Curro Verdegay: "El Cervantes es lo mejor que le ha pasado a Almería culturalmente"

Es el alma detrás de la nueva vida del Teatro Cervantes

Curro  Verdegay fotografiado en el Teatro Cervantes durante la entrevista.
Curro Verdegay fotografiado en el Teatro Cervantes durante la entrevista.
Antonia Sánchez Villanueva
22:41 • 09 sept. 2017

Esta entrevista se realizó, como no podía ser de otra manera, en el Teatro Cervantes. El emblemático espacio escénico que Curro Verdegay gestiona con éxito, y bajo la permanente reivindicacion, desde hace dos años.




¿Cuál fue su primera experiencia con el Cervantes?
Con mi padre entré de pequeño. Pero la primera que recuerdo fue hace unos seis años, entré para ver si había posibilidad de hacer un espectáculo, me lo encontré totalmente destrozado. Pedí a un señor de aquí que me lo enseñara, no me lo enseñó con muchas ganas, la verdad, pero yo me quedé totalmente enamorado. Así nació La Noche Canalla, el primer espectáculo que hice aquí, entonces lo alquilaba por días, y cada vez que venía me gustaba más y más...




Mucha gente se pregunta cómo llegó a conseguir acceder a la gestión de un teatro así.  
Realmente era un imposible. Yo nunca pensé que iba a ser empresario ni que iba a ser un empresario dedicado a la cultura. Pero cuando empiezo a dedicarme a esto, el sueño inalcanzable era tener un teatro y con uno de mis empleados fantaseaba con que si nos tocaba la lotería, podríamos tener un teatro. La cuestión es que me entero de que se ha acabado el contrato con la anterior gerencia, y accedo al Círculo Mercantil [entidad propietaria del espacio]. Es un poco largo pero es muy bonita la historia. La cuestión es que yo le transmito a ellos el amor que tengo por este espacio, y resumiéndolo mucho, me creen, sin conocerme absolutamente de nada. Firmamos por veinte años.




¿En el concepto de negocio entra la rehabilitación del teatro? 
Sé suena muy romántico pero para nada he pretendido hacer el Teatro Cervantes rentable. Es verdad que a mí me da una serie de ventajas, en imagen, en negociación con artistas. Pero yo siempre lo he dicho, con mi empresa donde hago negocio es fuera de Almería. Es triste, o real, o las dos cosas. El Teatro Cervantes a día de hoy, y y esto quien mejor lo sabe es mi madre, me cuesta dinero, y mucho dinero. Todo lo que vamos cogiendo lo vamos reinvirtiendo una y otra vez en el Teatro.




Pero un negocio que no da rentabilidad se viene abajo. 
Sí. Lo que pasa es que Kuver no es solo el Teatro Cervantes, Kuver se dedica a hacer espectáculos a nivel nacional en otros muchos sitios. Tenemos la suerte de tener un teatro, y fíjate que te estoy diciendo que no es rentable a día de hoy. Yo he pedido muchísimas veces ayuda y jamás, jamás, la he pedido ni para Curro Verdegay ni para Kuver Producciones. Lo he pedido para el espacio, porque cuando yo me muera, el espacio sigue. Además me parece justo, es el espacio escénico más emblemático de la provincia, con cien años, un teatro único, de los más increíbles del sur del país, qué menos que se conserve.




¿Y qué cree que sienten los almerienses por él? 
 A mí la gente me da las gracias por la calle por lo que está significando para ellos poder venir al Teatro Cervantes. Es mágico todo lo que te van contando, las primeras películas que han visto aquí, les recuerda que aquí dieron su primer beso, que aquí se enamoraron, que vinieron con su hijo por primera vez al cine, la gente tiene unos recuerdos maravillosos. Siéndote honesto, no pensaba que en tan poco tiempo lo íbamos a posicionar como está. El gran mérito es de los almerienses, nos llega su cariño y su calor. 




Negoció la gestión cuando llevaba dos años cerrado, y entonces llovieron sobre el espacio otras ofertas, ¿eso es muy almeriense?
 El almeriense tiene un sentido muy equivocado de la competencia. Es de los pocos lugares del mundo en el que tú estás en tu negocio, te das cuenta de que la gente no está entrando, sales, miras en el de al lado, lo ves vacío y respiras tranquilo. Yo creo que nos falta ese amor propio en muchísimas ocasiones, ese querer unirnos y reinventarnos. Todo lo que hace mi empresa siempre, siempre, es pensando en el público, es una cuestión de empatía pura y dura, y para que exista esa empatía hay que preguntar. Eso les falta mucho a los políticos. No pasa nada por preguntar.




¿No preguntar es un gesto de soberbia?
 Creo que lo entienden como una derrota. Por ejemplo, cuando se ha planteado el tema de la peatonalización del Paseo, ¿no es lógico preguntarle al espacio que reúne más miles de personas justamente en el Paseo? ¿O no importa la opinión de la gente que puede estar en este teatro, repito, que reúne a miles de personas mensualmente, cuando un domingo, si hay 500 ó mil personas, no tengan ni un solo sitio para tomarse un café en el centro de Almería? Echo de menos muchísimo eso. Yo me he ofrecido para colaborar, dar mi opinión, pero por lo que sea no se escucha. 


