La Plaza del Carmen empezaba por el sur en la esquina con la de Manuel Pérez, donde estaba la administración de lotería de 'El Gato Negro' y se prolongaba hacia el norte hasta el comienzo de las calles de Antonio Vico y de Federico de Castro. Aunque nunca fue una plaza principal, gozó siempre de renombre por la importancia de los comercios que en ella existieron y porque era un lugar de paso obligado para todos los que iban desde el centro hacia la gran manzana del barrio de San Cristóbal.
El negocio más antiguo que se conserva en la plaza es el Hotel la Perla. El edificio original, un viejo caserón del siglo XIX, fue demolido en 1962 cuando el propietario del establecimiento Gustavo Rodríguez Florido, quiso hacer un hotel moderno. Sobre su solar se edificó un piso de diez plantas, que fue inaugurado el 21 de marzo de 1964. A pesar del cambio tan radical de escenario, el Hotel la Perla siguió siendo un lugar de viajantes y gentes del comercio y un punto de reunión para grandes acontecimientos. La televisión del comedor fue una de las primeras que se vieron en Almería, por lo que cada vez que ofrecían un partido de fútbol de la selección o la final del Festival de Eurovisión, había cola para coger una silla. Medio barrio vio en aquella Philips en blanco y negro el Mundial de fútbol de Inglaterra y la llegada del hombre a la luna.
En la Plaza del Carmen se mantuvo durante décadas la peluquería 'La Aragonesa', propiedad de los hermanos Ferrón y posteriormente del maestro Ginés Gutiérrez, que la mantuvo abierta hasta hace cinco años. Fue una de las pocas barberías que conservó en su fachada los colores de la bandera francesa, una vieja costumbre que ya se ha perdido.
También formaron parte de la vida de la plaza la bodega la Reguladora, la droguería Osiris, la joyería Troyano, la carnicería de los Díaz, el Hostal Alcazaba, la mercería 'La Caprichosa' y la sastrería de Juan Barón, que aunque oficialmente estaba empadronada en la calle de Antonio Vico, repartía su corazón con la Plaza del Carmen.
Su propietario, Juan Barón Urrutia, era un sastre vocacional que aprendió la profesión desde niño viendo trabajar al maestro Checa. En los años cincuenta emprendió la aventura en solitario ejerciendo el oficio sin horario y sin festivos. Trabajaba desde el amanecer hasta la madrugada porque tenía que cumplir con todos los encargos en un tiempo en el que la competencia y el trabajo eran fuertes, ya que apenas se conocía la ropa de confección y la gente se vestía con los sastres y con las modistas. Nunca renunciaba a un encargo ni el día en que se presentaron en su taller los organizadores de la llamada ‘Operación Pesca’ pidiéndole que le hiciera un traje express al actor Manolo Morán que tenía que vestirse de guardia urbano en la Puerta de Purchena y en el cuartel de los municipales no tenían ninguno a su medida. Por la mañana le hizo la prueba al célebre artista y por la tarde le entregó el traje.
En los años setenta llegó a la Plaza del Carmen un restaurante que con el tiempo se convirtió en bandera de una época, el Rincón de Juan Pedro’. Su propietario, Juan Pedro Alarcón Martínez, tenía la cafetería de la Térmica en el Zapillo y estuvo dirigiendo también la del Hotel la Perla, hasta que se decidió a montar su propio negocio. Llegó a un acuerdo con el empresario Federico Estrella para que le arrendara el local donde había estado la antigua bodega de la Reguladora y allí creó un establecimiento de lujo en aquel tiempo. Su iniciativa fue un éxito rotundo, convirtiéndose pronto en una referencia de la cocina tradicional almeriense. Tenía tres camareros que se ocupaban de la barra y otros tres en la cocina. La calidad de su pescado traspasó las fronteras provinciales y en su comedor se llegaron a reunir grandes personalidad de la política, del mundo del arte y muchos de los artistas de cine que en aquel tiempo pasaron por Almería. Francisco Martín, Manolo Gil, José Vázquez, Manolo Sáez, Paquito el del montacargas, Rafael Esquinas, Manolo Díaz, fueron algunos de los profesionales que formaron parte del aquella inolvidable plantilla.
La Plaza del Carmen se mezclaba por el sur con la de Manuel Pérez y su continuo torrente de vida. Allí aparecía la muy antigua administración de lotería de ‘El Gato Negro’, donde cada año, cuando llegaba el mes de diciembre, se formaban grandes colas para conseguir los décimos de la lotería de Navidad. El despacho tenía buena fama y una importante clientela formada por esa población flotante que venía de los pueblos a resolver sus asuntos burocráticos. La Plaza del Carmen tuvo también sus momentos de espiritualidad cuando en los años cincuenta la imagen de Jesús de la Pobreza, seguida de cientos de fieles, bajaba por la calle de Antonio Vico en su camino de regreso del vía crucis al Cerro de San Cristóbal.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/123813/la-plaza-del-carmen-y-sus-negocios