Almería recuerda a las víctimas de la patera y pide un cambio de políticas de inmigración

Unas 200 personas secundan la convocatoria tras la muerte de 49 personas en un naufragio

Javier Pajarón
22:38 • 06 jul. 2017

Un coro de incondicionales interrumpió la clausura de la concentración celebrada  anoche en la Plaza del Educador para recordar a las 49 víctimas del último naufragio de una patera en aguas del Mar del Alborán. “¡Ningún ser humano es ilegal, ningún ser humano es ilegal, ningún ser humano es ilegal!. 




Ellos conocen la naturaleza reivindicativa de este acto programado por Almería Acoge, Cáritas Diocesana y Secretariado de Migraciones, no en vano han participado en las siete convocatorias celebradas este año en la capital, siempre con escaso seguimiento. Ayer, arropados por unas 200 personas, aprovecharon para lanzar un mensaje de tolerancia más amplio, no exento de carga crítica a las políticas de inmigración y a la respuesta ciudadana.




Juan Antonio Plaza, delegado diocesano de Cáritas, hizo lectura del manifiesto. “No buscamos culpables, pero exigimos las condiciones mínimas para garantizar movilidad sin riesgo (...) leyes justas, corredores humanitarios”. El documento apeló a la responsabilidad de las autoridades españolas y europeas y a la necesidad de medidas para frenar el drama humanitario que este año se ha cobrado en el Mar de Alborán, al menos, 60 vidas.




El acto, iniciado en torno a las 21 horas, se completó con la lectura de una poesía de la periodista Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago y activista por los derechos humanos. Los versos acompañan tradicionalmente estas concentraciones en Almería. Paralelamente, miembros de Almería Acoge repitieron en Tetuán (Marruecos) el minuto de silencio. Allí participan en un proyecto de cooperación al desarrollo.




Reacciones
Entre los asistentes había, por primera vez, una importante representación de autoridades políticas, unidas en el recuerdo a los fallecidos en el naufragio del pasado martes a unas 28 millas náuticas (50 kilómetros) al suroeste de la Isla de Alborán. Un cambio.




Otra modificación llamativa llegó de la mano del Ayuntamiento de Almería. El alcalde Ramón Fernández-Pacheco decretó un día de luto oficial (este jueves), una medida infrecuente en los fallecimientos de inmigrantes, y mostró públicamente sus condolencias. “Es una auténtica tragedia y no podemos quedar impasibles”, señaló el regidor. “Almería es una ciudad solidaria y sensible, y momentos como estos sirven para mostrar nuestro respeto a las víctimas y para clamar en la búsqueda de soluciones”.




Rosalía Martín, coordinadora provincial de Izquierda Unida en Almería, lamentó las políticas de inmigración y recordó el drama personal de las personas que se juegan la vida por llegar a España.




Antonio Heras, secretario general de Podemos en Almería capital, se mostró “indignado por la presencia de miembros del PP” en la concentración y señaló que “la Ley de Extranjería intenta establecer barreras al acceso de las personas y es una ley hipócrita porque el sistema económico español utiliza a esas personas como mano de obra barata”.


Durante el año 2017 han llegado a las costas de Almería 76 embarcaciones clandestinas con 2.100 personas a bordo. La cifra de muertos varía según la fuente, pero oscilan entre 60 y 70 si se incluyen algunos cadáveres recuperados en Cartagena (Murcia) y Granada.


Salvamento Marítimo buscó los cuerpos de los fallecidos desde la misma tarde del martes, pero la aparición de otros tres botes en la zona requirió atención la tarde del miércoles. Un centenar de personas se repartieron entre los puertos de Almería y Motril (Granada).


Manifiesto
Juan Antonio Plaza, delegado de Cáritas, leyó el manifiesto durante la concentración. “Mucha muerte, mucho dolor y mucha impotencia envuelven esta concentración. Y una pregunta martillea nuestra mente. ¿Cuántas personas tienen que truncar sus proyectos, ahogar sus sueños y entregar sus vidas, para que abramos los ojos y nos demos cuenta que no podemos seguir así? Son 49 personas en esta ocasión, pero no es el número lo que hace que nos rebelemos. Una sola vida amenazada es suficiente para provocar la indignación y exigir a quien corresponde las condiciones mínimas de movilidad sin riesgo. (...) Estamos cansados de oír la misma canción: ilegales, sin papeles, inmigrantes. Basta ya. Necesitamos hablar de personas”. 



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