"Los dueños del Algarrobico nunca creyeron que yo hablaba en serio"

Entrevista con Cristina Narbona, ex ministra de Medio Ambiente y presidenta del PSOE

Cristina Narbona, ayer, fotografiada antes de la conferencia que dio a militantes socialistas.
Cristina Narbona, ayer, fotografiada antes de la conferencia que dio a militantes socialistas.
Rosa Ortiz
20:11 • 15 nov. 2017

En 2008, la revista Time la incluyó entre los líderes mundiales que están cambiando el mundo en materia medioambiental. Le preocupa intensamente la variante ambiental de la actividad humana y más todavía que no existan políticas globales que hagan frente a desafíos como el cambio climático. Es la voz más reconocible del nuevo eco-PSOE. Ayer, clausuró en Almería las jornadas sobre reflexión e historia del socialismo organizadas por su partido. 




- Fue diputada por Almería en 1996. Han pasado 21 años desde entonces. 
- Uf, mucho tiempo, sí. Pero ya conocía Almería de antes, de cuando estuve como viceconsejera de Economía en el año 82, cuando venir de Almería a Sevilla era una auténtica aventura.  




- Todavía lo es.
- ¡Ni rastro de comparación! En el año 82, por carretera, se tardaba desde Almería a Sevilla más de ocho horas por carreteras muy inseguras. Y luego hubo un tiempo que pusieron un avioncito  que los altos cargos de la Junta cogíamos para venir a Almería y que se suspendió en cosa de un mes porque todo el mundo se ponía malo en cuanto se subía.  




- ¿Qué recuerdos tiene de entonces?
- Esta era una provincia pobre, abandonada desde el punto de vista de las infraestructuras. Después, he tenido la experiencia de verla cambiar de una forma impresionante.




- Cuando ya era ministra de Medio Ambiente, con Zapatero, está usted de vacaciones y, desde un barco, ve el Algarrobico a lo lejos y se echa las manos a la cabeza. 
- Jajajaja, eso nunca fue así. Se lo inventaron. Es una leyenda urbana.




- ¿No es cierto?
- No, no. Lo que pasó es que, unos años antes, estando con Pepe (Borrell, su pareja)  de vacaciones en San José me hicieron fotos en un barco. De ahí viene la mezcla.




- ¿Y cuándo supo de la existencia del Algarrobico?
- Fue al principio de mi mandato, cuando le pedí a todos los jefes de Costas que me dijeran en qué momento estaba el deslinde del dominio público marítimo-terrestre. Porque iba muy despacio y era un momento de mucha actividad urbanística. Hicimos un ranking de las provincias con más riesgo...




- Y Almería salía ahí...
- Sí. El jefe de Costas de Almería me dijo: “ministra, en el Cabo de Gata está previsto un hotel cuyo deslinde está en tramitación, pero que invade la zona de protección establecida por la Ley de Costas tal y como está proyectado”. 


- ¿Usted había visto el proyecto?
- No lo había visto, ni mucho menos. Lo que vi, al cabo de poco tiempo, fue una maqueta que me trajeron los señores de Azata, muy contentos, a enseñarme el hotel y cómo ocupaba parte de la playa. 


- Pero las licencias para construir en un parque natural se las había concedido ya la Junta. 
- Claro, era responsabilidad suya. Yo les  dije: ‘echad para atrás el hotel porque con ese diseño estáis entrando en terreno protegido por la Ley de Costas. Si no cambiáis el proyecto, cuando el deslinde esté terminado, si habéis construido ahí, empezaremos la expropiación de la parte que invada la Ley de Costas”.


- ¿Y qué pasó?
- Bueno, los empresarios creyeron que yo no hablaba en serio. Y el hotel se construyó, el deslinde se terminó y yo inicié el proceso de expropiación. 


- Y se armó el lío. 
- Sí, hubo mucho conflicto y el testigo de ese conflicto lo tomó después la Junta. 


- Ayer, el Tribunal Supremo volvió a deliberar si es urbanizable o un área ambientalmente protegida. 
- Creo que antes o después se confirmará que esos suelos no son urbanizables. Puede que la sentencia definitiva tarde todavía tiempo, pero llegará. Es una pena que los empresarios no me hicieran caso en su momento: nos habríamos ahorrado todo este proceso.  


- Cambiemos de asunto. Usted ha hablado en Almería de los retos del socialismo del siglo XXI. 
- El principal de ellos es reforzar nuestras señas de identidad y hacerlo en un contexto que es muy diferente del mundo que vio nacer al socialismo. Hoy vivimos en una sociedad que se enfrenta a desafíos globales y para hacerles frente hay que articular políticas globales. 


- Pero esas políticas globales apenas existen
- Es cierto, existen convenios internacionales en muchos campos que si se incumplen no hay penalización alguna. Los ciudadanos deben ser conscientes de que les va en ello su seguridad, su salud, su prosperidad...
 
- Hablemos de Cataluña. En las últimas horas, parece que está habiendo una catarsis colectiva del secesionismo. Ya no lo tienen tan claro. 
- Me parece lamentable y es una demostración de la irresponsabilidad con la que los partidos independentistas han conducido este proceso. Creo que no es verdad que hayan sabido ahora los problemas que esto iba a generar. 


- Lo que ha ocurrido, ¿ha sido por ingenuidad o engaño?
- Creo que ha habido más engaño que ingenuidad. Y eso es gravísimo porque por el camino se ha generado una fractura social que va a tardar mucho tiempo en repararse.  


- Una de las grandes incógnitas es saber qué pasará el 21-D. 
- Es fundamental que vayan a votar los ciudadanos catalanes que en otras consultas no lo hicieron. 


- ¿Cómo hay que hacerlo? 
 - Dando la batalla contra la abstención aquellos partidos que creemos  que la consulta es fundamental. 


- Pedro Sánchez dijo hace un par de días que Rajoy no es de fiar. ¿Se fían de Rajoy en el proceso de reforma constitucional?
- En este punto, coincido totalmente con mi secretario general. Respecto a Cataluña, los únicos que hemos sido siempre de fiar hemos sido los socialistas. Es fundamental que si vamos a una reforma de la Constitución, los jóvenes se impliquen. Tenemos que estudiar los cauces para que, quienes nacieron después del 78, vean en ese consenso un marco de referencia que les resulte ilusionante. 



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