Pelusa, una pequeña gatita, ha tenido una segunda oportunidad. La Huella Roja y su familia de acogida la han salvado de una muerte casi segura. Los remedios, como en la mayoría de los casos, han sido el cariño y el cuidado recibido. Una atención que en este caso, nunca mejor dicho, la ha alimentado.
Hace más de 5 meses que La Huella Roja sacó de la calle a Pelusa. "Era una bolita pequeña que no llegaba a los 100 gramos de peso. Debido a que tiene el paladar hendido la mayoría de la comida se le desviaba a la nariz siendo expulsada por sí misma", explica este colectivo.
"Cada día nos levantábamos con la incertidumbre de si sobreviviría, pero su mami de acogida jamás se ha rendido. Ha luchado día tras día junto a ella para que saliese adelante y al fin la pequeña Pelusa empieza a crecer como un gatito normal", afirma La Huella Roja. Y es que Pelusa ya pesa un kilo.
Una recuperación que aún no es definitiva, ya que el animal tiene que ser operado. "Para ello hay que esperar a que tenga un tamaño mayor para que pueda soportar la anestesia", explica La Huella Roja.
"Gracias Esther por cuidarla tan bien. Tú has conseguido que sobreviva", concluye en su agradecidimiento público para la persona que desde hace cinco meses cuida a Pelusa.
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