En noviembre del año 1975 fallecía Francisco Franco, el viejo general que durante cuarenta años gobernó con mano férrea España. Un año y medio después la democracia daba sus primeros pasos, aún titubeante, pero ese año se convertiría en la madre de todos los cambios que vendrían a modificar las estructuras sociales.
Más allá de la política, ese año supuso el nacimiento de organizaciones de corte social llamadas a tomar el protagonismo y a tener una presencia viva en la sociedad almeriense. Buena parte de ellas fueron impulsadas por los empresarios que en esos años ya veían horizontes cerrados en épocas pasadas.
Y así nacía en ese año mágico la Asociación de Empresarios de Almería, Asempal, que tuvo en Juan José Moreno Alarcón a su primer presidente, y en José María Pérez Vicente su primer secretario general letrado. Se extendería con rapidez por la provincia con sus primeras asociaciones comarcales en Roquetas, Adra o Cuevas del Almanzora, e incorporó a sectores como la construcción, la madera, el marítimo, artes gráficas, industrias químicas, transporte derivados del cemento o el de mayoristas de frutas y hortalizas.
El sector agrario Ese mismo año nacía la Asociación de Cosecheros Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Almería, Coexphal. Almería ya apuntaba a primera potencia española en frutas y hortalizas gracias a la implantación de los invernaderos y las empresas de la provincia querían emprender su propio camino, hasta entonces tutelado por los murcianos.
De hecho en su acta fundacional ya se citaba la búsqueda de la independencia con respecto a Murcia, y es que hasta la fecha Almería dependía del Servicio Comercial de la Asociación Empresarial de Cosecheros-Exportadores murcianos, a los que había que pagar un canon de 25 céntimos por bulto. Coexphal decidió iniciar en solitario ese camino estableciendo esa misma cuota para financiar sus servicios.
Antonio Estévez Criado sería su primer presidente y Jerónimo Molina su primer gerente. Después pasarían por la presidencia José Gabriel Guillén Acién (1981-1984), Juan Antonio Petit moya (1984-1999), Juan Cantón Mira (1999-2006), Francisco Rivas Martín (2006-2007), José Martínez Portero (2007-2008) y Manuel Galdeano (2008 hasta la actualidad).
El mármol Sólo los sectores de la agricultura y el mármol presentarían resistencia a la integración en Asempal, y lo mismo que Coexphal, los empresarios del mármol constituirían su propia asociación, la AEMA, en 1977. Su primer presidente fue José González López, al que unos años más tarde sustituiría Francisco Martínez-Cosentino Justo.
Bajo el mandato de este último se acometerían el Plan Estratégico del Mármol y el Plan de Actuación Global de la Comarca del Mármol, que contó con el apoyo del Instituto de Promoción Industrial de Andalucía y que supuso un cambio total en la zona, una profunda reconversión social y económicamente.
Movimiento social Fueron años también de intenso movimiento en los colectivos sociales, entre ellos los ecologistas. En septiembre de 1977 se creaba el Grupo Ecologista Mediterráneo, constituido así como uno de los grupos más veteranos del país. Nació a caballo entre Almería (Pulpí) y Murcia para oponerse a una central nuclear proyectada en Cabo Cope, y se mantiene activo 40 años después.
El agua, tren y carreteras ya eran focos de conflicto
Un repaso por los problemas que más preocupaban a los almerienses en aquel año 1977 deja un panorama cuando menos insólito porque, cuarenta años después, persiste la base de las demandas de los colectivos, aunque con algunos avances notables.
Es el caso de la escasez de agua, problema entonces y situación insostenible en la actualidad. En el mes de noviembre de 1977 realizó una visita a la provincia el ministro de Fomento, Antonio Garrigues Walker. Desde Asempal y desde organizaciones agrarias se reclamaron inversiones hidráulicas para solventar la escasez, y Garrigues se mostró sensible.
Compromiso Aquella visita se saldó con el anuncio del inicio de las obras para la construcción de varias obras que aún hoy son esenciales en la gestión del agua; por una parte la construcción del canal que uniría el pantano de Benínar con Aguadulce y con Almería capital. Por otra la de la conducción que comunicaría Lorca con Cuevas del Almanzora y el Levante almeriense para hacer llegar el agua del trasvase Tajo-Segura. Dos proyectos para los que el ministro anunció una inversión de más de dos mil millones de pesetas presupuestados para el año siguiente.
Transporte Los almerienses reclamaban por aquellos entonces la conexión con la red nacional de autovías. Los primeros proyectos del eje mediterráneo (la actual A7) ni siquiera contemplaban el trazado por el litoral, pues desde Murcia pasaba a Granada y por la comarca de Baza se dirigía luego a Málaga. Años después se admitió que fuera por el litoral almeriense.
La otra eterna reivindicación era la mejora del tren y el establecimiento de una mejor conexión con el puerto para impulsar su competitividad. Años después su suprimiría el paso en superficie y aún se está a la espera de saber si finalmente se habilitará una nueva conexión.
Curiosa la postura de subsecretario de Estado que acompañó al ministro que alertó que la burocracia y la especulación en el diseño urbanístico de la capital “crean la falsa impresión de que no hay suelo para construir”.
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