“Almería, como México, te deja marcado”

Fue director de El Mundo Almería, y hoy es subdirector de Relaciones Institucionales de El Economista, con reciente sede en México.

Juan Carlos cree que “la autocrítica es la asignatura pendiente del periodismo español”.
Juan Carlos cree que “la autocrítica es la asignatura pendiente del periodismo español”.
Alberto Gutiérrez
22:06 • 28 ago. 2016

Recaló en la provincia en plena bonanza para dirigir un periódico, “en el que tuve total independencia y los periodistas se volcaron aun con las dificultades". Dice que Almería le recuerda “a San Diego” y que nuestras potencialidades “las reconocen los que vienen de fuera”.




Dice Pérez-Reverte que el político ya no respeta al periodista, que no le tiene miedo. ¿Hemos hecho algo mal?
Sí, convertirnos en ellos. El periodista debe tener distancia. El político se ha reído de nosotros y nos hemos dejado. El problema es que hay dependencia económica. El periodismo hoy sobrevive. Ha perdido su rigor y prestancia.




¿Nos ha faltado autocrítica?
Esa es la gran asignatura pendiente del periodismo español. Necesitamos la crítica social. No ser autocríticos nos convierte en necios. 




Pero la prensa sigue siendo influyente. ¿O no?
Creo que cada vez menos. Hemos perdido influencia porque hemos perdido respeto. La única manera de sacar esta profesión del pozo está en que los periodistas lideren las empresas informativas. Una muestra de ello es Ignacio Escolar, con eldiario.es. Lo que ocurre es que hemos querido tener poder y dinero en los grandes medios y, por supuesto, el problema apareció con el primer periodista que se hizo rico. Esto es un oficio, no un medio para ser millonario. 




Estos días hemos visto una nueva foto de un niño en la guerra de Siria. ¿Cualquier imagen se puede publicar?
Si aporta informativamente sí, pero si es para crear morbo, no. Es decir, si hace más daño de lo que aporta desde el punto de vista informativo entonces no se debe publicar. La foto del niño de Alepo, como también la del pequeño que apareció ahogado, supone un aldabonazo en las conciencias occidentales y eso es bueno.   




Vamos a la política. ¿A Rajoy y a Pedro Sánchez les sube la bilirrubina cuando se ven y no se miran?
Sí, yo creo que sí (risas). Tienen una profunda desavenencia desde que Sánchez le dijo indecente a Rajoy. Es difícil que vaya a ceder alguien y eso nos tiene paralizados.




Si un vaso es plato es un plato y un vaso es un vaso, ¿un pacto no puede ser un pacto?
Debería ser un pacto (risas). España son muchas Españas, pero sobre todo somos dos Españas. Y no somos de pactos, somos singulares.




Las esteladas catalanas en Río de Janeiro son libertad de expresión o un desborde cateto en el sambódromo? 
Yo creo que es libertad de expresión. Cada uno la puede utilizar como quiera. Puede resultar incomprensible que estando en Europa te quieras independizar. El independentismo empezó como una cortina de humo de la Generalitat y el Gobierno central tendría que haberlo paralizado. Cuando tú no tomas la iniciativa las cosas se pudren. Aunque también te digo: tenemos que preguntarnos qué hemos hecho mal nosotros para que haya un cuarenta por ciento de independentistas en Cataluña.


¿Qué referendum necesitamos en España?
No estoy muy a favor de los referendum. Elegimos a nuestros representantes para que tomen decisiones. Distinto fue el de la OTAN, en donde hubo un cambio de postura y fue necesario.


Fuiste director de El Mundo Almería. ¿Lo recuerdas con añoranza?
Fueron tres años maravillosos. Trabajé con la mayor independencia que tuve jamás y aprendí de la gran profesionalidad de los periodistas almerienses, que aún con las dificultades se volcaron con el proyecto. Y de aquel periodismo crítico hubo consecuencias como la “Operación Poniente”. También provocamos la reordenación de la feria del mediodía tras denunciar la suciedad.


¿Fuiste de los que lloraste cuando viniste a Almería y también cuando te fuiste?
No lloré porque vine desde niño (ríe).  A Almería le ocurre como a México: te deja marcado para siempre. Y creo que la potencialidad de esta tierra la reconocen más los que vienen de fuera que los propios almerienses. A mí esta ciudad me recuerda a San Diego, en California, por fronteriza y por su gran calidad de vida. Por suerte, y aunque los problemas (Alcazaba, comunicaciones, Cortijo del fraile, etc.) son los mismos que hace diez años, estoy viendo que hay gente  reivindicativa con el tren, por ejemplo.



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