La banda terrorista ETA tiene previsto anunciar esta mañana su desarme unilateral e incondicional. El balance de su sangrienta actividad armada presenta números aterradores. El Ministerio del Interior y las asociaciones de víctimas no llegan a ponerse de acuerdo respecto a las cifras de muertos. Mientras el Gobierno habla de 829 víctimas mortales, desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo hablan de 858.
Esta cifra coincide con la recogida en el libro “Vidas Rotas”, escrito por Rogelio Alonso, Florencio Domínguez y Marcos García, basado en una exhaustiva investigación que incluye no solo datos oficiales sino también judiciales y periodísticos.
Unos días antes de la muerte de Franco los almerienses nos despertamos con la triste noticia del asesinato de un joven paisano, Esteban Maldonado Llorente, un “hijo del cuerpo” con tan solo 20 años de edad. No hay una sola víctima de ETA que haya producido consternación y rabia en la sociedad almeriense, pero la afección ha sido mayor al conocer que la víctima es alguien que ha vivido junto a nosotros. El día que ETA va a hacer entrega de las armas recordamos a los almerienses que han sido sus víctimas mortales.
Esteban Maldonado Llorente ( 20 años)
Guardia Civil. Soltero. Natural de San Pedro de Mérida (Badajoz), se consideraba almeriense, pues aquí residió la mayor parte de su vida. Era hijo de un guardia civil destinado en Cabo de Gata. Falleció en atentado de ETA el 5 de octubre de 1975, tres meses después de salir de la academia de guardias civiles de Valdemoro e incorporarse a su primer destino en Mondragón. Murió en Oñate (Guipúzcoa) al regreso del Santuario de Aránzazu al estallar una bomba al paso de un furgón militar en el que viajaba junto a otros dos compañeros que igualmente fallecieron. Su muerte produjo una profunda conmoción. Su cuerpo fue velado en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería y a su entierro, celebrado dos días después, asistieron miles de personas. “Impresionante manifestación de duelo”, tituló LA VOZ DE ALMERÍA.
José Luis Martínez Martínez (30 años)
Inspector de la Policía Nacional. Aunque era natural de Calatayud (Zaragoza), antes de incorporarse al cuerpo residía en Almería. Su padre fue trasladado aquí cuando José Luis era muy pequeño. Una vez que terminó su servicio militar, ingresó en la Academia General de Policía. De ahí salió destinado al servicio 091 de San Sebastián, en el que llevaba sólo seis días cuando fue secuestrado y asesinado por ETA. Fue secuestrado el 4 de abril de 1977, torturado y asesinado junto a otros compañeros en Hendaya, localidad del sur de Francia fronteriza con el País Vasco. Los cadáveres se encontraron en Biarritz dos semanas después de su desaparición, maniatados de pies y manos, con un tiro en la nuca y los dedos cortados. Los agentes víctimas de ETA entregaron a sus compañeros de aduanas las armas y credenciales policiales, por lo que iban desarmados. Las alarmas saltaron cuando al día siguiente los tres policías no se incorporaron a su comisaría.
Francisco Gómez Gómez-Jiménez (28 años)
Guardia Civil. Natural de Almería. Casado y padre de dos hijos, llevaba tres años en el cuerpo. Murió tras un atentado, junto a su compañero Miguel García Bayo, de Zamora, en la madrugada del 13 de enero de 1979. El vehículo en el que viajaba, un Land Rover de la Guardia Civil, circulaba por la carretera comarcal que une el santuario de Loyola con Azcoitia. Los asesinos accionaron a unos 150 metros de distancia un artefacto colocado junto a un talud de la carretera. El autor de la activación del artefacto fue José Maria Zaldua Corta ‘Aitana’, miembro del comando ‘Urola’. El cadáver de Francisco Gómez-Gómez fue trasladado hasta Almería y velado por sus familiares y compañeros en el acuartelamiento de la Guardia Civil de la capital.
José Antonio Martínez Pérez-Castillo (26 años)
Guardia Civil. Natural de Oria. Soltero. Estaba destinado en Lekeitio. Llevaba dos años en el cuerpo. A las 8,15 de la mañana del 1 de febrero de 1980 un comando terrorista ametralló un convoy de la Guardia Civil que escoltaba un furgón con armamento pesado en la localidad de Ispaster (Vizcaya). Había salido de Marquina (Álava) para dirigirse a Laga (Vizcaya). En el atentado fallecieron seis compañeros entre ellos el almeriense. Dos de los terroristas también perdieron la vida al estallarles una granada mientras intentaban introducirla en uno de los furgones policiales. Fue una auténtica masacre. Al frente del comando asesino se encontraba José Luis Ansola Larrañaga, conocido con el sobrenombre de "Peio el Viejo". El cadáver de José Antonio Martínez fue velado en las instalaciones del cuartel de Basauri junto al resto de los compañeros asesinados.
