64 almerienses hallan un trabajo cada día en los últimos dos años

Fue a finales de 2014 cuando el mercado laboral almeriense tocó fondo como un Titanic. Con una tasa de paro del 35,7% -según la EPA, la que computa para la Oficina Europea de Estadística (Eurostat)- ya era casi imposible caer más abajo: había 126.500 almerienses sin un empleo que llevarse a la boca y con unos cacareados brotes verdes que no llegaban a germinar. Eran todo sombras negras en el horizonte urcitano y cada vez más economía sumergida colonizando los sectores empresariales de la provincia.

Sin embargo, Almería, que es capaz tanto de bajar de Primera a segunda B en dos temporadas futboleras como de aumentar en cifras de más de dos dígitos el desempleo, es también un cañón a la hora de darle la vuelta a la tortilla. Las exhaustivas cifras de la Encuesta de Población Activa no dejan lugar a la duda: la provincia más oriental de Andalucía cerró el primer trimestre de 2017 con una tasa de paro del 21,3% la más reducida de la Alta y la Baja Andalucía, incluyendo el dinámico polvorín que es Málaga (26%).

Almería, por tanto, sin comerlo ni beberlo, ha pasado en poco más de dos años de ser la campeona andaluza del paro (con permiso de los gaditanos) a abeja reina, en progresión de ocupados y filiación a la seguridad social. A cierre de marzo en la provincia había 74.200 parados, es decir 52.300 personas menos que hace dos años y medio. En Almería, en ese plazo, han encontrado cada día un empleo 64 personas. Lo manifestaba hace dos meses en su visita a la ciudad la ministra de Empleo, Fátima Báñez: “Almería es la provincia española que ha recuperado el mayor porcentaje de empleo perdido durante la crisis”. Y llevaba razón la titular del ramo, concretamente 16 puntos. Nadie ha bajado porcentualmente el paro tanto como Almería.

Los porqués
El siguiente paso es preguntarse por qué se ha producido esta espiral de recuperación de empleo - que es ejemplo nacional- precisamente aquí, en Almería, donde la industria con mayúsculas brilla por su ausencia, donde los turistas tienen que pagar por partida doble para llegar, con mejorables comunicaciones y con tarifas aéreas muy superiores a otros aeropuertos de destinos competidores como Málaga, Murcia, Granada o Alicante. El nuevo empleo generado en esta espiral ha gravitado en torno al sector de la producción agrícola al pasar de 30.000 a 82.000 afiliados en dos años y medio, consecuencia en parte de las 3.000 nuevas hectáreas de invernadero urcitano. En Industria el crecimiento ha sido de 5.000 nuevos ocupados y 4.000 en la Construcción. El sector Servicios, el cajón de sastre de la economía almeriense, donde se incluyen los trabajadores de los almacenes de manipulado de hortalizas, el comercio o la hostelería, ha perdido empleo al pasar de 165.000 ocupados A 158.000, con la peculiar temporalidad de este sector.

Más autoempleo
El análisis del paisaje laboral almeriense no sería completo si no se tuvieran en cuenta otros detalles: menos del 10% de ese nuevo empleo generado tiene carácter indefinido. La mayoría de los contratos firmados son a tiempo parcial con un alto índice de temporalidad que ha repuntado hasta situarse en un 48%, la tasa más alta de Andalucía. Los ingresos medios de las familias almerienses se sitúan en torno a 21.000 euros anuales, 6.700 euros menos que hace una década, según la Encuesta de Presupuestos Familiares. En los últimos dos años, la duración media de un contrato de trabajo fue de 51 días y el nivel salarial bajó un 10% en los últimos ocho años. La temporalidad es más palpitante aún porque el PIB almeriense se asienta en sectores estacionales como el turismo y las cosechas agrícolas. Ante la precariedad del trabajo por cuenta ajena, muchos almerienses han optado por el autoempleo, con un notable incremento del número de autónomos tanto en mujeres como en hombres.