Retomando lo anterior, ¿Le pusieron palos en el camino?
Me ponen todos los días palos en el camino.


Digo cuando intentó cerrar el acuerdo con el Cervantes. 
Totalmente. Yo le debo mucho al Círculo Mercantil. 


¿Le quisieron boicotear?
Sí, me consta que ofrecieron más que yo.


¿Otras empresas?
Sí, por eso te digo que la historia es muy bonita porque gente que no me conocía absolutamente de nada creyó en mi palabra. No se me olvidará en la vida, se lo dije a don Francisco Balcázar [presidente del Círculo], le dije, mira Paco, estoy seguro de que tienes ofertas mejores que la mía, pero nadie va a poner más trabajo y más amor que yo en este espacio. Fue una cuestión de fe en mí. No fue una cuestión económica. 


O sea, que el Círculo no intentó sacar más provecho. 
No, no, tengo que decir que fueron unos señores, unos caballeros, y a día de hoy eso muy complicado. Pero me creyeron y sé que están muy contentos.


¿Económicamente la cultura es sostenible?
En líneas generales no, sobre todo aquí en Almería, porque tenemos que ser realistas respecto a eso. Nosotros traemos los mejores espectáculos a nivel nacional, a los precios más bajos de todo el territorio nacional. Es algo que también me da mucha rabia, la gente de Almería se va a la Gran Vía de Madrid y no le importa pagar setenta, ochenta euros por espectáculos y por los mismos aquí les cuesta pagar quince euros.


¿La cultura hay que pagarla?
Totalmente. La mayoría de las personas que nos dedicamos a esto nos conformamos con sobrevivir. El problema es que muchas veces, o la mayoría de ocasiones, necesitamos ayuda, y no es llorar, hay muchas maneras de ayudar, no tiene por qué ser todo económicamente. Por lo menos que no haya trabas, que estemos contentos de que existan esos espacios. Por ejemplo el Cervantes, aunque lo diga yo, es de lo mejor que le ha pasado culturalmente a la ciudad, cuando abren las puertas del Cervantes se está revitalizando el centro, hay hosteleros que me preguntan el número de entradas que hay vendidas para meter más o menos puestos de trabajo. Los taxistas lo notan, y el señor del parking lo nota, entonces, ¿qué mínimo que apoyar eso?


Hace tiempo que se queja de que las administraciones públicas no prestan ese apoyo.  
Cero, y cuando digo cero es cero. Y a mí me para la gente, me dicen Curro, lo estás haciendo muy bien, a ver si te dan más ayudas… no se creen que no recibimos ni un euro. Pero repito no es ni dinero, ¿por qué no hacemos algunos espectáculos, algunos eventos aquí? 


Entiendo que se refiere a que las administraciones cuenten con el Cervantes para hacer sus actos públicos. 
Sin entrar en demasiados detalles, aquí antes hacer un evento era muy complicado, y yo lo he vivido. Ahora, ya no es que el Cervantes esté más lleno de vida que nunca, es que negociar conmigo es muy fácil, porque estoy deseando que vengan las cosas. Nosotros podemos compensar un poco lo que se pierde culturalmente con los eventos privados. Eso sí es rentable, lo que pasa es que esto es un teatro, yo no puedo estar haciendo eventos privados continuamente, primero por ética y después porque no me lo permitirían. A las administraciones yo les he tendido la mano continuamente, me encantaría poder llegar a muchísimos acuerdos. 


¿Por qué toca a tantas puertas y no le escuchan?
No lo sé, te lo prometo. Puedo decir algo que puede sonar mal, que es porque ese protagonismo no lo tienen ellos, pero no quiero llegar a pensar que realmente eso es así, porque yo no busco protagonismo. Estoy contentísimo cuando hace cualquier administración algo aquí, aunque sea gratuito, y yo tenga que ceder el teatro. Ahora, si yo me porto tendrás que ser justo con el espacio. Una de las propuestas que quiero hacer este otoño son visitas guiadas al teatro y casi te diría que si no tengo ningún apoyo de la administración va a ser deficitario, pero creo que es importante que se haga porque es un monumento que merece ser visitado. ¿Te imaginas los cruceros que vinieran?


Tiene todo el sentido.
Este es un espacio emblemático, es el único cine que hay en el centro, imagínate ponerles un vídeo de la provincia a todos los turistas que vengan. Fíjate qué punto de partida para visitar Almería. Y ya si me apuras, imagínate que le hagan un recital de flamenco. Yo lo voy a proponer, eres la primera persona a la que se lo cuento.


Un torbellino de ideas, ¿eso cansa o se siente obligado a estar siempre poniendo cosas nuevas en marcha?
Primero es una cuestión de supervivencia y de la supervivencia nacen grandes ideas. También va muy conmigo, el creativo de mi empresa realmente soy yo. A veces se hace cuesta arriba, pero lo llevo en la sangre, y siempre me pongo en el lugar del público. Pienso, ¿qué me gustaría a mí ver si fuera a un teatro? Tengo la sensación de estar muerto si no estoy haciendo cosas nuevas.


