“Nunca intentamos engañar a la asociación de vecinos Oliveros. Jamás. Si hubiera sido así, además, hubiéramos sido tontos al dejarles un par de carteles del acto. Lo que ha ocurrido es que el presidente pudo entender otra cosa y cuando vio el cartel con la bandera LGTBI cambió de opinión. Al principio, no puso ningún problema, pero el sábado nos dijo que la Junta Directiva de la asociación se negaba a que un acto de este tipo se celebraban allí y ahí están los WhatsApp para demostrarlo”. La explicación la ofreció ayer Juande Gómez, miembro de la plataforma ‘Almería con Orgullo’. Gómez es también presidente de la asociación juvenil Lantia, ajena a toda la polémica y a la que, ayer, por error, se vinculó con el conflicto que enfrenta, estos días, a parte del colectivo gay con la directiva de la asociación de vecinos.
En esos mensajes a los que alude Gómez, y a los que ha tenido acceso este periódico, el presidente de la asociación vecinal, José Luis Friebel, escribe: “Pensaba que era una jornada de convivencia de razas, pero su programa me sorprende y lamento que no se pueda utilizar el centro para este tipo de actividades”, a lo que Gómez responde: “Yo en todo momento le dije que era una jornada LGTBI por teléfono”. A partir de ahí se inicia una conversación en la que Friebel insiste que él había entendido que la reunión iba a ser sobre integración de emigrantes. “Y si es de LGTBI no? Es que no lo entiendo”, replica Juande Gómez ante la negativa en la cesión del espacio. “Solo se vino a razones cuando le llamó la concejala Rafaela Abad. Nosotros nos movilizamos llamando a Amalia Román, Inés Plaza o Antonio Heras porque interpretamos que ha habido un caso de homofobia y seguimos pensándolo”, insistió ayer Juande Gómez, vecino del barrio de Oliveros.
“Posiblemente, por eso me haya dolido todavía más que no nos dejaran el local”, dice.
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