El sistema penal español presume de flexibilidad en la búsqueda de soluciones a las conductas delictivas. Los jueces y los centros penitenciarios cuentan con un amplio abanico de herramientas para conseguir el triple objetivo de castigar a los delincuentes, reparar los daños a las víctimas e impulsar la reeducación de los condenados.
Entre las fórmulas en expansión se encuentran los trabajos en beneficio de la comunidad (conocidos como TBC), una medida alternativa a la entrada en prisión cada vez más común en la resolución de procedimientos sobre delitos menores.
Los ordenan los jueces, pero su ejecución depende de Instituciones Penitenciarias. En Almería, el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas de El Acebuche (SGPM coordinó más de 1.200 prestaciones de TBC en la provincia durante el ejercicio 2016, una muestra de la auténtica dimensión de este sistema.
Prisiones defiende sus ventajas. “Es una medida igualitaria que se cumple en libertad y evita por tanto la ruptura con la vida familiar, laboral y social del penado, además de promocionar valores como la solidaridad, la responsabilidad y el bien común”, señala la Secretaría General. “Cumple una finalidad restitutiva a la vez que ejemplarizante e integradora”.
El funcionamiento es sencillo. Puesto que en España no existen los trabajos forzados, el penado debe dar su consentimiento para cambiar la condena de cárcel por una medida alternativa de TBC. Se cumple gracias a la colaboración de ayuntamientos y asociaciones (con convenios firmados) y busca la reeducación del sujeto mediante trabajos comunitarios no remunerados (arreglos de jardines y calles, limpieza, acompañamiento en centros sociales, etc.).
En Almería, el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas de El Acebuche cuenta con la cooperación de los ayuntamientos de Vícar, El Ejido y Níjar fundamentalmente, que ceden sus plazas para los TBC. Además, existen convenios muy valorados con Cáritas, Cruz Roja y Banco de Alimentos entre otras entidades.
Esta diversidad de recursos es decisiva porque los TBC persiguen mantener a los condenados en sus entornos laborales y familiares, por lo que son necesarias plazas repartidas por toda la geografía de la provincia.
De hecho, la capital sufre actualmente cierto déficit para el cumplimiento de los trabajos comunitarios. Para paliar esta situación, además de las ONGs, El Acebuche ofrece plazas en el penal y la realización de talleres y programas desarrollados por técnicos de seguridad vial.
Delitos menores
El 47 por ciento de las prestaciones ejecutadas en la provincia de Almería durante el año 2016 se desarrollaron gracias a la colaboración de los ayuntamientos, el 30 por ciento se llevaron a cabo dentro de los propios programas del centro penitenciario y el resto en coordinación con asociaciones no gubernamentales.
Prisiones asegura que los efectos son positivos y que se combate la “pasividad penal”, esto es, el penado participa de unas tareas para ‘pagar’ a la sociedad. “Se cumple la medida en libertad, evitando la ruptura con la vida familiar, laboral y social del penado”. Y, además “frente a otras sanciones penales, las personas que cumplen trabajos en beneficio de la comunidad no dependen de su capacidad económica”.
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