La Policía Nacional investiga casos de extorsión con imágenes íntimas

El Grupo VI de la Comisaría de Almería detecta coacciones con vídeos y fotografías captadas en redes sociales, un sistema conocido como sextorsing

Grupo VI de la Policía Nacional de Almería
Grupo VI de la Policía Nacional de Almería
Javier Pajarón
10:17 • 08 dic. 2016

La ciberdelincuencia convierte las redes sociales en un campo minado para sus usuarios. La nómina de fraudes  crece día a día y salpica los escritorios de las comisarías y cuarteles de términos inventados para intentar acotar y comprender la avalancha de nuevos delitos. Sexting, grooming, ciberbullying, phishing, smishing, spoofing...




La última tendencia detectada en Almería se conoce como sextorsing o sextorsión. Agentes del Grupo VI de la Policía Judicial de la Comisaría Provincial de Almería investigan coacciones a ciudadanos con imágenes íntimas captadas a través de redes sociales y chats.




Las víctimas son fundamentalmente menores de 40 años. Las organizaciones habrían captado imágenes de contenido sexual en la Red y luego amenazado con su difusión. Según confirma a LA VOZ DE ALMERÍA el jefe del Grupo VI de la Policía Nacional, “la víctima sufre chantaje o la llegan a extorsionar solicitándole una cantidad más o menos elevada de dinero para evitar que esas imágenes o vídeos salgan a la luz”.




Los contenidos se consiguen gracias a un engaño previo. “Tras la creación de un perfil falso de mujer o de hombre bien parecidos, solicitan amistad a las posibles víctimas para empezar a hablar con unos y otros y conseguir engañarle obteniendo la mayor cantidad de datos posibles de esa persona”, añade el responsable de la investigación de delitos telemáticos de la Policía Nacional en Almería.




“Desde el perfil falso, se entabla poco a poco mas amistad con las víctimas llegando un punto en el que se envían imágenes o se realizan videos de claro contenido sexual o bien se realizan videoconferencia tipo Skype”. Entonces se completa la sextorsión. La víctima cae en la red.




El rastro
La Policía Nacional sigue el rastro de los delincuentes aunque topa con dos limitaciones. La primera son las pocas denuncias presentadas. Las víctimas, en su mayoría varones, temen quedar comprometidos si acuden a las autoridades y prefieren pagar para evitar la difusión de los contenidos sexuales. Y, en segundo lugar, las bandas superan las barreras fronterizas. “Hoy en día suele tratarse de bandas organizadas y preparadas que actúan desde el sur de África, habitualmente”, precisa el jefe del Grupo VI.




“No obstante, la recomendación es poner una denuncia en Comisaría o en el Juzgado, aún teniendo en cuenta que este tipo de chantajes es muy complicado llegar hasta el chantajista por que se encuentra en países donde la ley es inexistente, o se realiza a través de proxys en diferentes países”.




Además, pagar no garantiza la eliminación de los contenidos robados y puede extender la sextorsión en el tiempo.
Pero, ¿qué sucede si se difunden? Hay algunas fórmulas, como explica la Policía Nacional de Almería. “Si esas imágenes o vídeo se publican, podemos exigir a google o al resto de buscadores, e incluso a la pagina donde están colgadas que procedan a su borrado. Para todo ello nos solicitarán que dichos hechos hayan sido denunciados con anterioridad”, expone la Policía Nacional.


También se deben tomar medidas preventivas como cambiar contraseñas de los perfiles, comprobar periódicamente las condiciones de seguridad y guardar correos e imágenes que permitan a los agentes seguir el rastro de los delincuentes.
Según datos oficiales de la Fiscalía de Almería, durante el año 2015 se abrieron en la provincia 74 procedimientos por amenazas y coacciones y 395 por estafas a través de sistemas informáticos, teléfonos móviles e Internet. 


En total, la cifra de delitos telemáticos detectados por la institución ronda los 600 anuales y se encuentra en proceso de crecimiento por la constante renovación e invención de nuevos sistemas de fraude. Curiosamente, sólo una mínima parte acabó con una sentencia condenatoria (8 casos), circunstancia que mide la incidencia de las estafas telemáticas en un entorno global, más allá de las fronteras tradicionales.



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