Jesús Lara: "Como mediterráneos somos adaptables, fáciles"

Preside el Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Almería, una profesión que ha sufrido los rigores de la crisis

Jesús apunta que “nuestro mayor pecado es no valorarnos”.
Jesús apunta que “nuestro mayor pecado es no valorarnos”.
Alberto Gutiérrez
20:10 • 28 oct. 2017

Los arquitectos técnicos habéis llegado hasta aquí después de una travesía en el desierto. ¿Sois unos supervivientes?
Creo que sí y de forma demostrada. Nos hemos adaptado a las necesidades del mercado laboral, incluso en la escasez. Mantenemos viva la corporación y de forma humilde somos bastante participativos en la provincia. Por otro lado, ahora hacemos rehabilitaciones, calificación y eficiencia energética, trabajos con peso mediambiental, etc. Lo hemos pasado y lo seguimos pasando mal, pero intentamos dignificar la profesión. Sin embargo, también te digo que quizá nosotros pisamos más tierra y tenemos una gran capacidad de adaptación. Somos pragmáticos y nos gusta resolver. No podemos estar en modo pensamiento.




¿La dichosa crisis ha sido como el barco que se hunde y uno tiene que tapar los agujeros del casco?
Nosotros nos dedicamos a producir y aquí el problema era cómo se infló el precio del suelo. Tiene que ver con una gestión urbanística. Curiosamente nos estamos encontrando con propietarios que quieren que sus terrenos no sean urbanos, porque de este modo evitan pagar impuestos. Y por otra parte no hay rutina de mantenimiento de edificios, donde el marco legislativo sí es adecuado.




El Ayuntamiento de Almería ha impulsado una norma para que las terrazas de las viviendas nuevas no computen en las escrituras. ¿Qué te parece?
Bien, pues revierte en viviendas más eficientes y con mayor calidad de vida. Creemos también que se deben impulsar las azoteas de los edificios, compatibilizándolo con su entorno para que no haya ruidos.




Hay una película de este año, ‘Dunkerque’, que podría ser una metáfora de la actualidad: todo el mundo a ladefensiva.
Nos hemos castigado demasiado estos años y especialmente en nuestro sector, que si se hubiera tratado de otra manera habría tenido mejor salida. Se le echaron palas de arena de forma inconsciente. Se podría haber protegido buscando inversión exterior a través del turismo, por ejemplo, y ahí la Administración podría haber ayudado. Somos demasiado destructivos y nos ponemos estigmas. Siempre hemos tratado de ridiculizar el patriotismo americano, pero ahora, pensándolo con retrospectiva, me dan envidia.




¿Eres una persona que cambie de opinión?
Sí, por supuesto. Me gusta formar una opinión, pero si alguien me hace evolucionar no pada nada. Es algo que considero noble. Distinto es que me guste defender mis posturas (ríe).




¿A los españoles nos perjudica querer llevar la razón siempre?
No sé si es nuestro pecado capital. Hoy en día creo que nuestro mayor pecado es no valorarnos. Creo que somos bastante mediterráneos, porque somos muy adaptables, sobre todo en el sur. Somos fáciles (risas).




¿Te has desintoxicado del tema estrella de la actualidad?
Del tabaco, sí (risas), pero si te refieres a Cataluña pienso que todos hemos tenido fases. Lo he pensado y madurado y me ha hecho afianzar mi opinión el hecho de que hablando con gente llana este conflicto se reduce. He puesto a cada formación política en su sitio y he visto desaciertos en las conclusiones y en cómo se han magnificado algunos acontecimientos y minimizado otros.




¿Cuál es tu filosofía?
Esto lo he hablado con amigos y familiares algunas veces, y es el que uno no debe esperar mucho de nadie. No lo digo en el mal sentido. Cuando veo a la gente que hace cuentas en las relaciones personales acaban entrando en conflicto. Se debe dar todo lo que puedas y no esperar porque eso genera, como digo, conflictos. 



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