Este año conmemoramos el 150 aniversario del nacimiento de nuestra Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 1867 – Madrid, 1932). Por fin se multiplican los merecidos homenajes desde Madrid y Almería a la escritora de más de 200 novelas, la primera periodista de España con columna propia con más de 10.000 artículos, la primera corresponsal de guerra, la viajera e intelectual impenitente, la política activa que trajo el siglo veinte a este país con sus propias manos. Por fin este año parecen llegar todos estos reconocimientos, los cuales persiguen la merecida reparación histórica que la mezquindad supo evitar.
Después de haber leído tanto sobre Carmen, ¿cómo cree que era la relación de ella con don Mariano, su suegro?
No está documentada. Lo que puedo contestar es mera suposición. Lo que pasa es que cuando descubro quién fue don Mariano, pionero de la prensa almeriense con El caridemo y con el primer diario de la ciudad, La campana de la vela, en 1845, decido dedicarle un capítulo en mi biografía. Una figura deslumbrante en todos los sentidos. Si el marido de Carmen, Arturo Álvarez, se hubiese parecido en algo a su padre, hubiese hecho Carmen un gran matrimonio. Le sucedió a don Mariano con su hijo lo que a Carmen con su hija, confundieron el sentido de libertad. Padres que lucharon por la libertad en un sentido muy trascendente y en favor de la sociedad e hijos que interpretaron que libertad era la suya propia. Una desgracia que parece pueden tener los padres.
Aquí, en esta estancia, se supone que empezó Almería Cómica, Almería Bufa, la revista semanal que Arturo dirigía y en donde Carmen empezó a ejercer el periodismo de manera anónima. ¿Conoce algún artículo de esa época firmado por ella?
No hay nada firmado en Almería por Carmen. Sí hay textos literarios publicados en 1900 y que se suponen tiene que escribir en Almería. Por ejemplo, un cuento precioso, El repatriado, donde expone posiciones antibelicistas que van a ser las que mantenga durante toda su vida.
La que va a ser ‘Colombine’, sube las escalas de este sótano por última vez...
A mediados de los 90 Carmen pasa a la tutela paterna. La familia la refugia para su proyecto vital fuera de su primera vida. Lo más destacable es cómo de unas circunstancias vitales que la condenaban a la esclavitud, a la marginación y al sufrimiento, junto a un hombre que hacía una vida absolutamente libertina, hubo testimonio público de ello, cómo esta mujer después de esa vida se convierta en un ser capaz de enfrentarse a todo. Carmen era un ser potente, y gracias a esa potencia hubo mucha gente que abusó de ella. Todos los que la rodeaban la consideraban invencible. Pero Carmen era muy sensible y muy frágil por dentro; una conciencia lúcida, pero también llena de sentimiento y piedad. Fuerte para sostenerse, pero eso estaba por dentro hasta que estalla la grave enfermedad que acaba con ella prematuramente. El sufrimiento no es gratuito.
Si no hubiesen muerto sus tres primeros hijos, ¿seguramente no hubiese salido de Almería?
El consuelo de la maternidad. Nos viene desde Clarín. Lo dice la protagonista de La Regenta y la protagonista de La malcasada (novela de Carmen): Si hubiese tenido hijos..., Carmen se aferra a su hija y llega a decir: Es mi mejor obra. Pobre Carmen, claro. Se defiende a los hijos irracionalmente. Ella estuvo defendiendo a su hija irracionalmente hasta el final.
¿Qué fue de su hija? ¿Tuvo hijos, se sabe si Carmen tiene descendencia directa?
No tengo conciencia de ello, no hay mención de nietos. Lo último que estaba haciendo Carmen en su vida, en poco más de un año después de proclamarse la República, aparte de todo el peso de la vida pública que lleva en esa época, era dedicar todos sus esfuerzos a tratar de salvar a su hija, María Álvarez, de la drogadicción. Era morfinómana, tenía que ir a recogerla por todos los sitios. Carmen era un personaje solicitado en el mundo entero y la hija era un lastre. Arturo le dejó realmente una bomba de relojería.
¿Qué vio Suarez de Figueroa en Carmen, el que la bautiza con el apodo de ‘Colombine’, cuando le da la oportunidad en 1903 de su primera columna diaria como periodista en El Diario Universal, y cómo se explica que su ascenso en prensa fuese tan rápido?
