En su libro dice que Margaret Thatcher se llegó a oponer a la reunificación alemana por el poder que alcanzaría Alemania. Visto lo visto, ¿sus temores eran fundados?
Lo eran. Alemania es líder de Europa por méritos propios. El intento de la Thatcher de impedir que se unieran dos Alemanias que eran un mismo país fue de un cinismo bochornoso.
¿Cree que habrá un repliegue militar americano conTrump?
No estoy seguro. Lo que sí va a pretender, sin muchos miramientos, es que los europeos nos gastemos más en defensa y no sigamos gorroneando. Y lleva razón en eso.
Si ocurre este repliegue, Rusia podría tomar de nuevo protagonismo. ¿Puede que los americanos y los rusos echen de menos ciertos aspectos de la Guerra Fría?
Rusia ya tiene protagonismo. El recuperar el papel de gran potencia es lo que da popularidad a Putin. Su pueblo es muy nacionalista. Lo ha conseguido, a veces, interviniendo en países de su entorno que no acaba de aceptar que sean totalmente independientes.
¿Los americanos se han hartado de poner los muertos en las guerras? ¿Existe esa percepción entre los yankis?
Existe de forma creciente. Comparan cifras. A la hora de enviar gente a apagar un fuego internacional, los europeos, por razones electorales, acaban diciendo: “Mis chicos (y chicas), no. Si muere alguien que sean los de Chicago o Minnesota. No los de Almería, Burdeos o Milán”. Con gastarse el dinero, igual. Nos comprometimos formalmente a gastar 2% en seguridad y defensa y luego casi no llegamos al 1%. Es normal que, ellos que siguen gastando, se harten.
¿Qué le parece la intransigencia de España y otros países hacia países donde se incumplen derechos humanos y su transigencia con Arabia Saudí? ¿La realpolitik pesa demasiado?
No sueñe. Somos intransigentes en muy pocos países y en muy pocas situaciones. Esa es la realpolitik cínica que practican todos los países. Comercio, vendo, luego existo
Afirma que siempre creyó que los diplomáticos eran unos mamones. ¿Qué descubrió finalmente?
Que no lo eran, ni mucho menos. Son, en genral, gente cumplidora, preparada y que trabaja para defender a España. A menudo en situación confortable. En ocasiones, en incómodas o peligrosas. Esa es una de las cosas que explico, espero que de forma amena, en el libro.
¿Un diplomático se retira para siempre o sigue cuidando sus redes, sus contactos? ¿Le siguen llamando para pedirle favores?
El teléfono casi para de sonar. En mi caso personal no del todo por mi exposición en la tele, radio, escribir libros…Pero normalmente la vida cambia por completo. Cuando te jubilas eres “uno que fue”.
¿Sintió en su estancia en América que los estadounidenses tenían algún interés en Palomares?
No tienen la menor idea de donde está Palomares. Sólo una muy, muy ínfima minoría. Ni tampoco donde está Almería.
¿Para qué Gobierno español ha sido importante este asunto?
En todas mis etapas en Exteriores, últimos años del franquismo, UCD, PSOE... el tema de Palomares ha ocupado y preocupado al Ministerio. Con intensidad, a veces, cuando se aproximaban negociaciones con Washington. No le podría decir para cuál ha sido más importante. Creo que lo fue para todos los gobiernos pero no hagamos ombliguismo. Había otros temas importantes.
Comenta la importancia de la revista ¡HOLA! en la diplomacia. ¿Por qué?
No insisto en ello, pero es cierto que regalar la revista ¡HOLA! en Embajadas iberoamericanas en el país en el que estuvieras destinado o entre las Embajadas de personas que habían vivido en España te granjeaba claras simpatías.
¿Cómo definiría a los españoles?
Gente simpática, acogedora, ocurrente, solidaria, pero envidiosa (un poco cainita, a veces), casi tan trabajadora como el primero, optimista sobre su futuro personal y menos sobre el de España.
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