Aún recuerda sus años como escolar en el colegio de El Milagro y como bachiller en el entonces Instituto Femenino, hoy Celia Viñas. La carrera de Derecho la llevó en el año 71 a Granada y, desde entonces, forjó su proyección profesional fuera de Almería, como abogada primero y como catedrática de la Universidad de Málaga después. Miembro de una generación que vio nacer e hizo suya la Constitución, es una de las mejores conocederas de nuestra Carta Magna, lo que la ha llevado a ser la primera jurista almeriense en acceder al Constitucional.
Una jurista almeriense por primera vez en un tribunal como el Constitucional. ¿Cómo lo está viviendo?
Con mucha ilusión, es la ilusión de cualquier constitucionalista. Estar en un órgano así que lo que tiene que hacer es velar por la adecuación constitucional de las leyes y por los derechos fundamentales es una cosa preciosa, la verdad.
Tiene una larga trayectoria como abogada y como docente universitaria ¿se planteaba llegar a la Magistratura?
La verdad es que sí. Era el sueño de mi vida porque es el máximo grado que se puede tener en una carrera académica, culminar con un tribunal que lo que tiene que hacer es todo lo que tú has estudiado prácticamente en tu vida volcarlo en las sentencias que emite el Tribunal Constitucional. Claro que me lo había planteado y lo había deseado.
Entonces sueño cumplido. Enhorabuena.
La verdad es que sí es un sueño cumplido. Ahora por azar, llegó esta posibilidad, y muy bien, sí.
¿Por qué la Constitución en su trayectoria como jurista, por qué especializarse en ella?
Mi generación es muy constitucionalista. Franco muere en el año 75 y la Constitución se aprueba en el año 78. Yo empecé la carrera en el año 71 en Granada y en segundo curso como todavía vivía Franco se estudiaba derecho constitucional comparado porque se huía de estudiar el régimen franquista por parte de los profesores de la Universidad. Estamos hablando de los años en los que está agonizando el franquismo y en las universidades luchábamos políticamente contra la dictadura. Imagínate que para una persona con 20 o con 22 años llega una Constitución que es inicio de una transición política que culmina con los derechos fundamentales y era lo más apasionante a lo que uno se podía dedicar entonces, con diferencia. Esa constitución le iba dando forma a una sociedad y se iba democratizando.
Y esa Constitución que ha conocido desde su nacimiento, ¿sigue gozando de plena vigencia o necesita retoques?
Si es que en el año 1978 ni siquiera habíamos entrado en Europa. Democratizar un Estado lleva bastante tiempo y durante todo este tiempo hay leyes orgánicas importantes que han intentado modelar un estado moderno. Todo esto ha tenido un recorrido que ahora necesita una revisión. Yo soy partidaria. Bueno, creo que casi todos los constitucionalistas somos partidarios de una reforma en profundidad, no de retoques. Por ejemplo, las comunidades autónomas no estaban señaladas en la Constitución con su nombre, sino que había una opción de que las comunidades históricas como Galicia, País Vasco y Cataluña tuviesen un Estatuto pero no necesariamente el resto. Imagínate ahora el Estado autonómico, que forma un estado con un pluralismo ordinamental que hay que estar poniendo constantemente al día. Todo esto al final te diseña un panorama de desarrollo constitucional que ahora hay que abordar con la lógica de hoy. Y luego muchísimos derechos nuevos que surgen. Por ejemplo la informática, etc. Soy decididamente partidaria. Yodo esto con un tiempo, con un pacto político y hacerlo con la cautela y el sosiego necesario.
Y desde su conocimiento, ¿cuáles serían las partes de mayor necesaria reforma?
Desde luego el diseño autonómico del Estado, sería reconocer las comunidades autónomas que ahora hay, que tienen un nivel de descentralización importante y a partir de ahí seguir avanzando en el Estado autonómico, formalizarlo porque es que no está en la Constitución. Treinta años después, deberían de estar numeradas por lo menos, ¿no? Luego, el desarrollo de los derechos fundamentales, por ejemplo, el derecho a la vivienda tenía un recorrido entonces que no era tan importante como ahora. El derecho a la salud, que no está como un derecho fundamental sino como un derecho de orientación a los poderes públicos. En fin, creo que hay muchos aspectos parciales que es interesante ir viendo uno a uno.
Hablaba de consenso político, de cautela, de pacto. Le pido que se moje ¿ve ese clima de consenso?
Ha habido menos en otros momentos. Desde hace dos o tres años, partidos que antes decían que no había que tocarla, están empezando a ser conscientes de que es mejorable. La Constitución alemana de 1949 ha tenido 14 reformas, en Italia constantemente se reforma. La francesa tiene reformas casi cada 4 o 5 años. La portuguesa se ha reformado ya y es posterior a la nuestra.
O sea, que no es nada alejado de los países de nuestro contexto.
No, claro. Esto hay que desdramatizarlo, se trata de reformas técnicas, no de que haya que cambiar la visión de Estado. El Estado español está muy bien configurado como está, pero eso no significa que los derechos de las personas no puedan ser modernizados.
¿Se abusa mucho del Tribunal Constitucional? ¿Llegan demasiadas cosas que podrían quedar resueltas en otras jurisdicciones o en la negociación política?
Más que en los conflictos políticos o de fondo político, el gran trabajo del Tribunal Constitucional está en los derechos fundamentales, porque lo demás, siendo asuntos muy importantes, no son tan numerosos. Lo que verdaderamente hace que el tribunal tenga que retrasarse necesariamente es que es el tribunal único que juzga violación de derechos fundamentales cuando ya la jurisdicción ordinaria ha pasado y no lo ha defendido pero es que eso no tiene mucha solución más que trabajar más.
