"Reivindico para el puerto-ciudad el mismo consenso que el de los Juegos"

Martín Soler Márquez es el gerente de la Fundación Bahía Almeriport, encargado de buscar los inversores

Martín Soler Márquez, fotografiado junto al Club de Mar
Martín Soler Márquez, fotografiado junto al Club de Mar
Lola González
23:34 • 01 oct. 2017

Desde su nuevo despacho puede mirar al mar mientras reflexiona sobre el futuro de la ciudad o recuerda su pasado, muy reciente, como político en activo. Martín Soler está feliz con el encargo de ser gerente de la Fundación Bahía Almeriport hasta el punto de no echar de menos la política. O eso dice.




Para hacer realidad el puerto-ciudad lo primero es el masterplan. ¿Cómo se va a hacer ese proceso?
En la última comisión de seguimiento se acordó encomendar a la Fundación Bahía Almeriport a licitación y seguimiento de la redacción del masterplan del puerto-ciudad. 




¿Qué es el masterplan exactamente?
 Este masterplan es una metodología de trabajo que parte de la participación social y de un debate democrático en el que todas las instituciones y agentes profesionales y colectivos sociales puedan participar, opinar e incorporar su modelo y sus propuestas. 
Es un documento por tanto fruto de esa metodología, que tenga una planificación estratégica de los usos comerciales, educativos, culturales, espacios libres, de ocio, en aquello que hay que hacer a corto plazo que es la actuación sobre el Muelle de Levante. Pero, también tiene que contemplar desde un enfoque macro toda la fachada litoral desde el Cable Francés hasta Pescadería. Tiene una parte fundamental de cómo es el encuentro de ciudad y puerto.
Ese documento tiene que ser el documento definitivo y de consenso. Que no se reabra ya más en el medio plazo, para ponerle un límite temporal a la ejecución de los proyectos previstos.
De este masterplan tienen que derivarse proyectos concretos. Por ejemplo: el remate del final de la rambla con el puerto será un proyecto concreto que tendrá su redacción pormenorizada; otra parte concreta es cómo tiene que llegar el ferrocarril al puerto; otra cómo quitamos las vallas del puerto y cómo hacemos accesible el Parque Nicolás Salmerón y la carretera que bordea al puerto. Es decir, que de ahí saldrán proyectos concretos, pero hay que dejarlos definidos.




¿Cuánto tiempo y dinero puede suponer? 
Para que sea creíble tiene que tener una concreción económica de las inversiones a realizar, y más teniendo en cuenta que la parte de inversión que no sea obra pública ni actuaciones propiamente urbanas serán privadas, hay que encontrar el equilibrio de la sostenibilidad.  En cuanto a tiempo, en lo que queda de septiembre se están terminando de realizar los documentos por la comisión técnica, a lo largo de octubre esos documentos deben de ser aprobados por la comisión de seguimiento y luego por la junta rectora de la fundación. En noviembre haremos licitación y pediremos las ofertas, y ya en diciembre o principios de enero, procederemos a la contratación de los trabajos.




El alcalde decía en una entrevista hace apenas una semana que la intención pasa porque esté culminada en verano de 2018.
La idea es dar un plazo no muy largo, entre seis y ocho meses, razonable. Pero el documento se empieza a desarrollar desde el primer día. Porque hay también un trabajo hecho en el que el consenso está ya establecido.




¿Cómo se consiguen las inversiones necesarias para este proyecto?
Eso solo se puede conseguir teniendo también un diálogo desde el principio con los sectores empresariales en el que también vayan dejando sus opiniones, y sobre todo, hay que hacer unos diseños desde el punto de vista de los metros cuadrados edificables,  que tengan retorno económico. Deben de ser los suficientemente atractivos para que el inversor lo que gaste lo pueda amortizar pero siempre sabiendo que estamos actuando sobre un espacio público y que tiene que ser compatible el aprovechamiento económico con los espacios públicos y el uso lúdico. Se trata de ajustar los números, y hay que hacerle ver a los inversores que va a ser rentable a largo plazo.




