“Pienso poner un pie en tierra y plantarme por las infraestructuras”

Dando un paseo por el Casco Histórico el alcalde de la capital hace un balance personal de su primer año de mandato. 

Durante el recorrido por el Casco Histórico de la ciudad.
Durante el recorrido por el Casco Histórico de la ciudad.
Lola González
12:29 • 26 nov. 2016

Ramón Fernández-Pacheco cumplemañana un año al frente del Ayuntamiento de Almería. Aquí cuenta su balance más personal, cómo le ha cambiado la vida y sus propósitos para lo que le queda de mandato.




¿Cómo le ha cambiado la vida?
Muchísimo a todos los niveles. A nivel profesional es evidente pero a nivel personal también. Almería es una ciudad pequeña, soy de aquí  y no estoy acostumbrado a que la gente me reconozca por la calle, que me pare. Es verdad que todavía nadie me ha parado para increparme ni faltarme al respeto, a mi la gente lo único que me da es cariño, me cuentan sus problemas con mucho respeto. Antes nunca me habían pedido fotos en la calle y eso es algo que me sorprende, me hace gracia, pero que es una muestra cariño.




Pero ¿pesa el cargo?
Se me está poniendo el pelo blanco cuando no lo tenía y el nivel de responsabilidad lo llevo encima de los hombros. Además no sé desconectar ni evadirme. Trabajo todos los días mañana y tarde. El otro día me decían que estoy trabajando estas últimas semanas 16 horas diarias y eso se queda en el cuerpo.




No deja respiro a los suyos entonces.
A mi me gusta estar encima de los temas y de las áreas, presumo de que puedo hablar prácticamente de todas porque despacho con concejales y funcionarios y voy a ver las cosas.




Es cierto que también he tenido momentos desagradables, claro, como en el último Pleno con la vecina de Cuevas de los Medina, pero yo entiendo que estaba desesperada y no le reprocho nada, entendí que necesitaba desahogarse. En líneas generales a pesar de la carga de trabajo, la gente me ha recibido muy bien.




¿Qué ha supuesto a nivel profesional?
Me siento un privilegiado porque es inédito que una persona de 33 años en los tiempos que corren sea alcalde. Al principio de la democracia sí que era más habitual pero actualmente ser alcalde de una capital de provincia con más de 200.000 habitantes con mi edad estoy solo yo, y eso es un orgullo para mi. Será 'el niño'.




Ya no soy tan niño. Hay algunos que aún me tienen en el móvil como Ramoncillo, otros Ramón Nuevas Generaciones (NNGG), pero a pesar de mi juventud me toman muy en serio tanto en el partido como fuera. Es verdad que mis interlocutores en las administraciones son gente de la edad de mi madre.




¿Qué queda de Ramoncillo, el de NNGG?
Pienso que  queda mucho pero es verdad que hay quien me dice que me ha cambiado el carácter. Quiero pensar que no.
Acabé la carrera hace 10 años de Erasmus en Italia y  aquel Ramón que vivía en Sicilia con sus amigos Fernando y Mariano no es el mismo que se levanta por las mañanas y lee 70 periódicos por la  antes de tomarse el café y que se acuesta con más de un disgusto. Lo peor de ser alcalde es ver problemas de la gente o de la ciudad que no puedes solucionar o que no son inmediatos, da mucha impotencia.


¿Puede seguir llevando al cole a su hija?
Hoy la he vestido, la he peinado, no la he llevado al cole pero sí que intento hacerlo. Sin duda eso es lo peor a nivel personal, lo poco que veo a mis hijos. Hay días que los veo durmiendo porque cuando me voy de casa están dormidos, como fuera y como se acuestan sobre las nueve, muchos días cuando llego ya están durmiendo.


Es cierto que como mi hija ya está en su cama muchas noches se viene a la nuestra y me encanta. Pero sin duda eso es lo peor porque soy consciente de que el tiempo que no viva con ellos ahora no lo voy a recuperar, y tengo como tarea pendiente conciliar mejor. No soy un ejemplo de conciliación, salir todos los días del despacho a las 22.30 ó a las 23.00 horas no es sano y tampoco creo que sea mejor alcalde por esto.


Es una lucha entre la vida personal y profesional.


Soy muy consciente de la responsabilidad que tengo y de lo que la gente espera de mi. Por debajo de mis hijos, esto ahora mismo es lo más importante para mi.


No sé lo que van a pensar los ciudadanos de mi en 2019, ni siquiera sé lo que piensan de mi ahora mismo, supongo que habrá de todo, pero sí tengo claro que quiero ser consecuente conmigo mismo y que la peor sensación que me puedo llevar es fallar porque no haces algo que sabías que tenías que hacer.


¿Quién y cómo le comunica que se va Luis Rogelio Rodríguez y que le toca coger el testigo?
Fue una comunicación en dos fases. Primero me llamó Luis un día estando en mi despacho de Cultura y me dijo que si todo iba bien me iba a nombrar primer teniente de alcalde, concejal de Urbanismo y portavoz. En ese momento me sorprendió muchísimo. Me dijo que ya hablaríamos pero que esa era su idea con la intención de que me fuera rodando para cuando llegara el momento. Me lo soltó así, sin haber hablado nunca conmigo antes.