Asuntos que ocupan menos pero ponen más en la diana al propio tribunal y a quienes lo componen. El presidente saliente llamaba al diálogo para solucionar asuntos como esos.
Eso es cierto pero también es verdad que desde fuera podría parecer que los tribunales en general deciden conforme a una voluntad propia y no es así. Cualquier cuestión por muy política que sea que le sea solicitada al Tribunal Constitucional el Constitucional tiene unos márgenes y no se va a mover en su voluntarismo. Así que no hay mucho margen de discrecionalidad en ese sentido, mejor dicho, no hay ninguno,. La política sí, la política puede avanzar en ese campo. En ese sentido es en el que yo creo que se pudo expresar el presidente.
Cuestiones como la de Cataluña, pone al tribunal en el punto de mira.
Es así pero esto no debe inquietar a un tribunal que tiene el arma jurídica de aplicación y que además lo está haciendo como tiene que hacerlo, independientemente de la cuestión política de fondo. El estar en el punto de mira es más bien de la opinión pública porque el Tribunal no se siente concernido más que por la norma.
También se recurre mucho a él por parte de comunidades autónomas contra decisiones del Estado y viceversa.
Con los conflictos de competencia es igual. El Tribunal Constitucional lo que tiene que hacer es aplicar qué dice la Constitución con respecto a las competencias. Y en ese sentido es bastante más técnico que lo que se pueda ver desde fuera. Ahí no cabe que se pueda ser arbitrario.
Hay un par de generaciones encariñadas con la Constitución porque se venía de una época sin libertades. ¿Los jóvenes lo están?
Yo creo que la Constitución tiene una implantación importante y creo que el sistema democrático que hay en España nos sitúa en estándares europeos que no son nada discutibles, teniendo en cuenta que efectivamente venimos de donde venimos. Es cierto que en una situación de crisis económica hay ese repliegue pero yo no creo que ideológicamente la gente joven en España no perciba claramente sus derechos, no sepa que existe una Constitución que la ampara, no la conozca con suficiente holgura como para poder reivindicarla y yo creo que muchas veces el nivel de litigiosidad es por eso, porque la ciudadanía cada vez reclama más sus derechos y es más consciente de ellos. Es lo que yo percibo.
¿Cuál es su artículo favorito?
(No duda) El 14 de la igualdad y el 9.2 que obliga a los poderes públicos a remover los obstáculos para la igualdad. El siglo XXI es el siglo de la igualdad y, desde luego, si se cumpliesen esos dos artículos de la Constitución, viviríamos en el mejor de los mundos, claramente.
Ha trabajado bastante cuestiones relacionadas con la igualdad. ¿La Ley de violencia de género ha conseguido objetivos?
Es que partíamos de tan poco… La Ley de Violencia de Género es del año 2004, ha transcurrido ya el suficiente tiempo como para que tenga bastante necesidad de reforma. Desde el punto de vista procesal hay muchas medidas que no estaban establecidas en su día y que ahora se podrían adoptar, medidas preventivas, me refiero. En el campo dela prevención que es donde verdaderamente yo creo que este tipo de leyes puede funcionar bien. Por más efectiva que pudiera ser una ley en este tipo de problemas es la sociedad la que tiene que cambiar la mentalidad. No es posible mantener ese grado de violencia que hay en la sociedad contra la mujer.
¿Y en cuanto a la Ley de igualdad?
Bueno, la ley de 2007 de igualdad llegó en un momento en que justo comenzó una crisis económica muy fuerte y las mujeres son más perjudicadas en el mundo laboral cuando hay crisis económica.. ahí entra una especie de vuelta hacia aspectos del patriarcado que son menos visibles cuando hay una situación de bonanza económica. Quizá ahora que la situación económica parece que va girando sería el momento de que pudiese desplegar más la eficacia. Sin embargo en las cuotas sí desplegó una eficacia inmediata. Y eso ha traído como consecuencia la incorporación de algunas mujeres a puestos de responsabilidad .En esa línea habría que avanzar.
En la Justicia, ¿también hay techo de cristal?
Sí, por supuesto. En Justicia hay un techo de cristal, en las empresas multinacionales hay un techo de cristal, lo hay en todos los órdenes de la vida. Hay mujeres que muchas veces tienen circunstancias personales y familiares con las que tienen que tirar ellas y mientras no se produzca un cambio en el sistema social que haga pensar que la igualdad entre hombres y mujeres es total, mientras que los permisos parentales no se desarrollen, pero este proceso es lento y desespera a muchas mujeres. El problema es que la incorporación de las mujeres al mundo laboral y al mundo público se está haciendo progresivamente pero hace treinta años no estábamos a niveles medios europeos.
Le preguntaba antes por su artículo favorito de la Constitucón ¿y si tuviera en la mano eliminar alguno?
Sería una pregunta para mucho más tiempo porque la Constitución es un conjunto sistemático, cualquier artículo que tuviese que cambiar haría necesaria una revisión de mi mentalidad sobre esto. En principio no veo ninguno que hubiese que eliminar, ninguno odioso. La Constitución es un conjunto normativo que con independencia de que sea necesario retocarlo o no nos ha permitido a los españoles vivir una generación amplia de derechos y nos ha traído la democracia y yo soy decididamente amante de la Constitución, claramente.
¿Por Almería viene?
Voy de vez en cuando, no tanto como quisiera y ahora me he ido un poco más lejos. Pero se intentará.
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