Tras la criticas suscitadas por las obras para poner en marcha carriles bici en la capital almeriense, llega el periodo de adaptación entre peatones y ciclistas. Una relación, la existente entre ambos, que sigue en desarrollo.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la segunda acepción de ‘desarrollo’ es: “relación entre el plato y el piñón de la bicicleta, que determina el espacio que se gana con cada pedalada”. Parece un juego de palabras porque todavía entre ciclistas y peatones queda un largo camino por recorrer en Almería para que ambos compartan y respeten un espacio en común.
El informe del Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB) recoge que la creación de carriles bici tiene diversos objetivos que pasan por, a nivel autonómico, “incrementar la accesibilidad segura”; a escala metropolitana, “integrar la bicicleta como medio de transporte para mejorar la movilidad” y, a escala urbana, “fomentar” también su uso. En definitiva y en una palabra: sostenibilidad. Sin embargo, aún queda un largo trabajo para que aumenten los usuarios de bicicletas.
Convivencia
Los problemas de convivencia entre peatón y bicicleta en las calles de Almería son claros y están centrados en la invasión de espacio y unas infraestructuras mejorables. Tanto viandantes como ciclistas utilizan el espacio asignado al otro. Ante esta situación, desde Ciclismo Almería- organización dedicada, sobre todo, a la bicicleta deportiva en tramos fuera de ciudad- insisten en que los carriles destinados a ciclistas urbanos deberían de contar con un diseño más práctico.
En cuanto a los ciclistas que invaden el espacio peatonal, indica Juan José Martínez, portavoz de Al Pedal, ser “conscientes de que hay un problema importante con el peatón en Almería y nos gustaría disminuirlo radicalmente. Es una tarea pendiente”. Una situación diametralmente opuesta a lo que sucede en países del norte de Europa, por ejemplo.
Ambas organizaciones, Al Pedal y Ciclismo Almería, coinciden en remarcar la convivencia que existe en estos países, donde ambos agentes respetan el espacio asignado para el otro. Allí, si un ciclista llega a una zona peatonal, se baja de la bici hasta que pueda volver a utilizarla y los peatones no invaden los carriles destinados para estos vehículos de dos ruedas.
Por otro lado, sobre la posibilidad de que el problema sea que en Almería existe “poca cultura de la bicicleta”, desde Ciclismo Almería explican que la ciudad “es una tierra donde el ciclismo es tradición”, por lo que no es cuestión de cultura, sino de “sentido común y respeto”.
Soluciones
Existen dos vías para solucionar este tipo de conflictos, según indican los representantes de estos colectivos, y son la educación y las infraestructuras. Una educación que debe llegar tanto a ciclistas como peatones, haciendo conscientes a los viandantes de la existencia de las bicicletas.
Asimismo, indican que al igual que se respeta el espacio para que los vehículos a motor circulen y se es muy consciente de las infracciones que cometen, se debe de contemplar la idea de respetar el espacio que necesitan los ciclistas.
En cuanto a los ciclistas, les instan a respetar el espacio que necesitan los peatones y ceñirse única y exclusivamente a sus espacios, sobre todo los urbanos. Además, también es “importantísimo”, aunque a veces se olvide, la contratación de un seguro a terceros. “Tanto el ciclista urbano como el deportivo tienen que estar asegurados”, insiste Antonio Alemán, de Ciclismo Almería.
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