El arte y la tecnología, los dos mundos que intenta unir Gonzalo Moyano

Hoy está inmerso en su contribución a un proyecto teatral, `El idealista`, que se estrena el día 18 en Clasijazz

Gonzalo Moyano, junto a la estructura creada para la obra ‘El idealista’.
Gonzalo Moyano, junto a la estructura creada para la obra ‘El idealista’.
Remedios Fernández
14:45 • 12 feb. 2018

Tecnología aplicada al arte, a ese otro lenguaje con el que intentamos explicarnos el universo en que vivimos, y a nosotros mismos. Desarrollo, búsqueda de soluciones específicas para detalles artísticos, enriquecimiento de los léxicos que manejamos para crear, trabajar, vivir.




Gonzalo Moyano hace una pausa. “Creo que la ventaja que tengo es que, siendo programador de toda la vida, no temo meterme en el processing...”, dice al cabo, “y de ahí extraer soluciones gráficas...”. Su trayectoria vital lo ha llevado a moverse en este terreno en el que se unen las distintas disciplinas creativas actuales. Es programador, maker, artista, fundador de proyectos.




Gonzalo es argentino, del 77, y estudió Análisis de Sistemas y Programación en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Cuando surgieron las páginas web comenzó de autodidacta en internet, y a hacer sus propios diseños gráficos para complementar el código de sus sitios web. “Una vez un compañero me confesó que creía que yo era un diseñador gráfico que sabía programar. ¡Y es al revés!”.




Con el tiempo se vino a España y, después de trabajar “en empresas y proyectos muy tochos, en Madrid y Barcelona, como programador”, un día llegó a Almería. “Mi abuelos eran de Níjar y de Berja, y mi madre nació en Barcelona, por la emigración”, dice. “Vine a conocer un poco la familia, y esto me encantó”. Luego cayó la burbuja de internet, allá comenzaron a flaquear los trabajos..., y un día, hace unos 17 años, se decidió a asentarse en estas tierras.




Conceptos
Gonzalo está hoy inmerso en su contribución a un proyecto teatral, ‘El idealista’, que se estrena el 18 de febrero en Clasijazz. “Es una obra de unos amigos que me han dejado colaborar”, explica. “Primero les hice una coreografía un tanto improvisada para una presentación, y me di cuenta, tal vez por mi bagaje tecnológico, de diseño, y mi afición al mundo maker, que lo que necesitaban se podía representar conceptualmente en una estructura”.




Así que comenzó desarrollarla, con madera y una estructura metálica detrás para sostenerla. “Es una representación conceptual relacionada con la obra, no un mero aspecto decorativo”, dice. “Tiene un sentido. De hecho, cada celda de esta estructura tiene un plástico transparente para ver al actor que está dentro”.




“Y luego, evidentemente, hay una gran carga conceptual en las imágenes que se proyectan, en los colores, en los tiempos…”, añade. “Hay unos ritmos que, además de simplemente sincronizar, marcan una emoción”.




Miembro del colectivo HackLab Almería, del Pymiento Project y de innumerables iniciativas, Gonzalo tiene claro que seguirá colaborando con artistas. “Y dentro de unos meses comenzaré con un proyecto personal, ‘Huérfanas Studio’, donde desarrollaré una línea de trabajo maker y tecnológica”, dice. “Por ejemplo, máquinas de escribir u ordenadores antiguos transformados en aparatos musicales...”. Tecnología y arte, en fin, la unión de dos mundos.



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