Nuestras madres y los maestros nos lo repetían machaconamente: ‘Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión’. Bueno, pues de estos tres jueves, dos de los cuales los pasó la Iglesia al domingo, ayer se celebró en el orbe católico el segundo de ellos: el Corpus Christi. Bueno, hay algunas excepciones, como Toledo, Granada o Sevilla, donde sigue celebrándose el jueves aunque ya como fiesta local.
Es la procesión más antigua de la cristiandad. La primera se celebró en Lieja en el siglo XIII y en estos ocho siglos nunca se ha suprimido la fiesta. La Custodia de la Catedral procesiona por las calles de las ciudades, engalanadas con banderas en los balcones y hierbas aromáticas en el suelo.
La de ayer tarde en Almería fue una tarde festiva, alegre, bullanguera, con ese toque de informalidad que transmiten los niños a los actos en que participan. Y digo ‘tarde’ y no ‘mañana’, porque Almería es la única ciudad española que tiene bula papal para celebrar la procesión verpertina por el calor de estas fechas.
El Santísimo estuvo expuesto todo el día en la Catedral hasta las 6 de la tarde, hora en que se rezaron las Vísperas Solemenes; y, al concluir, salió la procesión a una concurrida Plaza de la Catedral. Presidía el cortejo el Obispo de la Diócesis, Mons. Adolfo González, bajo palio, con el Cabildo catedralicio, sacerdotes, monjas y seminaristas. Pero, sin duda, el toque de color lo daban más de un centenar de niños vestidos de Primera Comunión que antecedía a la Custodia. Ésta flanqueó el portón de la Catedral a las 7 de la tarde y se recogió, como es preceptivo, antes de ponerse el sol.
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