José Manuel Rodríguez Fontana (24 años)
Policía Nacional. Soltero. Miembro de una extensa familia de Pescadería, era el segundo de nueve hermanos. Fue asesinado junto a dos compañeros a las 9,15 del 15 de mayo de 1980 en la barriada Amara de San Sebastián cuando desayunaban en la cafetería Majusi, situada a unos 500 metros de unas oficinas del Documento Nacional de Identidad en las que prestaban servicios. José Manuel había conseguido desenfundar su pistola parapetado detrás de una caja de botellas, pero fue el primero en caer herido de muerte. A sus dos compañeros no les dio tiempo ni de sacar sus armas reglamentarias. Un tercer terrorista esperaba al volante de un automóvil, en el que segundos después los asesinos emprendieron la huida. Hacía 10 meses que había pedido destino voluntario en San Sebastián. A día de hoy se desconoce quiénes fueron los autores materiales del atentado.
Juan Maldonado Moreno (42 años)
Guardia Civil. Natural de Adra. Casado y padre de dos hijas de siete y nueve años. Falleció a las 6,45 del 23 de junio de 1983 en la localidad guipuzcoana de Pasajes de San Pedro al explotar un artefacto colocado por ETA en los bajos de su automóvil. El vehículo lo tenía estacionado en una pequeña plazoleta en la calle Laztide de la barriada de Meipi, de Pasajes (Guipúzcoa). La explosión, de gran potencia, tuvo lugar en el momento en el que el guardia civil, que vestía de paisano, accionó la llave de contacto de su vehículo, un Renault 8 de color rojo. Juan tenía costumbres muy regulares: solía jugar habitualmente a las cartas en el mismo bar y acudir a una huerta cercana a su domicilio. ETA reivindicó el atentado el 7 de julio.
Pedro Ballesteros Rodríguez (24 años)
Guardia Civil. Casado y padre de una hija de un año. Aunque natural de Madrid, se consideraba almeriense. Murió acribillado a balazos a las 4.45 horas del 19 de marzo de 1988 en la localidad vizcaína de Durango. Fue la primera víctima de ETA de ese año. El matrimonio se dirigía a la casa de los padres de ella, María del Carmen López, situada en el barrio de Tabire, para celebrar el Día del Padre. El coche que conducía Pedro se detuvo en un stop al llegar a la Plaza Gurruchaga, momento en el que los asesinos le dispararon a bocajarro. Su esposa y su hija pudieron salvar la vida. Ella resultó alcanzada por una bala en el codo izquierdo y fue trasladada al Hospital de Galdácano donde fue intervenida quirúrgicamente de la herida. El crimen fue presenciado por varios niños que participaban en una fiesta infantil en el colegio de los Jesuitas, situado enfrente del lugar donde fue tiroteado Pedro. En 1991 fueron condenados los etarras del grupo Araba Juan Ignacio Oyarbide Aramburu y Manuel Urionobarrenechea Betanzos como autores del asesinato.
José Artero Quiles
Industrial de 42 años de edad. Soltero. Dueño de una tienda de mármoles que recibía de la Comarca del mármol almeriense. Ha sido el único civil almeriense asesinado por ETA. Siempre se negó a pagar el “impuesto revolucionario”. Natural de la barriada de El Llano del Espino, de Albox, fue asesinado de ocho balazos el 24 de marzo de 1980 en Escoriaza (Guipúzcoa). Miembros de la banda terrorista ETA del grupo Iharra lo acribillaron a sangre fría cuando se disponía a subir a su coche tras salir de la cafetería Toki-Alai, a donde fue a ver el programa de televisión ‘Gran Estadio’.
Los terroristas utilizaron un Seat Ritmo que habían robado a un farmacéutico de Arechavaleta, al que abandonaron después de maniatarlo. Su sepelio se produjo en Fines. En 1994 fueron condenados como autores materiales del asesinato Francisco Martín Robles, Enrique Letona Viteri y Jon Aguirre Aguiriano. También fue condenado Jesús María Zabarte Arregui como autor por cooperación necesaria.
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