Esta noche de Halloween ha sido especialmente complicada para los vehículos del transporte público urbano. "Piedras, naranjas, huevos, etc.", según denuncia una de las delegadas de UGT en Almería, Erika Rodríguez, que dejan como resultado lunas rotas, cristales manchados y, lo más importante, la sensación de que, aunque hasta ahora no ha causado ningún accidente, "se pone en grave riesgo la seguridad tanto de los conductores de autobús como la de los pasajeros del vehículo".
A pesar de que los primeros indicios apuntaban a que el origen de estos actos vandálicos eran cosa de menores y adolescentes, la delegada de UGT asegura que "varios chóferes han visto a personas adultas, acompañando a los niños, tirando huevos y piedras a los autobuses".
La gente que ha arrojado estos objetos se ha situado en las inmediaciones de las paradas para aprovechar el paso obligado de los autobuses y cometer los actos de vandalismo. Entre los trabajadores de Surbús, la empresa que realiza el servicio, ha cundido la preocupación y el enfado por la situación.
Un problema que viene de lejos
Desde UGT Almería denuncian que "llevamos varios años con esta situación. En las últimas siete noches de Halloween, la gravedad de la situación ha ido en aumento hasta llegar a un punto insostenible".
La seguridad, en peligro
Las acciones de los vándalos ponen en riesgo la seguridad de pasajeros y conductores de autobuses, los cuales no disponen de los recursos suficientes para hacer frente a este problema. "El sentimiento generalizado entre estos trabajadores es de impotencia", declara Erika Rodríguez, que pone el foco en líneas de autobuses como la 20, que salen del núcleo urbano a zonas como Venta Gaspar, alcanzado velocidades de más de 60m/h. "Si un conductor sufre un impacto de un huevo y una piedra a esta velocidad, dificultando su control del vehículo, las consecuencias pueden ser catastróficas".
Un protocolo 'ad-hoc' para Halloween
Las principales reclamaciones desde el sindicato de trabajadores tienen que ver con la "inacción" del Ejecutivo local para plantear soluciones a este problema, según denuncia la propia delegada de UGT Almería. "Una de las medidas puede ser decretar el fin del servicio a partir de una hora en la que ya no sea seguro para estos vehículos circular por la ciudad", explica Erika. Sin embargo, lamenta, "me preocupa que se tomen decisiones cuando ya sea demasiado tarde".
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