Homenaje a los subtenientes García Moya y Alvir Jiménez, de la BRILEG

Más de ciento veinticinco compañeros asisten a la celebración por su pase a la reserva

Más de cien compañeros de los subtenientes Antonio García Moya y Aurelio Alvir Jiménez se fotografiaron en el ruedo, previo a la capea donde junto a
Más de cien compañeros de los subtenientes Antonio García Moya y Aurelio Alvir Jiménez se fotografiaron en el ruedo, previo a la capea donde junto a
Juan Antonio Barrios
14:26 • 16 nov. 2016

Los subtenientes de la Brigada de La Legión ‘Rey Alfonso XIII’, Antonio García Moya y Aurelio Alvir Jiménez, han recibido un homenaje por su pase a la reserva. Una celebración que ha acogido la finca que el novillero almeriense Pascual Oña posee en el barrio de Los Molinos y que es además la sede de su peña.

Antonio García es subteniente de Infantería, además de redactor jefe de la revista de La Legión. “Llevo en la Brigada de La Legión desde el año 1995. Poco después de la llegada de la BRILEG a Almería. Nunca pensé que podían venir tantos amigos y compañeros a nuestro homenaje por el pase a la reserva”, rememoró el subteniente Antonio García Moya, que asistió junto a su esposa Inmaculada Losada. Su hija María no pudo asistir al encontrarse estudiando fuera de Almería.

Por su parte, el también homenajeado Aurelio Alvir Jiménez es subteniente  y lleva en la BRILEG veinte años. “Este homenaje nos está resultando muy emotivo y a la vez muy agradable. Es un acto diferente a cualquier otra de las despedidas a las que he asistido. Han venido un total de ciento veinticinco personas. Todo empezó con unos amigos que nos querían organizar una celebración y al final  se ha convertido en una gran fiesta en esta inigualable finca que posee el novillero almeriense Pascual Oña”, señaló el subteniente Aurelio Alvir Jiménez, que estuvo acompañado por su esposa, Cheli Prieto, su hijo, Rubén, su nuera, Rocío Baeza y el nieto, Óliver. En esta ocasión su otro hijo, Javier y su nuera Irene no pudieron arroparlo en su homenaje por encontrarse estudiando en Zaragoza.




La fiesta  
Tras el cóctel de bienvenida, los asistentes a la finca del novillero le esperaba un típico arroz campestre a base de pollo y costilla, además de sabrosas carnes a la brasa, realizadas por un cocinero argentino. Comidas que fueron del agrado de cuantos asistieron.




La capea  
La coqueta plaza de toros de la finca fue donde se celebró la capea y que tras los primeros pases del novillero fueron muchos los asistentes que se atrevieron a dar unos pases a la vaquilla. Momentos que fueron el punto simpático de la capea.Otra de las sorpresas que recibieron los homenajeados fueron las placas que les hizo entrega el propio Pascual Oña.









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