Más de 100.000 catalanes de origen almeriense están llamados hoy a las urnas. Jesús Gavilán es el presidente de la Casa de Almería en Barcelona, el centro cultural andaluz más antiguo de toda Cataluña. La casa fue fundada por su padre Juan en 1950. Jesús sigue viviendo hoy en el mismo piso de Sants, el barrio al que llegó su padre con 18 años procedente de Cuevas del Almanzora para montar una peluquería. “La fractura social ya se ha producido, gane quien gane perdemos todos”, opina Jesús, que nació en Barcelona y a sus 78 años solo se marchará de aquí “cuando me tengan que sacar con los pies por delante”.
- ¿Cómo hemos llegado a esta situación de fractura social?
- La división social llega con el ‘procés’. Han decidido hacer lo que sea por la independencia, sin saber que es una guerra perdida. Y lo peor de todo es que está dividiendo a las familias. La fractura social se ha producido porque el Estado debió aplicar antes sus poderes para mantener la convivencia. En 35 años de acomodo de la democracia, ha habido fallos, y Jordi Pujol aprovechó la situación. De ahí vienen los problemas de ahora. No se debió ser tan tolerante con el nacionalismo catalán. Ha sido como un niño malcriado al que se le han ido concediendo demasiadas cosas. El distanciamiento en el nivel de convivencia ha sido tan duro que ha llegado a dividir a las familias.
- ¿En su opinión, qué debió haber hecho entonces el Estado?
- Actuar antes. Mira, lo que ha pasado con la lengua, por ejemplo, no lo debió haber permitido. Que nosotros tengamos un territorio donde a tu hijo no se le pueda enseñar el español, porque todo se lo explican en catalán, tanto en los colegios públicos como en los concertados, no puede ser.
- Pero es una lengua cooficial y España es un país con una gran diversidad sociocultural…
- Mira, yo le dije un día a un alto cargo de Almería, cuando me dijo que el fomento del bilingüismo estaba muy bien, que cualquier ladrillo que se le diera al señor Pujol, iba a ser para que construyese la independencia. Y así ha sido. En otros lugares no existía este peligro, pero aquí sí. No hubiéramos llegado a esta situación si el Estado no hubiera hecho esa dejación de funciones durante más de 30 años. Y me refiero a los dos partidos que han estado al frente del Gobierno de España. Tanto el uno, como el otro. En Cataluña se habla tanto en español como en catalán, en el idioma que cada uno quiera. Pero que unos niños estén hablando en español en el colegio, se te acerque un profesor, y te regañe por hacerlo… Esto es intolerable.
- ¿Habla tranquilamente de política en la calle?
- Solo hablo de política con los amigos, en los círculos más cercanos. No hay condiciones para que te puedas expresar con absoluta libertad. La situación se ha enrarecido mucho.
- ¿Qué sensaciones le llegan desde Almería?
- En Almería están preocupados y asombrados porque nunca había pasado algo así en Cataluña. Pero este mismo asombro lo tiene una mayoría de catalanes. Nunca se debió haber llegado a esta situación. Todos tenemos la esperanza de que haya un mínimo de cordura y se resuelva la situación. Yo creo que el Estado tendrá que actuar en el futuro, porque de momento solo parece actuar el poder judicial. No tiene sentido que no se actúe contra unos señores que han roto la convivencia y han robado el dinero público. Que estén por la calle, y ni siquiera hayan sido procesados…
- Algunos están en la cárcel…
- Sí, pero hay muchos otros que no. En la cárcel está una minoría, pero aquí hay muchos que deberían estarlo.
- Hay muchos catalanes que están en contra de este tipo de medidas…
- La mayoría de los catalanes se sienten muy fastidiados porque ven que la imagen de Cataluña se ha venido abajo tras romperse la convivencia. Este es el problema real. El problema económico es posible que se resuelva más rápido, pero el de la convivencia tardará mucho en resolverse. Y eso es muy doloroso.
- Ha hablado usted de corrupción. ¿Hasta qué punto han influido los casos de corrupción que acechan a la antigua Convergencia en el impulso del 'procés'?
- El nacionalismo catalán moderado no tenía pensado meterse en este fregado del independentismo. Si lo han hecho, ha sido para intentar salvar la situación de los Pujol en la cárcel. Está claro que el caso del “tres per cent” está detrás de la decisión de la antigua Convergencia de apoyar al independentismo. Este proceso se ha acelerado por esa razón, para tapar la corrupción. Y ahora los independentistas se sienten frustrados porque ven que se les ha metido en una empresa que no tenía salida. Cataluña es muy dependiente de España, la mayor parte de sus ventas está en manos del resto de los españoles, y si ellos deciden irse, se quedan sin clientes. Hay muchas empresas que están hoy apuradas porque no venden lo que vendían antes en el resto de España.
- ¿Qué espera de las elecciones que se celebran hoy?
- Yo creo que habrá sorpresas. Mucha gente va a votar a los partidos constitucionalistas. Yo personalmente quiero vivir como catalán, español y en España. No quiero la separación. Tras el procés he visto cómo muchas familias y amigos han dejado de hablarse. Tengo amigos que tienen prohibido hablar en su casa de política porque se pelean. Y conozco un caso que es tremendo. Me encontré con un vecino al que aprecio el otro día, y le pregunté qué tal estaba. Y me dijo que mal, que se estaba divorciando. Me sorprendió, lleva casado 22 años y por la puta política se van a divorciar.
- ¿Qué pasos cree usted que deben darse para propiciar la reconciliación?
- No tengo ni idea. Actualmente no lo veo bien. Gane el sí o gane el no, perdemos todos. Da igual, perdemos todos. Y eso es jodido. La fractura social ya se ha producido, la gente tiene pánico.
- Una conclusión muy dura…
- La conclusión a la que yo he llegado es que la gente no está tranquila. Porque no ve un final bueno. Porque todo aquél con el que hables, te dirá que ya gane el sí o gane el no, el daño está hecho. Hemos vivido momentos muy difíciles. Durante la semana de la convocatoria del referéndum, los bancos Sabadell y Caixabank sacaron miles de millones de euros de pequeños ahorradores. Nunca pensé que en Sants, en mi barrio, vería colas en los cajeros sacando dinero hasta agotarlos. Y eso ha pasado aquí.
- ¿También usted entró en pánico?
- Pues la verdad, yo oía por televisión hablar de la cuenta espejo. Y yo no acabé de entender qué era eso. Fui a mi banco y le pregunté a la directora: oye, ¿qué es eso de la cuenta espejo? Y me explicó que si hay un corralito en Cataluña, que es difícil pero que podría llegar a ser, y tienes el dinero aquí, en Barcelona, te lo pueden boquear. Pero que si el dinero está fuera de Cataluña, no te lo pueden tocar. Y como buen español, y cobarde que soy, porque ya tengo muchos años para ser valiente, llevé mi dinero a Madrid. Mira… ya pueden hacer el corralito si quieren. Y esto lo ha hecho mucha gente. Y yo, también.
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