Es que era una evidencia. Es que Carmen se ganó todo con su esfuerzo, con su tenacidad, con su constancia. Todo nace de ella misma, no le regalan nada. Desde 1900, antes de instalarse en Madrid, Carmen ya está colaborando con la prensa madrileña, en Madrid Cómico. Lo primero que publica son unas coplitas de su libro Notas del alma, al lado de la columna El palique de Clarín, así, para empezar en 1900. Publica artículos interesantísimos en el año 1902 en El Globo... Es imparable desde el principio.
Nos adelantaba que está preparando su tercera etapa con Carmen y que va a publicar toda su faceta como periodista, la cual le confiere el atributo de universalidad.
Claro, es que yo con Carmen ya he hecho mi propia biografía. Yo he hecho miles de cosas más, pero llevo cuarenta y tantos años investigándola. Mi tesis empezó en 1975 y no la leí hasta 1991. Y eso estudiando toda su obra literaria y toda su biografía. Ese es mi primer gran esfuerzo. A la búsqueda de Carmen no fui yo sola, yo fui impulsada por Elena Catena, que era una profesora de la universidad. Tampoco ella misma tenía claro lo que me estaba ofreciendo, pero recuerdo la frase que me dijo: Te voy a ofrecer un tema perita en dulce. En la actualidad yo estoy jubilada en la docencia, pero en la Facultad de Ciencias de la Información coordino el seminario de Pilar Palomo. Allí estamos haciendo una labor enorme de recuperación. Ella me propuso hacer la biografía de Carmen, construir el personaje con el respeto y rigor de los datos, desde la concepción alta del ser humano.
Yo, haya ido donde haya ido, he investigado a Carmen de Burgos. En México, Chile, Argentina..., y he acumulado una ingente cantidad de documentación. En mi casa está el armario de Carmen de Burgos. Mi último trabajo sobre la faceta periodística está terminado, para corregir y sacar. Más de 10.000 artículos en prensa dan mucho de sí. [Hago cuentas en los 31 años en Madrid y salen a uno por día]. Esto amplia todo, es como si Carmen nunca hubiese dejado de crecer. Hay todavía mil cosas que seguir buscando, pero hace falta trabajar mucho. En esta vida lo que merece la pena es el trabajo, si no hay trabajo no hay nada. Bueno, además puede pasarte la desgracia de Carmen de Burgos. No conozco a nadie que haya trabajado tanto en esta vida, y que venga una hecatombe histórica que acabe con ella. Pero siempre puede resurgir, y aquí estamos para hacerlo posible. La labor periodística ha demostrado su labor de universal. Cuando Carmen muere está recogiendo todos los honores, la buscan para todo. Es la dama de las letras. El reconocimiento en la etapa de su muerte es unánime.
Una de las facetas que me fascina de Carmen es la de traductora. ¿Cuándo aprende Carmen idiomas para traer al castellano a tanto autor bueno del extranjero con obras tan originales en tan diferentes lenguas?
No puedo confirmarlo, pero yo creo que Carmen traduce exclusivamente del francés, que sí domina. Lo que pasa es que es una mujer inteligentísima y cuando viaja, rápidamente aprende. En Italia, cuando investiga a Leopardi aprende italiano, por ejemplo, pero su trabajo de traducción yo creo que es del francés. Se nota en sus giros, dejando los nombres propios originales.
En el tema personal, ¿quién cree usted que es para ella su hermana Ketty, quien la acompaña toda su vida?
Es una figura descomunal, yo tengo pendiente su investigación o que alguien la haga. Yo lo que tengo es una carta de su puño y letra, la carta que le escribe a Ana de Castro Osorio, su gran amiga, escritora portuguesa y que aparece en la biografía. Me emociono cuando la recuerdo... Así como dicen que detrás de un gran hombre está una gran mujer, detrás de Carmen de Burgos está Ketty.
¿Mucho más que Ramón Gómez de la Serna?
Ramón es un capítulo de su vida, pero Ketty es la persona que está siempre en el hogar, sosteniendo el orden, para la hija, para todo, y eso es importante. Hay que rendir homenaje a los grandes personajes y Ketty sería uno.
¿Otro gran pilar para Carmen puede ser su amiga escritora portuguesa, Ana de Castro Osorio?
