Al Cristo de Jovellanos le arreglan la casa

El añejo edificio pertenece a la familia de Navarro Berenguel que promueve viviendas y bajos comerciales

El edificio histórico  da a tres calles: Jovellanos, Emilio Ferrera y Lope de Vega.
El edificio histórico da a tres calles: Jovellanos, Emilio Ferrera y Lope de Vega.
Manuel León
01:00 • 24 ene. 2017

Los Navarro Berenguel, una familia de farmacéuticos almerienses, promueve obras de rehabilitación en el caserón de la calle Jovellanos de su propiedad donde esta situada Casa Puga, una de las tabernas con más solera de  la ciudad.




La rehabilitación de la histórica manzana de viviendas, con varios siglos de antiguedad,  que da también a las calles Emilio Ferrera y Lope de Vega, está próxima a finalizar y contará con tres viviendas familiares y bajos comerciales sobre unos 500 metros de planta. El inmueble no tiene ninguna protección especial, pero sí conservará su histórica fachada, sus rejerías, losa hidráulica, ménsulas, con forjados y cubiertas nuevas.




Las obras fueron iniciadas por la constructora Coalsa del empresario Manuel Sánchez Monerry y serán finalizadas por AGP, de Alberto Grandía.




Lo más singular de este viejo caserón del casco histórico es que alberga en su interior un cuadro del llamado  Cristo de los Carboneros al que le precede una singular historia: explica José Navarro Berenguel, el propietario, que su madre, María Berenguel, le contaba que el Cristo fue producto de una aparición en el siglo XVI cuando un menesteroso pasaba la noche allí, entre la paja de las caballerizas. Desde entonces esa imagen  ha sido venerada en distintos periodos históricos y ocultada para evitar tropelías. Lo cierto es que se desconoce la autoría de esa pintura, aunque fue retocada, según Navarro Berenguel, por Jesús de Perceval, aunque lleva firma de Capuleto.




Calle del Cristo Rojo
El Cristo fue oculto tras sacos de carbón durante la Guerra y  la calle, que entonces se llamaba del Santo Cristo, la transformaron las milicias en calle del Cristo Rojo.




Allí estuvo ubicada la conocida como Posada del Malagueño, hasta que fue adquirida por una familia de Madrid y después de la Guerra pasó a  manos de  María Berenguel, madre del actual copropietario junto a otros familiares.
Ahora comienza otra etapa en el devenir de este añejo caserón que alberga aún la estampa del Cristo que dio nombre a la calle, ahora llamada de Jovellanos.




Droguería Toro y Sastrería Serrano
El edificio albergó en sus bajos la Droguería Toro, donde José Toro hacía sus compuestos de pinturas. Le sucedió su hijo Antonio que vendía lienzos, carboncillos y óleos para pintar. También se ubicaba arriba la Sastrería del Maestro Serrano y una tienda de lanas por la parte de la calle Lope de Vega. Por Emilio Ferrera, linda con la casa del médico Cristóbal Esteban, con una casa en ruinas del arquitecto Antonio Góngora, antes de la Marquesa de Alcolea y del futbolista Lemus, y con la de Emilio Esteban, que era de los Romero Balmas.





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