En España, en el año 2015, hubo 3.600 suicidios. Es decir, que cada día diez personas se quitaron la vida de manera voluntaria o lo que es lo mismo, una muerte cada dos horas y cuarto. “Ese dato es escalofriante”, asegura Domingo Díaz del Peral, Director de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental de Torrecárdenas.
Y recuerda que hay también otros casos que podrían hacer que esas cifras fueran aún superiores “como los 2.600 muertes por defenestración de ese mismo año, que no están contabilizados como suicidios pero que en muchos casos podrían haber sido”. Y es que en muchas ocasiones hay muertes en las que no queda claro que sea un suicidio, “en muchos accidentes de tráfico de gente que se ha pasado al carril contrario... no sabemos si ha sido porque realmente tenían en mente ese hecho o no”.
Día de Prevención
Porque, a día de hoy, sigue habiendo prejuicios a la hora de hablar del suicidio o de las conductas suicidas de las personas. Hoy domingo se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio que lleva como lema “Tómate un minuto, salva una vida”. Díaz del Peral recuerda que hablamos de un problema que afecta a toda la sociedad y que por eso solo se pide en un día como el de hoy que la comunidad puedan ayudar a las personas que pueden estar pasándolo mal, conectar con ellas, y animarles a contar su historia a su manera y a su propio ritmo. Ya que “dar una palabra de apoyo, de consuelo, y escuchar sin juzgar puede marcar la diferencia”.
Un problema global
Se lucha contra varios hándicaps que aún permanecen en nuestra sociedad. El suicidio sigue considerándose inaceptable socialmente y en muchos casos la familia queda como si fuera responsable de la muerte de esa persona. No hay medidas efectivas en muchos casos para prevenirlos y en otros casos, muchos, perdura el tabú del silencio. Díaz del Peral comenta la falta de verbalización que tiene este tipo de muertes. “En otras enfermedades, como por ejemplo el cáncer, eso se verbaliza. Se habla de la enfermedad, de si se mejora o no... pero nadie quiere hablar de los suicidios, nadie comenta y eso incrementa el sufrimiento de la persona que tiene ideas suicidas y de sus familias e incluso de los profesionales que atienden estos casos”.
El Director de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental de Torrecárdenas también señala que habría que reflexionar sobre alguna cuestión como, por ejemplo, “si tuviéramos un virus que ocasionara 3.600 muertes al año, diez cada día, todos los telediarios empezarían con esa noticia”. El ébola, recuerda, “fue primera noticia durante semanas y semanas y ocasionó muchos menos muertos. Me parece algo llamativo. Es cierto, que hace años en las facultades de Periodismo se 'recomendaba' no contar noticias en las que se hubiera producido un suicidio. Eso se está cambiando, ahora se les pide que informen del suicidio. Que se haga con dignidad, sin detalles escabrosos ni metodologías que puedan ser sugerentes porque si bien es cierto que hay un efecto mimético también es cierto que simplemente cuando se detalla que una persona se ha quitado la vida y se ponen teléfonos de ayuda, la respuesta social se canaliza hacia lugares sanos. No es que no haya que hablar. Es que hay que hacerlo pero orientarlo hacia la prevención”.
Díaz del Peral lamenta que “la sociedad no es consciente de la magnitud de este programa” y por eso cree necesario “trabajar más en la investigación de la prevención” y para eso “hay que invertir en prevención y en estudios” y recuerda que las familias también son parte importante “por el sufrimiento que padecen por el fallecimiento en sí y por todo lo que conlleva este tipo de muerte”.
Riesgos por la soledad y desempleo
En Andalucía hay ya algunos estudios que aportan ya una serie de conclusiones “interesantes” para Díaz del Peral, como por ejemplo que el desempleo y la soledad “son elementos fundamentales en las personas que se suicidan”. No se sabe porqué hay más muertes entre los hombres, “no tenemos datos concluyentes aunque sabemos que es así”. Además, por cada persona que consigue suicidarse hay otras 25 tentativas y es la causa más frecuente de muerte no natural en España entre las mujeres de entre 30 y 34 años.
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