¿La gratuidad en internet es un apoyo para la cultura o puede terminar matándola, ha reflexionado sobre ello?


Sí, sí… (Piensa) Es un tema delicado pero si tuviera que ponerlo en una balanza, creo que es mucho más positivo que negativo para la cultura. Hay muchísimos grupos que se están dando a conocer gracias a las redes sociales, a youtube, gente que sería impensable en la industria de hace unos años que pudieran llegar donde están llegando. Estoy convencido de que se irá reconvirtiendo todo muchísimo, por ejemplo, podrás venir al teatro o desde tu casa pagar para ver esa obra en tiempo real, o un concierto. Ya se hace en algunos sitios. 


¿Cómo definirías el momento cultural que vive Almería?
 Ehmm, buena pregunta, creo que estamos en un momento muy bueno de creatividad,  pero si me preguntas desde el punto de vista del artista, estamos en el lugar más difícil para ser artista. 


¿Almería es difícil para ser artista?
Muy complicado. Estamos en un sitio privilegiado para la creatividad pero luego para poner cosas en marcha, la mayoría tienen que irse. Es verdad que la tecnología ayuda mucho pero todavía nos queda mucho que avanzar en ese sentido.


¿Es porque estamos en un rincón del mundo?
Evidentemente las comunicaciones influyen muchísimo. Un billete de avión de dos artistas que tienen que venir con dos técnicos no sale rentable, por lo tanto tienen que repercutirlo en el precio de la entrada. Y a la inversa exactamente igual, artistas que tienen que desplazarse para actuar en otro sitio. Nacen grandes artistas de Almería pero en general es todo mucho más difícil. 


¿Y cómo es ser empresario joven en un sector complicado?
Lo que hace que un empresario como yo pueda ir hacia adelante es que ama realmente su trabajo. Suena a frase muy bonita, pero es que si no sería totalmente imposible. Creo que a los empresarios nos hace falta mucha más ayuda desde el punto de vista informativo, hay mucha gente que serían seguramente grandes empresarios pero no saben cómo llegar. Yo todo lo he aprendido a base de palos.


Ahora ha lanzado una Escuela de Arte Dramático. ¿Qué aporta esta iniciativa?
No solo consiste en hacer una escuela de arte dramático y cine, consiste en que esos alumnos desde el primer día van a poder estar haciendo prácticas en un teatro con los mejores artistas a nivel nacional.  Además mi idea es ir preparando espectáculos para que esos alumnos puedan salir ya con trabajo y moverlos a nivel nacional. Creo que los ingredientes son muy buenos. Ni un solo partido político ha mostrado el más mínimo interés en la idea.


A Almería como tierra que se proclama de cine ¿qué le falta para seguir atrayendo a la industria?
Deberíamos aprender de los errores. Tenemos lo más importante que es una provincia realmente espectacular para el cine, pero como nos lo creamos, se acabó el cine.


¿A qué se refiere?
Es importantísimo tratar muy bien a la gente, no querer especular con el cine. Es un sitio muy interesante, pero la gente que viene no son tontos, ni nosotros más listos. Ultimamente se han tomado decisiones muy acertadas en lo institucional, como las tasas, es un avance, creo que eso sí se está haciendo bien. Pero es fundamental que seamos muy humildes.


¿Cuál ha sido el éxito que menos se esperaba?
El fenómeno de los youtubers, yo no podía creerme que podían mover tantísimos miles de personas, que chicos y chicas de once a quince años pudieran movilizarse tantísimo y movilizar a sus padres. Todo lo que he hecho en Almería con youtubers ha llenado. Hay muy pocos espectáculos para adolescentes, y creo que es un público al que tendríamos que prestarle mucha más atención.


¿Y algo en lo que creyera que le haya salido mal?
Sí me ha pasado, claro,… no te sabría decir, intento borrarlo.


Después de alcanzar el sueño del Teatro Cervantes, ¿qué otro sueño tiene por delante?
Yo soy una persona muy poco ambiciosa, me conformo con poco pero me apasiono y me enamoro rápidamente de muchas cosas. A mí me da rabia que Almería, con las horas de sol que tiene, tenga tan pocas actividades al aire libre, no tiene sentido alguno. Estamos a un 1 por ciento. No podemos dejar de hacer cosas porque le pueda molestar a la gente. El Teatro Cervantes decían que no iba a funcionar los domingos, y los domingos se ha estado llenando todo el invierno. Como productor y promotor tengo ideas que creo que serían preciosas, que en otras capitales las quieren, pero que yo las quiero hacer aquí y sé que aquí no podría hacerlo.


¿Le da miedo que le roben ideas?
Antes pensaba así, a día de hoy no tengo ningún miedo, porque creo que cada uno le da su toque especial a las ideas. Ahora, lo que sí tengo muy claro es que las ideas en la cabeza no sirven absolutamente para nada. Por eso me obligo mucho a ejecutar rápidamente, no porque se adelanten, sino porque se quedan en el olvido. 
 


 


 



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