En una cabina aislada de cualquier contacto con el exterior, una de las técnicas que trabaja en el Centro de Transfusión Sanguínea de Almería, manipula con exquisito cuidado unas probetas que contienen un líquido transparente de color amarillento. Está terminando de producir un lote de colirio autólogo para un paciente con el síndrome de ojo seco.
La colaboración entre especialistas del área de Oftalmología del complejo hospitalario Torrecárdenas y el Centro de Transfusión, que dirige el médico Arif Laarej, dio como resultado, hace ahora algo más de cuatro años, del desarrollo de la aplicación terapéutica de la tecnología de plasma rico en factores de crecimiento para pacientes oftalmológicos.
Precisamente, en este ámbito se trabaja con una solución pionera en Almería contra el síndrome del ojo seco: un colirio fabricado con la propia sangre del paciente, lo que reduce al mínimo la posibilidad de rechazo del tratamiento . Esta patología afecta a una gran parte de la población (cerca del 30% según algunas estadísticas) y en ocasiones puede llegar a producir consecuencias irreversibles para la visión, principalmente en personas de avanzada edad, que son la mayor parte de los pacientes que en la actualidad se benefician del uso de este producto.
La clave está en su composición. Y es que el colirio se obtiene a partir de un mínimo volumen de sangre proveniente del propio paciente, es decir, es un “colirio personalizado”. Se prepara en el propio centro siguiendo unos estrictos controles de seguridad porque al ser un producto biológico es fácilmente contaminable. Dependiendo del tratamiento, se puede hacer para un mes, dos, e incluso tres meses.
“Empezamos a hacerlo y la respuesta ha sido estupenda. Pacientes que no tenían mejoría, que tenían una sensación constante de picor y arenilla en el ojo, han mejorado notablemente. El plasma es seguro porque es del propio paciente, no le va a transmitir ninguna enfermedad y no lo va a rechazar”, apunta Arif Laarej, el médico que dirige el Centro de Transfusión de Almería. La explicación está en que el factor de crecimiento que se encuentra en el plasma ayuda a regenerar las células de la córnea.
La seguridad en el proceso es absoluta. El colirio, que se diluye al 20 por ciento, se prepara en una habitación totalmente estéril llamada la “Sala Blanca” en la que no hay partículas y en la que los profesionales trabajan cubiertos con trajes para que no haya contaminación de ningún tipo. Además, antes de que el paciente se lleve el colirio a casa, se hacen cultivos para comprobar que no haya un crecimiento bacteriano. Una vez descartada cualquier infección, el colirio se le da al paciente, que solo recibe la mitad del producto.
El resto se congela a menos 30 grados porque cada vial es válido solo para quince días y hay que conservarlo siempre en frío. “Ninguno en nuestras casas tenemos congeladores tan potentes. Por eso los pacientes solo se llevan la mitad del producto”, explica Laarej.
Los pacientes, con una media de edad de 70 años aunque los hay más jóvenes, son derivados exclusivamente desde el área de Oftalmología. de Torrecárdenas. En la actualidad, en el Centro de Transfusión de Almería se hacen un 240 colirios personalizados para 120 pacientes afectados de úlceras corneales y del síndrome de ojo seco.
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