Ellas son dos mujeres que se reconocen. Ana tiene el mismo problema que ella, sociedades que salen de dictaduras a repúblicas. Desde el año 1915 en el que se conocen, en esos tres lustros se tratan mucho. Ana muere en el 35, también afectada del corazón, están muy presentes la una en la vida de la otra. Ana es el titán portugués, no en la literatura como Carmen, pero sí en la política, la gran mujer de la República portuguesa.
Cuando hablamos de Carmen, al final hay que hablar de Ramón Gómez de la Serna. ¿Cree que a tenor del final apoteósico-doloroso que tuvo su relación [él se lía con su hija durante 25 días en el año 29] podría asegurar que la amó?
¡Por Dios, eso fue un amor sublime! El final de las cosas no debe enturbiar nunca el comienzo de ellas.
Ya, pero sin embargo lo hace.
¿Qué tiene que ver el final, si al final nos morimos todos? Carmen y Ramón son dos personajes que merecen una novela. Si hubiesen sido franceses habría ya películas de ellos, porque es una historia de amor completamente nueva, hecha de una categoría humana por parte de los dos, de un verdadero amor inmenso... Ser capaces de vencer el cerco social... todo estaba en contra de ellos, y su amor se produce apasionadamente, viviendo una vida hermosísima, envidia de todos, escribiendo y viajando, compartiendo la vida, ¡qué más se puede pedir! Siendo Ramón muy mayor y estado casado con Luisa, dice en su obra Automoribundia: Tuve el privilegio de dar con esta mujer... y le profesa toda clase de elogios...
Me deja algo más tranquila, Concha, pero yo no le perdono ese final. Nadie sabe si Carmen los perdonó o no, y si ese esfuerzo titánico lo hizo porque lo necesitaba ella más que nadie. Aunque nunca se recuperó del golpe, de hecho muere poco tiempo después, no llega a tres años.
Sí, eso sí, esa relación la mata prematuramente. El sufrimiento nunca es gratuito.
Usted se ha inventado ‘El Carmencismo’. Gracias a usted hemos conocido a este gran personaje intelectual que fue Carmen de Burgos... [Me interrumpe, rechaza la etiqueta casi enfadada] Pero, Concha, ha desenterrado a Carmen, la ha sacado de los estratos profundos de la historia de este país y la ha puesto a disposición del gran público, llámelo como quiera. Su amor de cuarenta años por Carmen se propaga como una epidemia. España le debe una.
[Me contesta en un tono de derrota que me sorprende] Lo importante es la reparación histórica, pero va a ser relativa. Es mucho tiempo, ochenta y cinco años desde su muerte es mucho tiempo. A lo mejor soy muy pesimista, pero es que hoy ya es otra España.
Me niego a aceptar la evidencia de su aseveración y le pido que me aconseje un libro para que lo jóvenes comiencen a conocer a Carmen a través de su obra. No me quiere contestar, al final de la entrevista descubro el porqué. Es que hoy no se lee, se está con el chat todo el tiempo. Pero sí puntualiza que, cuando busquemos a Carmen, por favor, vayamos más allá de Puñal de Claveles. Verbaliza que está un poquito harta de que sea la única obra que haya trascendido.
En cualquier caso, puntualiza Concha, la enseñanza para los jóvenes de parte de Carmen de Burgos sería: Vivid con las antenas extendidas, pero yo esto no lo veo en la juventud de hoy.
Acabamos nuestra entrevista citando la sentencia de Carmen de Burgos con la que Concha Núñez acaba también su biografía. Empiezo yo: Espero resucitar por la fuerza del libro que no habré podido escribir. Pero está incompleta (prosigue Concha sola). Es una frase muy conveniente en esa época y que sigue así: O por hacer una crónica que un periodista no haya podido hacer, porque yo soy tan periodista como novelista. Es del año 16 de una entrevista del diario El Caballero Audaz.
Amén.
Cuando abandonamos la casa, ya con un pie en la calle, Concha tiene un detalle de la investigadora rigurosa que es. Pregunta a Yani Gálvez por los números de portal que ha tenido el inmueble a lo largo de su historia. Se lleva la mano al pecho y suspira satisfecha. Ahora sabe fehacientemente que ha estado en realidad en el sótano donde Carmen de Burgos, ‘Colombine’, se transformó en mariposa. La que vuelve hoy a intentar revolotear entre nuestras vidas, la que tanta falta nos hace.
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