El equipo del investigador almeriense, Juan Miguel Redondo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) junto a investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto que la inhibición en ratones de una proteína de la pared arterial es capaz de revertir la enfermedad aórtica en el síndrome de Marfan y en otras formas de aneurisma.
Los resultados del estudio, publicado este lunes en la revista Nature Medicine, sugieren un papel importante de los inhibidores de la proteína NOS2 para el tratamiento de los aneurismas de la aorta torácica. Por ello, los investigadores ya han contactado con la industria farmacéutica para determinar la eficacia de estos medicamentos en ensayos clínicos con pacientes de Marfan, lo que subraya el carácter traslacional de la investigación.
Aneurisma
Un aneurisma es una dilatación o ensanchamiento anormal de una porción de una arteria, debido a una debilidad patológica de la pared del vaso sanguíneo, que puede progresar hasta provocar la rotura del mismo. Se trata de una patología indolente, que durante periodos largos de tiempo ocasiona una sintomatología mínima o nula, pero también virulenta, pues puede experimentar de forma súbita complicaciones catastróficas, a menudo mortales.
Estas características hacen imprescindible un diagnóstico precoz y certero, un seguimiento riguroso y un tratamiento con cirugía en el momento adecuado, apuntan desde el Centro de Investigaciones Científicas Cardiovasculares Carlos III.
Debido a que el riesgo de rotura aórtica aumenta con el grado de dilatación de la arteria, los tratamientos farmacológicos actuales tratan de aminorar la presión sobre la pared arterial. Sin embargo, los fármacos utilizados para el tratamiento de estas enfermedades, incluyendo el síndrome de Marfan (una enfermedad causada por defectos en el gen de la fibrilina-1), no son capaces de evitar el deterioro de la pared aórtica, por lo que no resultan muy eficaces en la prevención de la rotura.
Pasar por quirófano
El tratamiento quirúrgico es el único realmente eficaz, pero no es inocuo, por lo que se indica cuando el riesgo de rotura aórtica es mayor que el de la cirugía. Además, tampoco mejora ni detiene el problema intrínseco de la pared aórtica, que es progresivo y no se confina a un segmento anatómico concreto. Por ello, resulta imprescindible identificar los mecanismos responsables de la degeneración de la pared aórtica y descubrir nuevas dianas farmacológicas para modificar favorablemente la evolución natural de estas enfermedades.
El trabajo, codirigido por Miguel Campanero, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols (CSIC) se han analizado los mecanismos moleculares involucrados en la formación y progresión del aneurisma aórtico torácico. De esta forma, identificaron dos posibles dianas terapéuticas: la metaloproteinasa ADAMTS1 y la óxido nítrico sintasa NOS2.
Previene y también cura
“Por vez primera hemos mostrado que la inhibición farmacológica de la proteína NOS2 no sólo previene la enfermedad aórtica torácica, sino que también tiene capacidad curativa”, asegura Redondo. Los investigadores de su equipo han comprobado asimismo que el inhibidor de NOS2 1400W era igualmente eficaz en ratones con síndrome Marfan, jóvenes y más mayores, lo que sugiere que NOS2 es esencial tanto en el comienzo como durante la progresión de la enfermedad. Y aunque advierten que hay que ser precavidos a la hora de trasladar las conclusiones obtenidas en ratones a la enfermedad humana, los resultados “justifican plenamente el inicio de ensayos preclínicos y clínicos con fármacos que inhiben NOS2 tanto para tratar Marfan como otras enfermedades”.
Y otras enfermedades
Además, añade el Redondo, “debido a que los inhibidores de NOS2 se han utilizado con seguridad en ensayos clínicos para otras enfermedades, como la artritis reumatoide, la migraña o la endotoxemia, creemos que los inhibidores específicos NOS2, podrían ser utilizados en muy poco tiempo para el tratamiento de la enfermedad aórtica”.Los hallazgos publicados este lunes día 9 de enero en Nature Medicine son, por lo tanto, “muy buenas noticias”, concluyen los investigadores.
El estudio ha sido financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, el CSIC, la Fundación Pro CNIC, la Fundación La Marató, la Red de Investigación Cardiovascular (RIC) y el CIBER de cardiovascular (CIBERCV) del Instituto de Salud Carlos III y es la consecuencia de los diferentes trabajos e investigaciones desarrolladas por todos sus componentes, incluido el investigador almeriense.
Redondo, que es Profesor de Investigación del CSIC, entró a formar parte del CNIC gracias a un acuerdo entre los dos centros. A partir de 2001 participó en su gestación y vertebración, y más adelante fue Director del Departamento de Biología Vascular e Inflamación durante un período de 4 años. Actualmente ocupa el cargo de Full Professor dentro del Área de Fisiopatología Vascular del citado CNIC.
Investigador almeriense
El investigador almeriense Juan Miguel Redondo inició sus estudios en la Sagrada Familia de Almería. Cursó la Licenciatura en Bioquímica (1982) y el Doctorado en Ciencias (1987) por la Universidad Autónoma de Madrid. Durante su tesis doctoral, y formación posdoctoral, su trabajo estuvo centrado en el área de Inmunología, sobre todo en procesos de activación y regulación transcripcional de linfocitos T, así como en los mecanismos de generación de diversidad. Estos trabajos se llevaron a cabo en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), Hospital de la Princesa de Madrid, en la Harvard Medical School y en el Duke Medical Center. Desde 1995 dirige su propio laboratorio, inicialmente en el CBMSO (CSIC/UAM) y su área de trabajo se extendió a enfermedades crónicas inflamatorias, hipertrofia cardiaca y retinopatías isquémicas. Más recientemente, su grupo ha trabajado en cómo mejorar la pared vascular y las patologías asociadas como el aneurismas, la restenosis o la aterosclerosishacia.
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