fíjate que creo que se van a poder tocar incluso las Diputaciones.
Como quiere Ciudadanos...
Eso es.
¿En qué sentido se tocarían?
Se reformarían. No desaparecerían pero el nombre sí lo haría y la reforma les quitaría peso político y las dejaría como un organismo técnico. Hasta eso se podría tocar. En política, nada es inamovible. De la Constitución para abajo, se puede tocar todo.
¿Habrá reforma constitucional?
Podría haberla si PP, PSOE y Ciudadanos se ponen de acuerdo. Y si ya se uniera Podemos, mejor todavía. Y si se aborda la reforma de la ley electoral, que nos afecta a todos, también.
¿Cómo ve el rumbo de Almería después de tantos años llevando el timón del barco?
El reto principal es seguir modernizando la ciudad. El proyecto Puerto-Ciudad es muy importante, hay que seguir trabajando en el casco histórico y tenemos que relanzar la imagen de Almería a nivel turístico. ¿Grandes obras? Creo que hay algunas infraestructuras de barrio que todavía están pendientes, pero lo gordo está ya en marcha. Lo demás es seguir mejorando la ciudad y haciéndola atractiva para la gente. También, deberíamos apostar porque una gran empresa pueda instalarse aquí.
El tren no debe olvidarse...
Por supuesto que no. Si consiguiéramos ponernos en Granada en hora y media mientras el AVE llega a Murcia capital y hubiera buenas combinaciones de enlace, estaríamos en Madrid en cinco horas. Ahí ya estaríamos compitiendo con el coche. No es normal que el tren haya tramos que vaya a 30 por hora. ¡Vamos, que Rajoy andando rápido le pasa!
¿El Puerto Ciudad atraerá más turistas?
Sí, somos una ciudad muy cómoda para los cruceristas, aunque tenemos que competir con Málaga. Pero, bueno, estamos a hora y media de Granada. No olvidemos que los turistas llegan, se montan en el autobús y se van a ver la Alhambra. Nosotros aquí tenemos la Alcazaba.
Para lo que la cuidan...
Sí, lo que ha pasado es impresentable. ¿Alguien se imagina metiendo el taladro en la Giralda o en la Alhambra? Es una barbaridad. Esto pasa en cualquier otra parte y se lía un follón. No podemos quedarnos tan pasivos ante determinadas cosas.
Si le parece, vamos acabando. ¿Tiene algún plan para este verano?
Me iré una semana fuera, a Baleares, a un hotel en plan tranquilo y luego estaré en el campo, en el cortijo. Allí leo, paseo, cocino. Como el alcalde ha dicho que no va a cocinar en la feria, ya tendré que hacerlo yo.
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