Un estudio analiza la influencia de la mochila en el rendimiento legionario

La Legión se convierte en banco de pruebas de la investigación del Madoc y la UGR

Legionarios salen rumbo a la misión en Líbano.
Legionarios salen rumbo a la misión en Líbano.
Javier Pajarón
22:28 • 13 may. 2017

El legionario aterriza en zona de conflicto con un equipo ligero. Sobre sus hombros descansan dos mochilas, un casco, un uniforme completo, un par de botas de campaña, un chaleco antifragmentos, un cantimplora camelback, un portaequipo de combate con cargadores, un fusil y una medida lista de enseres personales y complementos militares de primera necesidad.




A miles de kilómetros de la base Álvarez de Sotomayor de Viator, el terreno pone a prueba de inmediato la resistencia de las piernas y la capacidad de bombeo de los pulmones. No hay tregua. Tampoco quejas. El legionario carga unos 20 kilos de material básico y toma posiciones en territorio hostil, donde no hay espacio para las dudas ni tiempo para reivindicaciones.




La escena, repetida durante 30 años de misiones españolas en el exterior, ha motivado una intensa labor investigadora en el seno de las Fuerzas Armadas centrada en el equipamiento de los soldados. Se buscan materiales más eficientes, ligeros y resistentes y una mejor movilidad general del soldado.




Y la gran aliada en esta misión es la ciencia. El Mando de Doctrina del Ejército de Tierra (Madoc) y la Universidad de Granada (UGR) han puesto en marcha un estudio sobre la influencia del equipamiento en los parámetros biomecánicos de los militares, donde Almería tiene un papel clave.




La Brigada de la Legión (Brileg) sirve de laboratorio. A principios de este mes de mayo, los investigadores sometieron a más de medio centenar de legionarios a pruebas de fuerza y velocidad con el objetivo de analizar sus respuestas en situaciones reales.




El estudio se denominada 'Efecto del peso de la mochila sobre parámetros biomecánicos de la locomoción en soldados de infantería' y tiene un evidente carácter práctico. "Intenta averiguar el impacto sobre el cuerpo del combatiente, tanto físico como psicológico, por aporte extra de peso, así como buscar un método eficaz y rápido para saber la capacidad que cada sujeto puede soportar", señalan fuentes oficiales de la Brileg.




Cuatro pruebas
Los legionarios del Tercio Don Juan de Austria II de la Legión se repartieron en cuatro grupos de trabajo (con 14 miembros cada uno) y pasaron por cuatro estaciones de diferente exigencia física.




El Grupo de Control examinó las acciones solo con el uniforme básico. El Grupo de Combate analizó la respuesta de los legionarios con un equipo de combate sin mochila. El Grupo Mochila incorporó este elemento a las pruebas. Y, finalmente, el Grupo Altus repitió los ejercicios con la mochila de mayor tamaño (hasta 100 litros de capacidad) de las dos reglamentarias.


"Entre las diferentes pruebas biométricas, la principal fue caminar una milla lo más rápido posible, registrando a la llegada el tiempo y la frecuencia cardíaca para determinar el oxigeno máximo (VO2max) de cada legionario", detalla la Brileg. Las conclusiones servirán para mejorar el rendimiento de los militares en el exterior y, por ende, su seguridad.



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