Almería puede ser la ultima ciudad española donde llegue la alta velocidad

El ejecutivo ha decidido elevar el techo de deuda del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF)  en más de 2.200 millones para cumplir con los plazos que está anunciando el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, por distintas plazas españolas, entre ellas Almería.

Los presupuestos aprobados por el Consejo de Ministros recogen que ADIF Alta Velocidad cerrará 2017 con una deuda de 16.517 millones de euros. En el último ejercicio apenas se han construido nuevos kilómetros de AVE en por los problemas con los sobrecostes y la falta de fondos.

La compañía ha utilizada las emisiones de obligaciones para reducir su deuda con el Banco Europeo de Inversiones y pagar vencimientos de la época del almeriense Jesús Miranda Hita como secretario de Estado.

A partir de ahora hay un calendario que cumplir, porque de la Serna se ha querido mojar en cada ciudad con una fecha aproximada de finalización. Ahí es donde Almería sigue saliendo mal parada y según la planificación ministerial, la ciudad urcitana será la última de la planificación de la Red AVE en llegar el tren veloz. Nada nuevo, por otra parte, que no ocurriera hace más de un siglo con la Linares-Almería de línea convencional.

Mientras que los almerienses de la capital tendrán que esperar a 2023 para ver cómo llega a la Estación diseñada por el galo Laurent Farge el nuevo ferrocarril,  a otras ciudades y regiones lo hará antes, según la planificación del propio ministerio del ramo.

Galicia y Asturias
Es el caso de la finalización de todo el AVE a Galicia que será realidad en el tercer trimestre de 2019, con dotación presupuestaria asegurada. También se garantiza la finalización en 2018 de los trabajos en la provincia de Zamora, así como el AVE a Asturias en 2020, a Burgos y Santander en 2019, al igual que a San Sebastián y a la Y vasca. A Castellón acaba de llegar.

Granada y Murcia  
En el caso de Granada está previsto que llegue en 2018, al igual que a Murcia. Para el AVE extremeño hay mayores dificultades, pero Fomento ha anunciado el compromiso de concluir las obras en 2020 con un aporte de 1.015 millones de euros. A Almería -la nuevas hurdes ferroviarias según esta planificación- tardaría el AVE en llegar tres años más que a Cáceres o Badajoz.

Sin embargo, siempre hay, como en La Vida es sueño de Calderón, alguien más pobre recogiendo las  hierbas que Almería arrojó. Es el caso de ciudades como Teruel, Soria, Avila, Jaén, Lugo o Huelva, con la incertidumbre por bandera en materia de trenes de alta velocidad y que no aparecen en la planificación de la nueva red.

Bien es cierto que algunas de estas ciudades castellanas tienen menos población que El Ejido o Roquetas y en el caso de las andaluzas están más cerca que Almería de un gran nudo de comunicaciones.

Entre otras ciudades que  ya tienen AVE por estar en puntos de intersección de grandes ciudades, en algunos casos con mucho menos PIB que Almería, están Alicante, Guadalajara, Huesca, León Segovia, Palencia, Tarragona, Toledo o Cádiz, ésta última con altas prestaciones.

El queso manchego
Está también el caso paradójico de Castilla-La Mancha, una de las comunidades con menos crecimiento en términos de PIB, que ha conseguido, sin embargo, unir todas sus capitales de provincia, agujereadas como un queso por la alta velocidad.

En la planificación apuntada por el ministro de Fomento, en su visita a Almería de hace diez días, 2017 y 2018 serán ejercicios de redacción de proyectos y licitación de obras dentro de una nueva programación que simplifica y agrupa tramos.

Para 2019, con más de media España disponiendo ya de rápido ferrocarril, se reemprenderán los trabajos interrumpido hace cinco años y en 2023  estará concluido el trazado de alta velocidad urcitana. 18 años después -toda una mayoría de edad- desde que Rodrigo Rato le pusiera la primera calenda que quedará ya para la historia.

Retrasos en el XIX, en el XX y XXI
El Puerto tardó más de 30 años en completarse; el ferrocarril convencional más de 20, desde los primeros proyectos en 1878; la A-92, una docena de añadas y la A-7 también en esa línea de retrasos sobre los planes previstos. El ferrocarril de alta velocidad lleva camino de no ser menos en demoras históricas.