El reencuentro de un legionario con la bala que quiso matarle

Iván Castro Canovaca recibió un balazo el 7 de marzo de 2012 en Afganistán

Iván castro acompañado del coronel Victor Badós y teniente coronel Manuel Navarro en acto de  entrega del estuche con la bala.
Iván castro acompañado del coronel Victor Badós y teniente coronel Manuel Navarro en acto de entrega del estuche con la bala.
21:40 • 04 mar. 2017

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús rodeada por el imperativo ‘Detente Bala’ viaja con los legionarios destinados a misiones en el exterior. El escapulario rememora siglos de historia militar española, muy vinculada a la tradición religiosa, pero es también símbolo de la resistencia de los soldados ante el riesgo inminente de una muerte en acto de combate.




El ‘Detente Bala’ acompañaba a Iván Castro Canovaca aquella mañana del mes de marzo de 2012. Estaba en su bolsillo cuando los talibanes emboscaron el convoy a pocos kilómetros de la base del contingente español en Qala-e-Now (provincia de Bagdhis, Afganistán).




La Brigada de la Legión llevaba desde octubre de 2011 desplegada en misión de la OTAN para el adiestramiento de las tropas locales, aunque el grueso del contingente se incorporó luego, en el mes de enero, dentro de la denominada ASPFOR XXX.  




El 7 de marzo de 2012 Castro Canovaca participaba en la cobertura de seguridad de los soldados afganos junto a sus compañeros de la VIII Bandera Colón de la Legión. Buscaban establecer un puesto de observación en una peligrosa vía al sur del campamento, conocida como Ruta Lithium, según informó entonces el Ministerio de Defensa.




Cerca de la localidad de Ludina, sede de un estratégico “puesto de combate avanzado”, las milicias afines a los talibanes atacaron a las tropas. Iván Castro Canovaca, apenas veinteañero y futuro padre de una niña, resultó herido de enorme gravedad. El proyectil entró por el hombro derecho, alcanzó los pulmones y se alojó bajo el tórax, ligeramente escorada hacia el costado. La pieza pasó a milímetros de puntos vitales, pero no tocó ni el corazón ni la columna.




Cuenta el soldado que apenas sintió el balazo. Solo cuando intentó levantar el arma para responder instintivamente a los disparos de los enemigos en las colinas de Bagdhis, se descubrió sin fuerza en las piernas. Se llevó la mano a la clavícula y manchó sus dedos de sangre. Luego se desplomó sobre el camino de arena.




Un sargento José Moreno, vestido de héroe, le acompañó esos primeros instantes determinantes para salvar su vida. Prestó los primeros auxilios, mientras el convoy se protegía de los talibanes y trataba de organizar la evacuación hasta un emplazamiento seguro. 




Desde el  hospital de la base de Qala-e-Now (técnicamente conocido como Role 2) viajó unas horas después a Madrid para completar su atención en el centro médico Gómez Ulla. Allí le visitó Pedro Morenés, entonces ministro de Defensa, que subrayó su “moral altísima” durante una comparecencia en el Senado para explicar el incidente. 


Todavía cuentan en la Legión la milagrosa recuperación de su compañero que, perdido en uno de los puntos más conflictivos del planeta, guarida de los talibanes y escenario de una guerra cruenta (y asimétrica) abierta una década antes tras los atentados del 11S en Nueva York, fue rescatado de la muerte in extremis por los servicios médicos y sobrevivió para contarlo.


Cinco años después del episodio, Iván Castro Canovaca, natural de Alcalá la Real (Jaén) y actualmente destinado en Paracuellos del Jarama (Madrid), se reencontró cara a cara con el proyectil que casi le mata. 
El coronel Victor Badós, jefe del Tercio Don Juan de Austria, columna vertebral de la Brigada de la Legión en Viator, le entregó la bala en un acto informal pero de enorme simbolismo celebrado en la base Álvarez de Sotomayor (Almería).


El soldado recibió en el año 2013 la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Amarillo y posteriormente fue merecedor de un galardón de la Real Orden de Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo. Ambas colgaban de su pecho en el acto celebrado en el acuartelamiento almeriense.


A pocos centímetros de la cicatriz del balazo, Iván Castro Canovaca tiene tatuado un escudo de la Legión y la imagen del Cristo de la Buena Muerte, dibujado pinchazo a pinchazo antes incluso de alistarse en las Fuerzas Armadas, como recuerda orgulloso su padre Antonio Castro.


El proyectil se expondrá en el Museo de la Legión


Iván Castro Canovaca responde al gesto del Ejército y donará la bala que le hirió durante la misión en Afganistán al Museo de la Legión, ubicado en el acceso a la base Álvarez de Sotomayor de Viator (Almería). 
A la espera de la confirmación oficial sobre la fecha seleccionada, la pieza se entregará previsiblemente en un evento solemne el próximo mes de mayo donde formaron sus ex compañeros del Tercio Don Juan de Austria.


Iván Castro Canovaca  es, a pesar de su juventud, un soldado muy conocido entre los miles de legionarios desplegados por Almería, Málaga, Ceuta y Melilla. El disparo recibido durante la misión en la provincia de Bagdhis provocó un enorme impacto en todo el contingente español y su milagrosa recuperación se vivió con alivio.


No en vano, Afganistán es con mucha diferencia el terreno donde España ha perdido su mayor número de soldados (un centenar, además de más de 80 heridos). Apenas tres meses antes murió tiroteado en la misma Ruta Lithium el sargento primero Joaquín Moya Espejo, cordobés de 35 años de edad. La última víctima española en el conflicto es David Fernández Ureña, sargento del Ejército de Tierra  de 35 años de edad y natural de Bilbao. Falleció en un atentado en Qala-e-Now a principios del año 2013. 


La Legión es punta de lanza de las Fuerzas Armadas en misiones en el exterior y, menos en Irak, ha abierto la presencia española en todos los conflictos. En Afganistán ha participado en varias rotaciones en 2006, 2008, 2010, 2011 y 2012. 


En las fechas del ataque al grupo de Iván Castro, los legionarios integraban un equipo de “adiestramiento y mentorización” a las tropas locales (llegado en 2011) y un contingente mayor constituido como ASPFOR XXX. Desde el año 2014 España tiene previstos un máximo de485 militares dentro de las fuerzas internacionales en Afganistán, repartidos fundamentalmente entre Herat y la capital Kabul.



Temas relacionados

para ti

en destaque