¿Hay que ir dándole proyectos a la gente para que no se desmotive?
La sociedad almeriense, y en general la sociedad, está muy desengañada, tiene poca credibilidad en las instituciones y en sus responsables públicos.En Almería está un poco hastiada y es lógico que un proyecto de esta envergadura que puede modificar la ciudad tenga una parte de incredulidad en la opinión pública. Sin embargo quiero recordar que tenemos un precedente maravilloso que fueron los Juegos Mediterráneos de 2005. 
Es verdad que para eso había una fecha, por tanto ponerse fecha tampoco es mala idea, pero el espíritu de consenso y de acuerdo que presidió todo el proceso previo y el comité organizador de los Juegos Mediterráneos es el que yo reivindico para el puerto-ciudad.
Los almerienses hemos demostrado que somos capaces de cualquier cosa cuando  remamos todos en el mismo sentido. Tengo una enorme confianza y las instituciones van a estar a la altura de lo que la sociedad reclama.
Pero es verdad que para un proyecto así hay que ganarse la confianza de los ciudadanos y nada mejor que ir haciendo actuaciones tempranas, en el corto y medio plazo. 
Hay una de ellas que por ser fácil, por su simpleza en cuanto al proyecto, va a lanzarse como la primera actuación es una iniciativa conjunta entre el puerto y el Ayuntamiento de Almería en el Cable Francés. Creo que estamos  a punto de formalizar los acuerdos, que pasan por la solicitud del Ayuntamiento el uso mediante concesión. A partir de ahí tendrá que redactar un proyecto que defina cómo se concreta la actuación y se podría hacer razonablemente pronto.




¿El Cable Inglés podría ser similar?
El Cable Inglés tiene un proyecto hecho de alrededor 20 millones de euros por la Junta que es de difícil ejecución presupuestaria actualmente, pero puede que haya alguna actuación en el corto plazo que pueda ser fácil. Miguel Ángel Castellón comentó en la comisión que aprovechando que desde el Parque de la Estación se llega a cota del Cargadero, se podría realizar una actuación blanda para facilitar el acceso peatonal desde el parque por las vías colocando un sistema de protección lateral que permita convertirlo en un sendero sobre elevado hasta un mirador sencillo. Podría tener una instalación pequeña para exposiciones de artistas locales y un pequeño quiosco bonito. Es algo barato, fácil y facilitaría que fuera el monumento más visitado por los almerienses.
Emplazo a que pueda haber un acuerdo, en el que tiene mucho que decir Cultura de la Junta, ver si el proyecto encaja con el Bien de Interés Cultural  y desarrollar una actuación fácil y temprana.


Habla de consenso, ¿qué se cayera del proyecto alguna administración lo podría poner en riesgo?
Creo que en esta fase en la que estamos no va a ocurrir, pero si alguna administración, por alguna razón, quisiera poner algún tipo de impedimento, la sociedad no lo va a permitir. El proyecto ya no es ni del Ayuntamiento, ni de la Autoridad Portuaria, ni de la Junta, es de la ciudad y de los ciudadanos. Cuando los ciudadanos convierten un proyecto en un símbolo emocional ya no hay vuelta atrás.


Sí, pero aquí la gente se moviliza poco…
Tenemos que ganar a la gente a base de evidencias y hechos concretos, que las instituciones sigan liderando el proyecto con la lealtad y la altura de miras con la que lo están haciendo. 
La política se hace grande, como decía Sócrates, cuando el diálogo y el acuerdo preside la mesa de negociación. Muchos de los problemas de nuestro país o que tiene la política es falta de diálogo, falta de ponerte en el lugar del otro, y también la coherencia del que está en la oposición y algún día será Gobierno y viceversa, porque si una infraestructura vale 400 millones de euros lo vale con el PP y con el PSOE. 
Hay que mantener como sea la colaboración de las instituciones y ese también es el papel de la Fundación, ya se pensó por los patronos que la Fundación era el espacio precisamente llamado a buscar los consensos.


¿Hay ya interesados?
A mi en concreto no han venido a verme porque aún no es el momento, pero sí a las instituciones algún grupo empresarial ha ido. 
Creo que en los próximos meses esto se va a multiplicar, van a aparecer interesados tanto de empresas españolas como de fondos de inversión internacionales.
Hay un interés de fondos internacionales por invertir en proyectos náutico-marítimos de diversificación turísticas en ciudades mediterráneas y creo que puede ser una opción interesante.Son fondos que trabajan con proyecciones a más largo plazo y que puedan acometer estas inversiones con tranquilidad. 


¿Hay algún elemento que se tenga claro que tiene que estar dentro del proyecto puerto-ciudad?
Definido como tal no lo hay, y eso es un trabajo para el masterplan. Pero parece razonable que debe  dotarse de un espacio cultural y de algún espacio dedicado a los temas en los que Almería puede ser puntera en los próximos años y que hoy por hoy son las señas de identidad. 
La agroalimentación vinculada a la innovación tecnológica, vinculada a las energías renovables, al agua… de los cuatro grandes retos que tiene el mundo a medio plazo, tres se dan en Almería que son alimentación, la gestión sostenible de la energía, fundamentalmente la solar, y la gestión también sostenible del agua, y entorno a todo esto Almería se merece un gran centro de divulgación pero que sea como una antena para captar inversiones y para captar la atención del mundo. 
A mi me encantaría que ahí hubiera un faro de estos tres elementos, pero no deja de ser una idea mía. Es verdad que la hemos comentado con alguna gente como la anterior presidenta de la Autoridad Portuaria,  la Universidad... pero será una idea como otras que se podrá poner sobre la mesa de trabajo.


