Reivindicación del patrimonio ‘califal’

Colegio de Arquitectos y Amigos de la Alcazaba visitan la Cueva del Tesoro el Día de los Monumentos

Interior de la Cueva del tesoro mientras Cara explica la extracción de piedra.
Interior de la Cueva del tesoro mientras Cara explica la extracción de piedra.
Lola González
11:22 • 19 abr. 2017

Bajo el sol de la mañana del 18 de abril, sin casualidades el Día Internacional de los Monumentos y Sitios, una representación del Colegio de Arquitectos de Almería, de la Asociación de Amigos de la Alcazaba y el presidente de la asociación La Chanca-Pescadería a mucha honra -y ya casi guía de la zona- José Campoy, comenzó su camino desde los abandonados torreones de la Avenida del Mar en busca de la recién confirmada como cantera califal de la ciudad, la Cueva del Tesoro. 




Más allá de lo trabajoso de la empinada cuesta (aunque se puede recorrer gran parte del camino en coche), llegar hasta la cantera requiere no tener vértigo de disfrutar las vistas de toda la ciudad.




Entrada
Recibe la cantera a la comitiva abriendo las puertas a la historia de la construcción de la ciudad. Con las marcas de los sillares, grandes y pequeños, sobre la roca calcarenita petrificados y conservados hasta el punto de poder observar los mechinales por los que los canteros subían y bajaban por las paredes de la cueva, o los huecos para atar a los animales que después trasladarían la piedra hasta la Alcazaba.




Ante este bien patrimonial  el decano del Colegio de Arquitectos, Javier Hidalgo, destacaba la importancia de su puesta en valor y afirmaba que “es viable hacer accesible la cueva” con un proyecto para ello que permita convertirla en un recurso turístico.




Coincide en ello el vicepresidente de Amigos de la Alcazaba, Francisco Verdegay, quien pide que, además de que se cataloguen como Bien de Interés Cultural (BIC), se pongan en valor.




Desde la altura que da esta cueva cantera se puede vislumbrar el inicio de Almería, la Alcazaba, la muralla y el que iba a ser el parque periurbano de La Hoya, los torreones, y hasta el otro gran mirador de la ciudad, San Cristóbal, todo al alcance de una puesta en valor que convierta esta parte histórica de la ciudad en un elemento turístico de primer nivel. De momento todo esto no son más que posibilidades que ahora se abren, la realidad es la que es.




Sillares casi perfectos
Lorenzo Cara, arqueólogo, explicaba que se trata de la cantera mejor conservada de esta época. Adentrándose en la cueva explicaba que en la parte superior se podían ver claramente cómo se extraían los sillares de calcarenita, una piedra elegida porque les permitía sacar los sillares de forma fácil y perfectos sin tener que retocarlos.




Según Cara estos sillares luego se transportaban en parihuelas atadas a unas mulas, tenían unos  120 centímetros cada uno y con unos 80 kilos. 


En la roca todavía pueden verse los pequeños agujeros de la extracción de las piedras, un sistema que para entenderlo es necesario pasar por una visita guiada que permita verlo ‘in situ’.



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