"Hay que devolver a la Naturaleza lo que le hemos quitado durante 50 años"

El Poniente almeriense se ha lanzado de cabeza al ambicioso proyecto de recuperar los acuíferos, incluso limitando los nuevos regadíos, o buscando agua allí donde la haya. Manuel García Quero es la mano que mece esa cuna que apunta futuro.

Vino al mundo en Guardias Viejas un 31 de diciembre de 1950. Al nacer dio en la báscula algo más de cinco kilos. No permaneció mucho tiempo en su localidad natal porque la familia, dedicada durante generaciones a la agricultura, se trasladaría pronto a El Ejido, que empezaba a despuntar en la nueva agricultura.

A pesar de ello su Guardias Viejas natal permanece en su memoria y reflexiona sobre algunas de las paradojas de una localidad que, a pesar de ser uno de los primeros núcleos de población de en España “nunca tuvo un bar, ni una barbería”. Sin embargo “siempre tuvo escuela y eso, quieras que no, imprime carácter”.

¿Esto de la agricultura se lleva en la sangre o se aprende?
En mi caso viene de antiguo porque mis abuelos, mis padres, mis antepasados vivieron siempre de la tierra. Primero en Guardias Viejas, luego en El Ejido. Las generaciones anteriores se dedicaban al parral, las uvas que tanto dieron a Almería; luego llegaron los tomates y, poco a poco, fueron incorporando otros productos.

Y entonces llegaron los invernaderos...
En el caso de mi familia fue a principios de los años setenta, cuando empezaban a verse los primeros por el Campo de Dalías. Era como una promesa de tiempos mejores, una esperanza para quienes tanto pelearon con estas tierras resecas.

¿Fue su inicio en el mundo de la agricultura intensiva?
No, porque yo quise estudiar y acudí al Instituto de Almería y luego al Colegio Diocesano para el bachillerato y la reválida. Después el preuniversitario en Granada y el ingreso en la Universidad, en un curso que se llamaba Selectivo. Pero no duró mucho porque ese año Franco declaró el estado de excepción y cerró la Universidad, y ahí acabó mi carrera. Vuelta a la tierra y los primeros pasos en la nueva agricultura…

¿Usted ha vivido siempre en el ojo del huracán, no?
Un poco si, porque tenía inquietudes políticas y sociales, y porque tuve la suerte de conocer y compartir vivencias con el que considero mi maestro, Antonio Muñoz Zamora, que me marcaría profundamente. También a otros dirigentes comunistas como Antonio Sáez. Ahí empezó una larga trayectoria política que fue virando con el tiempo y la experiencia hacia la socialdemocracia, que concibo como la alternativa más inteligente en el proceso de construcción de una sociedad y para que las personas se desarrollen con mayor autonomía, más libertad y más conocimiento.

¿El tiempo marcó la evolución de la trayectoria política almeriense?
En los años setenta se decía que para ser un buen demócrata primero había que ser comunista, o socialista. Ese camino era lo normal en la izquierda, es el proceso que se hizo lógico en la búsqueda de referentes y de ideologías.

¿Todo ello sin dejar la agricultura como sustento?
La referencia de la tierra estuvo siempre presente, el trabajo en el invernadero. Y desde mediados de los setenta entré en los primeros proyectos del cooperativismo, entendido como una forma de participación directa en las decisiones que nos importaban a los agricultores. Y así fui miembro fundador de UAGA (la actual Coag) porque siempre fui consciente de la importancia de pelear por la gente del campo. Estuve presente en la creación de Coexphal, y de hecho formo parte de su acta fundacional.

**La entrevista completa, en la edición impresa de La Voz de Almería.