Emociones... algo de lo que apenas se hablaba hace unas décadas y que ahora forma parte de una de las “patas” que se tocan en psicología o en la propia educación. De hecho, la Universidad de Almería ha dedicado su “Semana de la Psicología” a las “Emociones como clave del ser humano” y con tal motivo la conferencia plenaria de estos días corrió a cargo ayer de Pablo Fernández Berrocal, Catedrático de Psicología de la Universidad de Málaga, director y fundador del Laboratorio de Emociones de la Universidad de Málaga y codirector del Master de Inteligencia Emocional de esa Universidad y, como no, abordó “El arte y la ciencia de percibir y expresar emociones” para reflejar los cambios que se han producido, y es más, que deben producirse en un futuro.
Avances
Se ha ido avanzando, aseguró Fernández, porque se ha producido “un cambio en los últimos veinte o veinticinco años”. A través de la divulgación “la gente se ha dado cuenta que para tener por ejemplo éxito profesional además de ser inteligente, que es importante, no es suficiente” porque si esa inteligencia “no van acompañada de habilidades sociales y emocionales no tendrás tanto éxito profesional como el que sí las tiene”.
Por todo ello, desde un grupo generalizado de psicólogos se apuesta por incluir “lo antes posible” en el sistema educativo esa formación ya que “se ha mostrado que si se hace esa formación lo antes posible en el sistema educativo mejores serán los resultados. Es como aprender idiomas, cuanta más edad tengas más tiempo te requerirá aprenderlo”. Otra justificación para esa inclusión pasa porque el sistema educativo y la universidad “se centran en el desarrollo de los aspectos cognitivos e intelectuales y esa inteligencia o habilidades emocionales se dejan que sean espontáneas”.
Gestionar las emociones
Pero surge la duda. Una duda “razonable” y que nos lleva a preguntarnos si hoy por hoy ‘sabemos gestionar esas emociones’. Para el Catedrático malagueño “la Inteligencia Emocional iría de cómo percibimos y expresamos las emociones. Y cómo las comprendemos, no tanto las nuestras, sino las de otros. Y cómo las gestionamos o regulamos ese asunto y poder pasar de estar desanimado, por ejemplo, a poder estar en un ámbito positivo”.
Muy emocionales
Para Pablo Fernández Berrocal “España es un país muy emocional, pero no con inteligencia emocional” así que se debe trabajar en este aspecto ya que “si lográramos convertir esa alta emocioanlidad en una gestión inteligente seríamos lo más...”
¿Y el futuro? Pues ya parece haber comenzado una 'revolución emocional' que empieza por la individual pero, no seamos ingenuos, “debe ir al sistema educativo y a las organizaciones”. Por ejemplo, Facebook “está dando un giro y podemos hablar de grupos o empresas con inteligencia emocional donde se escucha a las personas porque la propia estructura de esa empresa garantiza que se escucha a todas las personas. O cuando se ve emocionalidad negativa pues trabajar para resolverlo. Claro que hay conflictos, porque la vida está lleva de conflictos con nuestros compañeros, hijos, pareja... cuanto más conflicto hay más disminuye el rendimiento y ese aspecto tiene efectos en la productividad porque aumenta el absentismo o las bajas laborales”, alertó Fernández.
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