“Debemos unir la imagen de Almería y Málaga”

“España es el mejor país del mundo para vivir”, asegura Juan Miguel, incansable viajero que en los últimos años ha trabajado en Nicaragua, Honduras, México, Argentina... Su tiempo libre lo dedica a la familia y a su otra gran pasión, la paleontología, con parada, de vez en cuando, en Marruecos.

Eres consultor turístico y viajas mucho por el mundo dando ponencias. ¿En qué consiste tu labor?
Después de llevar años en el sector tengo experiencia y la estoy exportando. Estoy especializado en innovación turística, que comparto a través de talleres de formación empresariales y asesoramiento y asistencia técnica en planes turísticos. Viajo a América seis o siete veces al año. 

¿El turismo está cambiando tanto como se dice?
La realidad es que ha cambiado en los últimos cinco años gracias a los ‘smartphones’. Hemos pasado a un escenario en el que una persona se puede construir su viaje a través del teléfono móvil.

¿Qué aprendes cuando sales al extranjero?
La importancia de entender la cultura de un país para poder disfrutarlo. Para viajar hay que mirar con los ojos del que vive allí. Si no, ves un decorado. El turismo colaborativo está empezando a funcionar. Cuando te alojas en las casas de la gente entiendes mejor su cultura. Hay plataformas que están propiciando todo esto, como Airbnb, Trypadvisor, Homeaway, Wimdu... Estos cambios no los perciben tan rápido los Gobiernos.

Es decir, la tecnología va por delante de la política... 
Te puedo contar que en Nicaragua estuve reunido con la ministra porque querían desarrollar la parte atlántica del país y les mostré la cantidad de reservas de Airbnb en la zona y era espectacular. Ellos lo desconocían.

Este año vamos a llegar a los setenta millones de turistas en España, pero  ahora se busca un turismo de calidad, que deje más dinero.  
Para que el gasto se incremente debemos apostar por un turismo experiencial e individual. El problema es que aquí hemos industrializado el turismo con paquetes sin libertad para los viajeros y eso impide que gasten más. Tenemos que enseñar una nueva perspectiva del país. Aquí donde estamos, en el puerto pesquero, fíjate qué vistas hay. Y la gente no lo conoce. Creo que hay que apostar por la economía colaborativa, como decía. Airbnb ha tenido este año más volumen de facturación que Booking. Tenemos más ejemplos: Blablacar, Uber, Eatwith, Drivy... Es un postcapitalismo. Venimos de comprar y vender bienes y ahora los  compartimos. Y esto provoca también que el turista gaste en otros sectores de la sociedad.

Hemos tenido un aluvión de visitas en Almería este verano. ¿Cómo se encuentra la provincia?
Tiene unos próximos años espectaculares. Está de moda, no comercialmente sino intelectualmente, y me explico. Se ha creado una imagen de lugar exclusivo y se está apoyando en la ‘publicity’, con la visita de famosos a la provincia, el cine, que está llegando a tantas personas, y el pequeño empresario, que en los últimos años ha creado una oferta de turismo activo y aventura, por ejemplo, que antes no existía.

El hecho de estar fuera del eje turístico promovido por la Junta de Andalucía ¿nos va a afectar?
Para nada. No debemos perder el tiempo con esas cosas. En mi opinión debemos fortalecer el eje Málaga-Almería. Nuestro aeropuerto ha bajado en tráfico estos años y ahora el aeropuerto de Almería es el de Málaga. Debemos unir la imagen de ambas ciudades, como hace Stansted en Londres. Productos como Cabo de Gata deberían incorporar la etiqueta del aeropuerto malagueño. 

¿Qué valor añadido hemos conseguido todo este tiempo?
Para mí ha habido una clave: el turismo vende el resto de sectores. Exportamos la marca España. Cuando un alemán viene se familiariza con los productos españoles y luego los compra en su país. El turismo es una gran herramienta de comercialización. 

Si dirigieses el turismo de la provincia, ¿qué medidas tomarías? 
El primer paso sería buscar una estructura de capacitación continua del sector. 
Luego crearía una unidad dedicada a la comercialización on line de la provincia. Y por último una factoría de innovación turística. En este sector no hay que ser intervencionista, sino apoyar las ideas de los empresarios