En las 24 horas en las que estuvimos en la oposición yo le mandé un mensaje y le dije que lo sentía sobre todo por él, y él me hizo referencia a esa llamada diciéndome que él lo sentía por mi, por lo que podía haber sido. Después todo salió bien, hizo el nombramiento y la verdad es que estuve cinco meses muy buenos porque Luis me delegó mucho, me dio las riendas del Ayuntamiento e hizo saber a todos que lo que yo dijera es como si lo dijera él. Ejercí teniéndolo a él de respaldo.


¿Y la segunda fase?
 La segunda llamada me la hizo una tarde en la que me pidió que fuera a su casa.  Cuando llegué me sentó en un sofá que tiene en su jardín y me dijo que se iba. Yo intenté convencerlo pero me dijo  ya lo había pensado, que estaba convencido y que yo lo estaba haciendo muy bien. Todavía no lo había hablado con nadie ni de su familia ni del partido, quería saber mi disposición, pero que su propuesta era que yo me quedara de alcalde. Le pregunté muchas veces si estaba convencido y lo tenía clarísimo, además me tranquilizó mucho. Luego ya todo se sucedió y se hizo el cambio en diez días.


Luis Rogelio estaba convencido de que su ciclo había concluido y decidió marcharse. Eso le honra, y a la larga se ha demostrado que la transición que él ha pilotado ha sido la que mejor se ha hecho no solo en Almería sino en todos sitios. Además está sabiendo ser un magnífico exalcalde, que es muy difícil, porque normalmente los delfines acaban siempre peleados con sus antecesores. 


¿Cómo se llevan?
Mejor que cuando era mi jefe. Como con él una vez al mes y nunca me ha llamado para meterse en algo del Ayuntamiento, me ha respetado siempre pero sé que va a estar ahí si necesito consultarle cualquier cosa.


¿Cómo reciben sus compañeros la noticia?
Creo que les sorprendió más lo de teniente de alcalde que lo de alcalde. Hay que entender que yo era el número 9 de la lista del PP, supongo que todos los que iban antes y les adelanté por la izquierda les sorprendería. No he percibido que no me reconocieran como jefe aunque a nivel personal puede que haya alguno que piense que se lo merecía más que yo, no lo sé,  eso ya cada uno lo sabrá. Estoy contento con el equipo.


¿Hará el suyo en 2019?
Sin lugar a dudas.


¿Eso significa que será el candidato del PP?
Sí, vamos eso espero (sonríe).


¿Hasta donde quiere llegar en política?
Me voy a remontar a la prehistoria (risas). Tengo muchos compañeros que en su día decidieron meterse en política mientras estudiaban la carrera y algunos no la acabaron por eso, de hecho es algo bastante habitual en las organizaciones juveniles políticas. Yo no lo hice.


Fui en la lista de 2003 el 24, tenía 19 años y podría haber entrado de asesor o algo, y decidí que lo primero era la carrera. Cuando terminé decidí colegiarme y empezar a trabajar en El Ejido.  Jamás pensé que me iba a dedicar a la política, es verdad que tenía buenos amigos allí, que me gustaba, pero nada más. 


A veces recordamos cuando nos fuimos a ver la Eurocopa de Austria en 2008 en una autocaravana Javier Aureliano García, Miguel Ángel Castellón, Juanjo Alonso, Manolo Guzmán, mi hermano y yo, y no era político ni lo pensaba, eran mis amigos.


Pero dejé el trabajo, me puse a preparar oposiciones y entonces surgió la oportunidad de entrar en el Ayuntamiento como asesor y acepté. ¡Quién me iba a decir a mi que solo siete años después iba a ser el alcalde de Almería!


Me ha demostrado la vida tantas veces que no tiene sentido plantearse nada a  largo plazo...En política hay muchos que tienen su hoja de ruta marcada, que se ven dando discursos con el mármol verde de la ONU de fondo, y la vida da tantas vueltas que no tienen ningún sentido.


Yo lo que quiero es ser un buen alcalde. Me conformo con que a mis hijos les hablen de mi como a mi me hablan de mi abuelo, que fui un hombre que hizo lo que pudo y que mejoró la ciudad.


¿Cómo lleva que Susana Díaz no le haya recibido?
Creo que es una torpeza y en su partido en Almería lo saben. A quien no recibe es al alcalde de Almería no a Ramón Fernández-Pacheco.


¿Cómo quiere dejar Almería?
Quiero dejarle al próximo alcalde la ciudad mejor de cómo yo la encontré, porque nadie puede negar que Luis Rogelio lo ha hecho.


Creo que es importante modernizar la ciudad desde la propia administración con cambios del modelo de contratación y la organización, a apostar por una movilidad más sostenible y continuar con la peatonalización del Casco Histórico. Es necesario implementar las nuevas tecnologías y aumentar en el día a día la participación real que tienen los ciudadanos.


¿Y en materia de infraestructuras?
Pienso poner pie en tierra y plantarme, no pienso permitir que el proyecto puerto-ciudad se convierta en un nuevo soterramiento, hay que sacarlo adelante y convencer a los ciudadanos de que podemos hacerlo porque en muchos casos me miran casi con pena porque me ven muy ilusionado, con ese miedo colectivo y escepticismo.


Tenemos que romper barreras y por eso estoy tan convencido de que necesitamos un plan estratégico que nos muestre nuestras fortalezas y debilidades, que nos marque lo que debemos potenciar. Y sobre todo, que luchemos por acabar con el abandono sistemático que existe desde Fiñana hacia afuera.



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