Con la marcha de Trinidad Cabeo se pierde un poco de lo personal que puso en este proyecto pero se gana una aliada en el PITA .
Creo que en puerto ha habido una presidenta durante 10 años que ha dejado una impronta de muy buena gestión, de muy buena interlocución social y en gran parte la situación del puerto-ciudad se debe a ella.
Pero es verdad que ha llegado al puerto otra persona que es mujer también, cosa que destaco, que tiene una enorme experiencia acumulada en la gestión institucional y sabe perfectamente lo que hay que hacer. La llegada de Carmen Ortiz es una buena noticia porque le ha dado continuidad al proyecto y un impulso a la tarea. 
Lo mismo que lo está realizando el alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, que se ha propuesto también que éste sea uno de los proyectos prioritarios para el futuro de la ciudad.
El hecho de que Trini haya recalado finalmente en el PITA ha sido un acierto porque aporta una visión muy pragmática del desarrollo empresarial que Almería necesita, y por supuesto será un aliado.


Un problema es cómo llegará el tren al puerto.
Es quizá el debate más polémico y por tanto, con el que hay que ser más cuidadoso. Hay acuerdos que cuestan años pero la discrepancia tarda minutos, se había avanzado mucho en estos temas y creo que hay que ser muy cuidadosos en como hacemos conciliar todos los intereses.
El masterplan debe ser el documento que fije de manera definitiva qué ocurre con la llegada del ferrocarril al puerto y como llega. Lo que planteo es prudencia, diálogo y un ejercicio de pragmatismo para hacer conciliar los intereses del puerto con los de los ciudadanos, y seguro que lo vamos a encontrar. 


¿Cómo lleva su regreso a la vida pública?
Estoy tremendamente agradecido al encargo que he recibido porque es fruto de lo que yo entiendo que es el consenso y el acuerdo. Aquí ha habido un consenso de varias instituciones, varias fuerzas políticas y especialmente también una apuesta de los empresarios, de la Cámara de Comercio en concreto y de Asempal.
 Reunir ese consenso fue lo que a mi me animó a este compromiso, sin él no lo hubiera aceptado y siendo propuesto de parte tampoco lo hubiera hecho, ahora tengo que devolver la confianza con hechos.



La vuelta a la política ¿se la plantea?
Ni la pienso, ni la reflexiono, ni siquiera la añoro, no la echo de menos. Decía Calvo Sotelo que la política era como una mordedura de una víbora que te inyecta y te da palpitaciones en el corazón cada vez que piensas en ella o la dejas. Yo por suerte he superado esa añoranza de la política, a la que le tengo un enorme respeto, tanto a la política como a los políticos. 
Creo que el ejercicio de la política es de los más nobles que existen y al que deben ir los mejores, las mejores inteligencias, los más trabajadores, los más honrados tienen que dedicarse a la política. Pero mi etapa ya pasó, y creo que la experiencia que he acumulado es más útil enfocada a otros proyectos.


Ha sido una etapa, y se acabó.
Es una opinión que le doy a todos los que se dedican a la política, que siempre tengan una parte de su vida y de su pensamiento enfocada a que la política se acaba y se debe de acabar como actividad, porque eso es sano mental y psicológicamente para el político. Hay que saber irse a tiempo y a ser posible tener siempre una alternativa profesional y laboral que no te esclavice del sueldo público, te quita libertad.


Si fuera así, quizá no habría tanto navajazo para no caerse de las listas.
La estructura de los partidos es muy compleja, pero es igual en la mayoría de los países democráticos. Los partidos son la estructura social recogida en la Constitución por la que se expresa la participación política. Para mi los partidos deberían ser patrimonio de la humanidad y deberían estar bien valorados socialmente porque es la escuela donde se forman los que van a ser nuestros dirigentes, y ¿habrá algo más importante que ser ministro de Educación, o consejero de Educación, o de Sanidad? Pues tendrán que ir los mejores. Y si esas figuras aparecen a través de los partidos, pues tendrán que tener estructuras muy sólidas.
Tienen que ser más transparentes, con mecanismos de control interno más democrático, pero a la vez son estructuras jerárquicas y hay que hacer compatibles la jerarquía con la participación. Un partido no puede ser solo de sus líderes pero tampoco puede ser una asamblea anarquista permanente.



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